viernes, 27 de marzo de 2009

La Ronda #10: Confesiones cerveceras

Último viernes del mes, ya está aquí La Ronda. En esta ocasión los amigos de la Logia Cervecera son los encargados de invitar, proponiendo un tema bastante pícaro e informal:

¿Cual es tu confesión cervecera? ¿Que hiciste en tu vida o que seguís haciendo que te avergüenza como fanático de la cerveza?

Esta divertida propuesta auguraba unas confesiones hilarantes y así ha sido por lo que he podido leer en los blogs cerveceros. Por mi parte no hay muchas confesiones, pero algo puedo contar.

Para comenzar, comentar algo que he visto que repiten muchos de los amigos cerveceros en sus confesiones (lo cual he de decir que me alivia), que es la cantidad de cerveza “imbebible” que tomamos para el día a día. Las cañas de San Miguel o Mahou, el botellín de Estrella o la botella de litro de Steimburg son muy habituales en mis salidas nocturnas, y la cosa es que no me tortura la idea de que estoy cometiendo un vil atentado al paladar, aunque no deje de pensar que podría estar tomando algo muchísimo mejor. Pero como bien ha dicho Andrés, de Culturilla Cervecera: “son días en los que lo que prima no es la cerveza, sino la compañía”.

Hice algún que otro experimento cuando comencé a probar variedades cerveciles. Recuerdo que una vez acabé con unos amigos en un bar, terminando ya la noche, y pedimos unas Franziskaner. Uno de mis amigos compró unos polos pequeños con formas y colores curiosos llamados fantasmikos, por lo que nuestra mente alquímica nos hizo untarlos en la cerveza. Esa profanación quedó marcada en la historia, aun lo recordamos al ver estos helados.

En cuanto a mezclas, de vez en cuando tomo con unos amigos la que llamamos “Jarra de Pitt”, consistente en una jarra de lager con un chupito de bourbon sumergido en ella. Algo curioso que no sabe nada mal.

Finalmente recordar los años en los que empezaba a vivir las primeras grandes juergas, y pedíamos vasos enormes de cuatro o diez litros de cerveza, en los que al final quedaban las babas de todos los del grupo. Beber por beber, tremendamente divertido.

Espero que el Monje Negro de la Logia nos absuelva de nuestros pecados. Salud y hasta la próxima.


2 comentarios:

Pivní Filosof dijo...

El chupito sumergido en el vaso de cerveza es un clásico en un par de países, en Alemania se llama u-boote y creo que lo hacen con rum (no del verdadero) o algo parecido y acá en Chequia se llama zelené oko (ojo verde) y se hace con licor de menta (algo que nunca probé, gracias)

Anónimo dijo...

En México hacemos lo mismo pero con un chupito de Tequila