MODELO: The Orkney Dragonhead
ESTILO: Stout (4% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Escocia
CARACTERÍSTICAS: La cervecera escocesa Orkney es una de mis debilidades, y no pierdo ocasión de beber sus elaboraciones. Por este motivo cuando vi varias de sus referencias en las estanterías de La Vinoteca aproveché para pillar unas cuantas, que han ido cayendo a lo largo de los últimos meses. Dragonhead era una de las pocas que no había probado hasta la fecha, y se trata de una Stout de corte clásico, con lúpulos Challenger e East Kent Goldings y tan sólo 4º de alcohol. Me pareció un acompañamiento estupendo para ver una película durante una lluviosa tarde de Domingo, aunque mi elección, Días sin Huella (imaginativa traducción de "The Lost Weekend"), no sé si es la más apropiada para el consumo de alcohol.
En vaso de pinta luce un negro brillante, impenetrable por la luz, cubierto por una cremosa capa de espuma muy abundante, sobretodo para lo que suele ser habitual en las Stout británicas, de color beige marronáceo. En nariz resulta exquisita, una bomba de cacao que se combina con caramelo y sirope de chocolate, dando un aroma denso, untuoso y, sobretodo, muy agradable. De fondo queda regaliz negro, algo de grano de café y torrefacto, y suaves toques de frutas oscuras, adornado con un punto de lúpulo británico y especia. Pinta bien, y no espero sorpresas.
Es poco el alcohol que tiene esta Stout, sin embargo en boca se presenta rebosante de sabor. De cuerpo medio y textura sedosa, delicada, entra con grano tostado, café y torrefacto en grandes cantidades, también intensas notas de frutos secos, y más suave regaliz negro y frutas del bosque. Avanza calmada pero con paso firme, se acentúan los tostados y el café, alcanzando incluso un ahumado ligero. Final de amargor medio, con cacao, café, torrefacto, grano, algo de pimienta y un soplo medido pero muy evidente de lúpulo herbal. Sin ser tan espectacular como otras cervezas de la marca, se trata de una Stout de corte clásico con un nivel muy alto: sabor intenso, y tan equilibrada y fácil de beber que el medio litro se hace escaso. A por ella sin miedo.
En vaso de pinta luce un negro brillante, impenetrable por la luz, cubierto por una cremosa capa de espuma muy abundante, sobretodo para lo que suele ser habitual en las Stout británicas, de color beige marronáceo. En nariz resulta exquisita, una bomba de cacao que se combina con caramelo y sirope de chocolate, dando un aroma denso, untuoso y, sobretodo, muy agradable. De fondo queda regaliz negro, algo de grano de café y torrefacto, y suaves toques de frutas oscuras, adornado con un punto de lúpulo británico y especia. Pinta bien, y no espero sorpresas.
Es poco el alcohol que tiene esta Stout, sin embargo en boca se presenta rebosante de sabor. De cuerpo medio y textura sedosa, delicada, entra con grano tostado, café y torrefacto en grandes cantidades, también intensas notas de frutos secos, y más suave regaliz negro y frutas del bosque. Avanza calmada pero con paso firme, se acentúan los tostados y el café, alcanzando incluso un ahumado ligero. Final de amargor medio, con cacao, café, torrefacto, grano, algo de pimienta y un soplo medido pero muy evidente de lúpulo herbal. Sin ser tan espectacular como otras cervezas de la marca, se trata de una Stout de corte clásico con un nivel muy alto: sabor intenso, y tan equilibrada y fácil de beber que el medio litro se hace escaso. A por ella sin miedo.
NOTA: