sábado, 1 de mayo de 2010

La Ronda #23: Reclamos cerveceros

Este mes invitan a la Ronda los amigos de la Logia Cervecera, y con algo de tardanza nos sumamos a las opiniones al respecto del tema que proponen, que es el siguiente:
¿Qué actitud tomar cuando uno va a un bar y desembolsa una buena cantidad de dinero para disfrutar una buena cerveza y lo que le sirven no está en buen estado? ¿O bien no es el producto que uno jura y recontra jura que venía tomando y ya no es lo mismo? ¿Reclamamos? ¿Nos quejamos? ¿Hacemos tripas corazón y nos tomamos hasta la última gota jurando nunca más volver pero sin decir palabra alguna? Y en caso de que uno se haya quejado... ¿cómo fue la reacción del lugar? Nos cambiaron la cerveza por una que si estaba bien? ¿Nos dijeron que es lo que hay y a otra cosa? ¿Nos dieron explicaciones raras de por que la cerveza debería ser así? En concreto: Si no te gusta la cerveza de un bar, ¿que actitud tomás? En caso de reclamar, ¿cual fue la actitud del comercio?
Como otros compañeros bloggeros, he tenido la suerte de no encontrar cervezas en mal estado en los bares que habitúo. No obstante, hablaré de la cerveza de barril que sirven en la cafetería de la Universidad, ya que la calidad de ésta ha conseguido que no vuelva a pedir cerveza en este lugar (y hasta hace muy poco, la alternativa cervecil eran botellines de Heineken). Todo iba bien hasta hace un par de años, cuando pedimos unas cañas y resultaron estar verdaderamente malas. Lo dejamos como un hecho aislado, pero más adelante volvimos a probar, y la cerveza continuaba teniendo un sabor infame. Tenemos cierta confianza con las camareras de la cafetería, y al decirles que la cerveza estaba mala, nos comentaron que era probable que ese barril estuviera en malas condiciones. Sin embargo, la última vez que volví a probarla, seguía igual de intomable, y la respuesta de las camareras fue que "había que aguantar". De haber ocurrido esto mismo en un bar fuera de la universidad, donde no se tiene al estudiante por un peón que debe soportar lo que le echen, hubiese reclamado sin dudarlo. Por supuesto, tratándose de una cafetería universitaria tampoco voy a pedir privilegios, por lo que simplemente he dejado de tomar cerveza en este lugar.


Escrito por Embracing Darkness:

Interesante Ronda tenemos para este mes, por poco no acudimos por puro despiste pero finalmente, aunque nuestra respuesta sea un tanto apresurada y la publicación in extremis (o incluso, admitámoslo, con unas horas de retraso), participamos.

Si el producto no está en buenas condiciones quizá reclamar no es la palabra exacta, sino que más bien se lo comento al dueño del negocio. No estoy dispuesto a discutir con nadie por 2 o 3 euros, así que si decide cambiarme la bebida perfecto y no tengo ningún problema en volver a ese establecimiento más adelante, puesto que un problema de este tipo le puede pasar a cualquiera; y si se envalentona e insiste en que tengo que pagar la bebida, lo hago pero no vuelvo a pisar el bar, y por supuesto no me corto a la hora de comentar a la gente lo sucedido. A esto solo añadiría una excepción, y es cuando te sirven una cerveza en mal estado, mencionas lo sucedido al camarero y este encima te trata con chulería y mala educación, en ese caso me levanto y me voy, solo faltaría que hubiese que pagar para que te falten al respeto.

Por suerte, no he tenido que sufrir demasiadas veces este tipo de situaciones pues el servicio de los locales que frecuento suele ser bueno, pero sí que me ha pasado fuera de Zaragoza alguna vez, y la verdad es que te deja de mal humor durante un buen rato.


viernes, 30 de abril de 2010

Lluna Bruna

MARCA: Lluna
MODELO: Lluna Bruna
ESTILO: Brown Ale biológica (4'8% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: España

CARACTERÍSTICAS: De vuelta por casa, he desempolvado las cervezas Lluna a las que había dejado un momento a parte, debido al pequeño cargamento de cervezas alemanas que me había traído del viaje a Berlín. Tenía muchas ganas de abrirme una de las cervezas que Pau (de Lupuloadicto), nos envió a Embracing y a mí (de nuevo muchas gracias, caballero), y por azar, he decidido empezar con la Lluna Bruna. Diré que tengo en mi posesión la Bruna y la Negra, mientras que Embracing se quedó con la Lluna y la Morisca (resolución de una peliaguda partida de poker).

Estas cervezas artesanales vienen de la mano de Bodega Artesana, una empresa valenciana que se dedica a la fabricación de cervezas ecológicas elaboradas únicamente con malta y trigo proveniente de cultivo ecológico (Pau habló de la visita a Bodega Artesana en su blog). Lo cierto es que me resulta muy fascinante probar un producto de estas cualidades, acostumbrado al mundo industrial cervecil español. Una cerveza artesanal de estas tierras es llamativa, cuanto menos.

Pues a lo que vamos. La Lluna Bruna se presenta con un color marrón claro y una capa de espuma blanca cremosa y burbujeante. Deja ver a la cabeza del vaso una elevada carbonatación, aunque se escuda tras una capa turbia en el recipiente. Su aroma es muy frutal, con presencia del plátano, la malta y un leve toque acaramelado. El sabor cumple, dejando una buena sensación de matices frutales algo ácidos, con una mezcla dulce y amarga que pierde intensidad al final. Tras unos tragos se torna levemente agria, aunque eso no impide que pueda continuar disfrutándola. Finalmente, aparecen unos posos en el fondo del vaso, resquicios de la levadura.

Bastante buena, aunque esperaba otros matices de una Brown ale.

NOTA:

miércoles, 28 de abril de 2010

Beate Uhse 69 Popp-Bier

MARCA: Beate Uhse 69 Popp-Bier
MODELO: Beate Uhse 69 Popp-Bier
ESTILO: Pale Lager con Muira Puama (4'8% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Alemania

CARACTERÍSTICAS:
Y una pequeña sorpresa que me traje del viaje a Berlín, en la parada del Museo Erótico Beate Uhse, el museo erótico más grande del mundo. Con el convencimiento de que estaba comprando más una curiosidad que una buena cerveza, me hice con un ejemplar en un quiosco al lado del museo, por la cantidad de 2'30€.
Por desgracia o por acierto, la cerveza que contiene viene fabricada por la Flensburger Brauerei (Embracing hizo su análisis de la Flensburger Pilsener), por lo que poco podremos encontrar de exótico, más allá del nombre, la etiqueta y las leyendas que cuentan sobre su condición de afrodisíaco (afirma que contiene Muira Puama, un afrodisíaco amazónico). Me inquieté un poco al leer en alguna página que esta cerveza contenía un porcentaje de viagra, pero tras buscar más a fondo y haberla bebido, puedo afirmar de primera mano que de viagra no tiene nada.

La cerveza en sí me sorprendió al beberla, pues esperaba un producto muy malo, pero me encontré con una bebida bastante aceptable. Es de un color amarillo cristalino, en el que se vislumbran cientos de burbujas subiendo hacia una capa de espuma blanca poco duradera. Desprende un aroma maltoso, algo acaramelado y con cierto toque afrutado, que se entremezcla con el matiz herbal. En la boca estos atributos toman más presencia, destacando el maíz y la malta, un leve apunte de cáñamo y un final amargo y seco bastante agradable. Su 4'8% de concentración de alcohol completa el trago, tomando la justa presencia.

Lo cierto es que tiene un sabor mejor de lo esperado, que aunque no lo convierte en una cerveza excepcional, deja ver más allá de su erótica etiqueta.

NOTA:

lunes, 26 de abril de 2010

Ursus Premium

MARCA: Ursus
MODELO: Ursus Premium
ESTILO: Pale Lager (5% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Rumanía

CARACTERÍSTICAS: Ursus Premium, "regele berii în România", título muy apropiado porque es, con diferencia, la cerveza más consumida en el país, al menos en la región de Transilvania que es donde se elabora. Se fundó en 1878 en Mănăştur, ahora parte de Cluj-Napoca, fue nacionalizada por el régimen comunista ceaucescano y en los 90 se volvió a privatizar, siendo absorbida (como no) por SABMiller. De los modelos que elabora el mejor con diferencia es Ursus Black, pero por algún misterioso motivo no hice reseña de ese sino de su lager, bastante menos interesante.

Esta es una cerveza dorada transparente, de carbonatación tan leve que tan apenas se puede ver alguna burbuja subiendo hasta una consistente capa de espuma blanca que, por supuesto, dura instantes. El aroma es tan intenso como aburrido, bastante dulzón, con clara prevalencia de malta y suaves puntos cítricos, probablemente algo mantequilloso. Nada refrescante, más bien denso, no parece invitar a beber.

El sabor también tiene bastante carácter pero no destaca en absoluto, es algo lineal, de nuevo domina la malta dulce, y se añade un gusto cítrico que limita el dulzor hacia el final del trago, dandole un punto de acidez refrescante. Con cuerpo, de amargor consistente, desemboca en un final largo, efervescente, con notas de limón y un mínimo punto de amargor. Se pueden beber unas cuantas sin ningún esfuerzo, como todas las cervezas rumanas que he comentado, pero no encuentro ningún motivo para beber esta marca o cualquier otra, las diferencias son mínimas.


NOTA:

viernes, 23 de abril de 2010

Tuborg Christmas Brew

MARCA: Tuborg
MODELO: Tuborg Christmas Brew
ESTILO: Dunkel Lager de Navidad (5'6% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Dinamarca

CARACTERÍSTICAS: La cervecera danesa Tuborg, propiedad de Carlsberg desde 1970, fue fundada por Carl Frederik Tietgen en Copenhague en 1873. Es una marca ampliamente distribuida por todo el mundo y sin embargo por motivos que desconozco es muy poco habitual encontrarla en España, de hecho ha sido en Rumanía donde he probado por primera vez dos de sus modelos, la lager básica y la edición navideña, que es la que voy a comentar hoy.

Servida tiene un aspecto muy atractivo, con un llamativo color cobre rojizo y una buena capa de espuma blanca, aunque fugaz. Sin embargo, y como me temía antes de probarla, los peros empiezan ya con el aroma, que es extremadamente suave y se aprecia casi exclusivamente malta tostada bastante dulzona y caramelo, con una intensidad mínima además. Luego se pueden sacar lúpulos herbales, recuerdos de pino, azúcar quemado y un levísimo toque picante, pero con grandes dificultades y mucho empeño.

El sabor comienza con marcadas notas picantes, tostados y caramelo, en este caso con una fuerza adecuada pero por desgracia con un cuerpo demasiado leve, más aún si esto pretende ser una cerveza de Navidad. La base está formada por malta caramelizada, que se presenta de forma delicada, aderezada por especias picantes y unas claras notas herbales que conducen a un final largo, lúpulado, de amargor importante. No sabe mal esta cerveza ni supone un suplicio beberla, es más entra con bastante facilidad, sin embargo tiene una falta de carácter que le hace estar muy por debajo de sus posibilidades.

NOTA:

jueves, 22 de abril de 2010

Lobkowicz Baron Urböhmisches Schwarzbier

MARCA: Lobkowicz
MODELO: Lobkowicz Baron Urböhmisches Schwarzbier
PAÍS DE ORIGEN: República Checa

CARACTERÍSTICAS:
La Lobkowicz Brauerei se estableció en Vysoky Chlumec en 1466 y la familia Lobkowicz (de gran tradición cervecera) se hizo con los derechos de propiedad en 1474. La producción fue interrumpida en 1939, cuando la fábrica de cerveza fue confiscada por los nazis, y la familia Lobkowicz se vio obligada a exiliarse a Gran Bretaña. Después de la Segunda Guerra Mundial los comunistas se apropiaron de la fábrica. En 1992 la cervecería fue devuelta a la familia Lobkowicz, y William Lobkowicz se hizo cargo de la gestión de los activos de la familia en la República Checa.
Esta cervecera exporta además tres tipos de cerveza: Lobkowicz Prince, Lobkowicz Knight y Lobkowicz Baron.

Lobkowicz Baron Schwarzbier es uno de los ejemplares espumosos que me traje de mi último viaje a Berlín. Comprada en un supermercado por menos de un euro, no imaginaba que superaría mis espectativas. Pero me equivoqué.

Esta schwarzbier es de un color marrón inmensamente oscuro, opaco y brillante, sobre el que reposa una elegante capa de espuma beix que no dura excesivamente. En el vaso permanecen un sin fin de burbujas pequeñas, pese a no mostrar una carbonatación demasiado elevada. Se impone un aroma a malta torrefacta, con dejes de café y caramelo, que preparan un trago prometedor. De sabor dulce y refrescante, de nuevo destacan los tintes dulces acaramelados y malteados, que riñen con un amargor herbal al final del trago. Deja la boca levemente seca, con un recuerdo del final amargo muy agradable. A cada trago me sorprendo de lo absolutamente agradable que se me hace esta cerveza oscura, e intento recordar si no me habré equivocado al pensar el precio.

Una de las pocas botellas que pude incluir en la maleta, que sin duda ha merecido la pena.

NOTA:

miércoles, 21 de abril de 2010

Visita a la San Miguel, en Burgos

El pasado lunes hice una visita a la fábrica San Miguel de Burgos, con razón de una salida cultural preparada para una de las asignaturas de la Universidad. San Miguel no es una cerveza que me entusiasme, pero la visita a una de las fábricas de cerveza más grande de España es razón de más para esperar la fecha con entusiasmo. La única fábrica que había visitado era la de Guiness, en Irlanda, cuando contaba con unos tiernos quince años, sin el interés que hoy me suscita este tema. La visita prometía un recorrido por la fábrica, el descubrimiento de un secreto relacionado con Atapuerca, y una degustación final.


Formábamos un grupo que completaba la docena de personas, alumnos y profesores, y fuimos recibidos por la encargada de las comunicaciones de la empresa, una mujer simpática. Nos recibió con un vídeo que ensalzaba las virtudes y el recorrido histórico de la empresa San Miguel, sus logros y la evolución de su cerveza, hecho con una producción envidiable que me recordó a las mejores películas propagandísticas de la UFA.


Tras un breve vistazo a cuatro vitrinas que contenían los cuatro ingredientes fundamentales (adivinad cuáles), pasamos a visitar la fábrica. Recorrimos las oficinas de investigación, el laboratorio y la sala de desarrollo, mientras la guía nos iba definiendo los ingredientes para elaborar cerveza, poniendo especial énfasis en las cepas propias de levadura y las maltas y lúpulo fresco con el que hacen su cerveza. La primera parada obligatoria fue en la “sala de cocción”, un lugar que olía a pueblo en plenas fiestas, donde nos habló del proceso de elaboración de la San Miguel:
“Se tritura el grano de malta y se mezcla con agua, obteniendo una sustancia denominada mosto. Los restos de la malta que no se han mezclado bien son desechados, y se denominan bagazo. Este bagazo se lleva a las granjas, y es utilizado como condimento alimenticio con el pienso de los animales. El mosto se calienta, y cuando llega a 80º, se añade el lúpulo. Cuando se lleva a ebullición la mezcla, a los 100º, se cuece y se añade la levadura, para dar paso a lo que se podría denominar cerveza. Pero todavía tiene que atravesar una serie de controles para poder ser embotellada. El agua es un 99,9% reutilizada (e hizo alusión a ese 0,1%, que tienen como una espinita clavada), y hacen lo posible por adecuarse a las demandas ecológicas del mercado, de modo que al parecer, contaminan muy poco”.

Después nos mostraron los tubos filtradores y las desalcoholizadoras, explicándonos que debido a la demanda de cerveza sin alcohol tenían que haber añadido un nuevo depósito el doble de grande. Nos comentó que la 0,0 manzana se hacía con zumo de manzana, añadiéndolo directamente a la cerveza en el tanque.


Tras la visita a las descervecizadoras, pasamos a la zona de envasamiento, ya que las bodegas eran inaccesibles en ese momento (un pequeño inconveniente), y me sorprendí con el tamaño, la velocidad y la cantidad de cerveza que salía de esas máquinas. Miles de litros por minuto, a toda velocidad iban atravesando cintas transportadoras, envasados en latas y botellas. Para visitar esta zona nos tuvimos que poner gafas, lo que me extrañó, pues tan solo un par de operarios las usaban ahí dentro, mientras que el resto estaba expuesto a las innumerables invasiones malignas que sus ojos podrían recibir.


Los barriles, de 10, 20 y 50 Litros, eran desinfectados y llenados a toda velocidad, para finlmente amontonarlos en cajas. El recorrido de las latas era más fascinante, comenzando con el recipiente vacío y sin tapa, atravesando rigurosos controles de calidad, siendo limpiados, llenados, tapados y de nuevo revisados, para finalmente ser separados en packs de seis, embalados y amontonados. Las latas que no pasaban el control eran desechadas, con cerveza y todo.


Las botellas experimentaban un recorrido similar, aunque estaban separadas en dos grandes estancias. En la primera usaban botellas no recicladas, para venta directa al consumidor. En ese momento se veía cómo llenaban botellas de San Miguel Selecta, y cómo unas graciosas máquinas las empacaban en cajas de doce cervezas. Hasta 40.000 cervezas a la hora.
La otra sala utilizaba botellas recicladas, y podía procesar hasta 80.000 cervezas a la hora. Haciendo cuentas te llevas las manos a la cabeza. En esta estancia se procesaba cerveza Mahou, y la guía incidió en la idea de que era cerveza distinta que la San Miguel, que no provenían de los mismos tanques. Lógico.

Terminando la visita, nos llevó ante una sala en la que se hallaba una excavación de lo más pintoresco, de la que no revelaré nada por si el lector va de visita a esta fábrica, ya que es una sorpresa. Finalmente, el tan ansiado tentempié nos esperaba sobre dos mesas en la cafetería de la fábrica: patatas, frutos secos, pinchos de tortilla (una merendola en toda regla), dos enormes champaneras llenas de diversos estilos San Miguel (aunque la mayoría eran 0,0 manzana y 0,0 a secas), y un pack de seis San Miguel Selecta (lo más atractivo de esa selección). Me agencié una de estas, una 1516 y una San Miguel Eco, por curiosidad (apunté algunas cosas, en su momento hablaré de estas cervezas).
Como ”broche de oro” la guía nos instó a probar un maridaje: Mahou Negra con chocolates. La idea era buena, de no ser porque era rematadamente absurdo maridar una cerveza tan insípida y metálica como la Mahou Negra con unos chocolates puros 90% que nos ofrecían. La guía insistía en que experimentásemos la unión de sabores, pero con esa cerveza no había manera.


Para finalizar, le pregunté si San Miguel tenía a la vista algún proyecto de sacar al mercado una cerveza de trigo (debido a las “últimas tendencias” de otras cerveceras españolas, como las cervezas de trigo de Damm o Ambar), pero me dijo que de momento no era factible, que estaban en proceso de sacar algo con sabor a fresas. Me llevé las manos a la cabeza.

La visita es muy recomendable. Es una fábrica enorme, está muy bien preparada para las visitas y en definitiva, se trata de una de las cerveceras más importantes de España, si no la que más.