MODELO: Gulden Draak Vintage
ESTILO: Brune de Navidad (7'5% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Bélgica
Contando con que su versión normal, la genial Gulden Draak, es una de mis cervezas favoritas, como es natural las espectativas eran muy altas. Y aunque no ha superado la barrera, se ha quedado en un buen puesto.
Gulden Draak Vintage luce un color pardo oscuro con brillos rojizos al trasluz y una abundante capa sedosa de espuma beix esponjosa y de burbuja grande. A esto me refería con la ausencia de espuma de las anteriores. Su aroma es tostado, con caramelo, malta torrefacta, uva, levadura y una base de licor. Pese a la riqueza de matices no es tan intenso como esperaba.
En boca despliega un gran abanico de sabores, con fondo alcohólico. Malta tostada, frutas maduras, caramelo y notas de galleta. Se nota que la graduación alcohólica es menor que en la Gulden habitual, pues el sabor es más suave y ligero, sin dejar de ser una cerveza fuerte. Su final es ligeramente amargo y el regusto tiene toques a licor y uva.
Un cervezón, aunque me quedo con la vieja conocida.
Actualizado por Embracing Darkness
CARACTERÍSTICAS: Este año por fin he podido hincarle el diente a la Gulden Draak navideña y quitarme esa espina que, al igual que a Sir Asf, me incordiaba desde hacía un tiempo. El momento no podría haber sido más oportuno, puesto que ha coincidido con el lanzamiento por parte de Van Steenberge de un nuevo modelo llamado Gulden Draak 9000, motivo por el cual no he tenido más remedio que reanudar la cacería de productos de esta cervecera.
Esta versión de Gulden Draak es menos oscura que la original, tanto en su color más cercano al granate, como en los matices que desprenden sabor y aroma. Este último, cuya potencia está algo más contenida, está dominado por malta tostada y caramelo, que se combinan con frutos secos, ciruelas y suaves cerezas, esto adornado por unas suaves pinceladas de cacao. No podía faltar en una cerveza navideña belga las especias, en este caso muy prominentes, que se centran en clavo y pimienta, con un mínimo recuerdo de jengibre.
En boca es un calco de lo percibido en el aroma aunque pone más énfasis en las frutas, con una exuberante combinación de frutas oscuras, cerezas negras, bayas, frambuesas, y a la vez, con la ayuda de un ligero frescor herbal aportado por el lúpulo, la hace menos densa y facilita el trago, resultando bastante parecida a una Dubbel. En el amargor final actuan de nuevo las especias y se suman cítricos, quitando así presencia al alcohol que, aunque sigue teniendo un papel importante, no resulta en absoluto excesivo. En mi opinión una cerveza estupenda, no tan rimbombante como la original pero suficientemente interesante como para repetir.