MODELO: Domus Summa
ESTILO: Brune (7'2% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: España
CARACTERÍSTICAS: Y la última de las Domus que me quedaban por probar, la de mayor concentración alcohólica y que asemejan en ciertas características a algunas cervezas belgas de abadía. Tenía una mezcla de curiosidad y miedo por encontrar en el aroma ese punto desagradable que noté en la Regia y la Aurea. Por suerte esta vez no fue así, lo que me anima a volver a probar estas dos cervezas, por si se hubiese tratado de una tirada en mal estado.
La Summa es de un color marrón oscuro bastante opaco, con brillos rojizos al trasluz y sedimento en el fondo del vaso, muy común en estas cervezas. La espuma forma una capa abundante que al rato se torna más mediana, aunque se mantiene esponjosa hasta el final del trago. Enseguida se puede apreciar un intenso aroma a malta tostada, seguido de notas chocolateadas, de café y de miel en menor medida.
El trago está en esta línea, intensificando el aroma. Sabor intenso a chocolate y café, con recuerdos del torrefacto. El final se torna seco y deja un regusto en boca del todo delicioso. El alcohol, que se encuentra en abundancia (7'2%) no llega a tapar el resto de matices, convirtiéndose en un acompañamiento más que correcto. Podría pasar desapercibida como una Ale Belga al uso, con todas sus consecuencias.
Muy rica, toda una sorpresa después de las otras dos. Ni rastro de este aroma desagradable al rato.
NOTA:
Actualizado por Embracing Darkness
CARACTERÍSTICAS: Tenía bastantes ganas de probar las Domus, motivado sobretodo por lo bien que han hablado siempre de ellas los de Lupuloamansalva, pero no había tenido demasiadas oportunidades de hacerlo. Por eso me alegré mucho cuando recibí de manos de la "navarrica" Carmen una bolsa con las tres primeras botellas que sacaron al mercado, regalo que venía desde la ciudad donde se elaboran, Toledo, y en el que había participado también su novio Miguel, toledano de pura cepa. A ambos les quiero agradecer el detalle y de paso mandarles un abrazo, ahora que tantos kilómetros impiden que nos veamos tan a menudo como antes.
Pese a que no sea lo fundamental, con un diseño tan sobrio y cuidado como este la marca tiene la mitad ganado, al menos a mí me pone en una buena predisposición, y más aún cuando al servirla da una imagen espectacular, con un líquido color bronce, anaranjado, que por la intensa carbonatación parece en plena ebullición, formando una espuma que crece imparable. En la nariz se presenta con complejidad y fuerza, logrando un hábil equilibrio entre malta, caramelo y suave azúcar moreno con melocotón, mandarina y cáscara de naranja, dejando en un plano más discreto miel y levadura belga. Continúa la senda de la fruta el lúpulo, que aporta un soplo de cítricos y flores, ligeramente especiado, que acaba de redondear un aroma exquisito.
En el sabor el dulzor está bastante más limitado, al igual que la fruta, y tiende más hacia los tostados, frutos secos como avellanas o almendras, y más leves caramelo y azúcar quemado. A mitad de trago sin embargo abre hueco para que se insinúen naranja y albaricoque, amable preparación antes de iniciar un final cuesta arriba, con un amargor intenso, enólico, donde hacen acto de presencia lúpulo herbal, frutas oscuras, suaves cítricos y mínimos recuerdos de levadura. Es potente, con mucho cuerpo y un punto de alcohol de esos que dejan cicatriz, pero que no solo no molesta sino que da una calidez que la hacen perfecta como cerveza de sobremesa. Una grata experiencia, tendré que apurarme en probar las otras dos botellas.
NOTA: