Se celebró el pasado Jueves la tercera ronda del ciclo "Bier Chrome" de la Vinoteca, una vuelta a las cervezas oscuras aunque en esta ocasión tendiendo hacia vertientes más dulces, en contraposición con los sabores más secos y ásperos con los que nos deleitamos en la primera cata. Esta vez no era yo el responsable de dirigir la sesión sino que se iban a encargar de hacerlo Rubén Fernández, el responsable del Club Bier, y Luis Fernández, fundador de la Vinoteca, a pesar de lo cual me invitaron a acudir, cosa que por supuesto hice encantado.
La intención de esta ronda era, como en las otras ocasiones, resaltar las diferencias entre cervezas de color similar pero pertenecientes a distintos estilos. Contabamos sin embargo con la peculiaridad de que quien iba a realizar la cata, Luis Fernández, ha dedicado gran parte de su vida al mundo del vino y tiene una amplia experiencia en la cata de esta bebida. Esto me pareció que podía darle a las cervezas que ibamos a revisar una nueva perspectiva, lo cual siempre resulta interesante, además sumado a lo mucho que aporta a la cata un sentido del olfato y del gusto muy entrenados en esta materia.
Si la selección cervecil de las anteriores reuniones había sido muy buena, el menú al que nos ibamos a someter no se podía calificar sino como excepcional. Durante la semana previa estuve salivando al pensar en las joyas que ibamos a degustar, que finalmente discurrieron en este orden:
- Samuel Smith's Nut Brown Ale (Brown Ale)
- Andechs Doppelbock Dunkel (Doppelbock)
- St. Peter's Cream Stout (Milk Stout)
- Robinson's Old Tom Original (Strong Ale)
- Brewdog San Diego Scotch Ale (Scotch Ale macerada con pasas empapadas en ron Ballast Point añejada en barrica de whisky)
- Corsendonk Christmas Ale (Brune de Navidad)
- Westvleteren 12 (Quadrupel Trapense)
Algunas de estas cervezas son viejas conocidas que sabía perfectamente que iban a funcionar sin problemas, no obstante hubo dos sorpresas entre ellas: lo maravillosa que me resultó la Doppelbock de Andechs pese a haberla bebido mil veces, y lo floja que me pareció la Christmas Ale de Corsendonk en comparación con las demás cervezas que había en la mesa. (y con la Dubbel y la Tripel de esta marca, ya sea dicho de paso) De todas formas, mi interés se centraba sobretodo en las dos cervezas que no había tenido la fortuna de probar hasta ahora.
La nueva San Diego Scotch Ale de los escoceses Brewdog fue la primera de estas, y he de decir que no esperaba que fuese tan rematadamente buena. Es densa como un sirope y muy cremosa, cargada de frutas oscuras, chocolate y caramelo, y a la vez con notas de licor, vainilla y madera aportadas por la barrica y las pasas presentes en todo momento. No obstante, el equilibrio es impecable y estos no saturan el trago en absoluto; más bien al contrario, a medida que va calentándose la bebida ganan fuerza poco a poco, pero perfectamente integrados con los demás sabores. El único problema es el precio, que tirará para atrás a muchos (entre ellos me incluyo), pero si alguien se decide a comprarla no creo que se decepcione.
En cuanto a la reina del baile, Westvleteren 10, había asumido que la fama que le rodea había fomentado el que estuviese sobrevalorada... no podría estar más equivocado. No me pareció una Quadrupel cualquiera, sino una cerveza compleja como pocas y rebosante de sabor, apreciándose además en este un frescor y una frutalidad que no es la típica del estilo, sin perder cuerpo y densidad. Brillante, la verdad, no como para pagar los 10 euros que se suelen pedir por ella, pero sí como para esforzarse en pasar por la abadía alguna vez.
La cata transcurrió como las anteriores, con un considerable número de personas atentos a las palabras del director, mientras iban saliendo de la trastienda una tras otra cervezas y pinchos. Fue una gozada el comprobar la capacidad de Luis de diseccionar innumerables matices tanto del aroma como del sabor, que habitualmente provocaban el asentimiento de los asistentes, aunque también se nos brindó al público la posibilidad de sacar las distintas notas de una de las cervezas. Tras dos horas y pico de cerveceo y charla, una vez que hubimos terminado tanto comida como bebida, se levantó la sesion