MODELO: To Øl Mochaccino Messiah
ESTILO: Brown Ale con café y lactosa (7% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Dinamarca
CARACTERÍSTICAS: Mucho se habla últimamente de los daneses de To Øl y, demonios, hay motivos para hacerlo. Estos aprendices de Mikkel Borg, alias Mikkeller, hace tiempo que juegan en la misma liga que su maestro, e incluso algunos afirman que le han superado con creces. Yo no me atrevería a decir tanto, por el simple hecho de que solo han pasado por mis manos unas 3 botellas de cada una de las marcas, pero lo que sí que puedo expresar es mi impresión de que las cervezas de To Øl son bastante más regulares; no hay una que no sea, como mínimo, fantástica.
Esta que voy a mencionar hoy es su intento de sustituir el café de primera hora de la mañana (aunque recomiendan no hacerlo siempre), una Brown Ale a la que han añadido lactosa y grano de café. De color marrón roble, casi negro, con una cremosa espuma amarilla, presenta en su aroma una lucha entre caramelo y toffe por un lado, frente a malta tostada y torrefacto, que termina de decidirse por los aromas más ásperos gracias a la intervención de un agradable ahumado. Intensos recuerdos de regaliz negro, y más de fondo frutas del bosque, parecen envolver al conjunto, junto con claros puntos de hierba y café negro. Esperaba que esta última nota fuese la predominante pero curiosamente no es así, sino que está muy bien integrada con los demás matices.
Tras un comienzo más que interesante, en boca despega y roza la perfección. Sobre una relativamente dulce base de malta tostada y sirope de caramelo se ensambla un núcleo de café espresso, cacao puro, algo más suave regaliz negro y torrefacto, y un medido toque de humo. Mientras avanza el trago, y potenciándose al calentarse la cerveza, aparecen notas de moras, pasas y leve cereza madura... no obstante, es un adorno sutil, quien manda en el trago son los tostados y el café. En perfecto equilibrio, aunque forzando hacia los tostados, transcurre hacia un final seco, de amargor controlado, herbal y ligeramente cítrico, que desemboca en un regusto seco, áspero y lleno de sabor, en el que destacan de nuevo café solo y chocolate negro. Una cerveza sublime, reinventan un estilo clásico y el resultado no podría ser mejor: extremadamente sabrosa, con el café controlado a la perfección y en absoluto monótona, que suele ser el principal problema de las cervezas con ingredientes algo peculiares. Otro punto más para To Øl, en las próximas elecciones generales que cuenten con mi voto. ¡Y mi hacha!
NOTA: