MODELO: Sünner Kölsch
ESTILO: Kölsch (5'4% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Alemania
CARACTERÍSTICAS: A la cervecera Sünner se la considera la fábrica activa más antigua de Colonia, y por lo que pude comprobar en el viaje es una de las más respetadas. Actualmente se encuentra situada en los últimos metros de la larguísima Kalkerhauptstraβe, bastante lejos del Altstadt, sin embargo esta no es la localización original sino que desde su fundación en 1846 hasta 1860 estuvo emplazada en Deutz.
La compré en la misma tienda que Pink Panther, aunque realmente podría haberla adquirido en cualquier otro lado porque no es en absoluto una cerveza difícil de encontrar en Colonia, y decidí tomarla al mediodía en una zona verde a la derecha del Rin, un escenario inmejorable. Su aspecto no difiere del de una Pale Lager, quizá destacaría la altísima carbonatación y la densidad de su espuma, sin embargo basta dedicar una mínima atención al olfato para comprobar que estamos ante algo totalmente distinto, cuando la malta y los cereales se ven sobrepasados por un potentísimo recuerdo de manzana verde que, junto con notas de limón, aportan la acidez que se convierte en la tónica del aroma. Esto se ve potenciado por el lúpulo, que aparece en forma de intensos matices herbales y a pino, a lo que se suma un leve deje levaduroso, consiguiendo así un conjunto muy natural y agradable, que a mí personalmente me impresionó.
El sabor sigue exactamente la misma línea que el aroma, se aprecia la malta, aunque su relevancia es limitada, mientras el protagonismo indiscutible es para la manzana verde, los cítricos y el lúpulo, que aporta matices herbales, a pino y resinosos, mientras un suave toque de levadura y mínimo picante dan el punto final a una cerveza completísima. Es simplemente deliciosa, cada trago es refrescante, repleto de sabor, equilibrado de forma milimétrica... poco me costó darme cuenta de que acababa de descubrir mi nueva Kölsch predilecta.
La compré en la misma tienda que Pink Panther, aunque realmente podría haberla adquirido en cualquier otro lado porque no es en absoluto una cerveza difícil de encontrar en Colonia, y decidí tomarla al mediodía en una zona verde a la derecha del Rin, un escenario inmejorable. Su aspecto no difiere del de una Pale Lager, quizá destacaría la altísima carbonatación y la densidad de su espuma, sin embargo basta dedicar una mínima atención al olfato para comprobar que estamos ante algo totalmente distinto, cuando la malta y los cereales se ven sobrepasados por un potentísimo recuerdo de manzana verde que, junto con notas de limón, aportan la acidez que se convierte en la tónica del aroma. Esto se ve potenciado por el lúpulo, que aparece en forma de intensos matices herbales y a pino, a lo que se suma un leve deje levaduroso, consiguiendo así un conjunto muy natural y agradable, que a mí personalmente me impresionó.
El sabor sigue exactamente la misma línea que el aroma, se aprecia la malta, aunque su relevancia es limitada, mientras el protagonismo indiscutible es para la manzana verde, los cítricos y el lúpulo, que aporta matices herbales, a pino y resinosos, mientras un suave toque de levadura y mínimo picante dan el punto final a una cerveza completísima. Es simplemente deliciosa, cada trago es refrescante, repleto de sabor, equilibrado de forma milimétrica... poco me costó darme cuenta de que acababa de descubrir mi nueva Kölsch predilecta.
NOTA:
CARACTERÍSTICAS: Tardé un tiempo en hacerme con un ejemplar de esta cerveza, fuera de Colonia, de la que guardo un gratísimo recuerdo. Esta riquísima Kölsch fue nuestra compañera en el viaje que hicimos hace un par de años a Alemania. Fuera de contexto me ha sacado del recuerdo y no la he encontrado del todo excepcional.
Viste un color ambar muy cristalino, con una carbonatación más bien moderada, y una capa blanca de espuma fina, pequeña, pero persistente. Su aroma es puramente herbal, con toques afrutados de la manzana, y resquicios de malta dulce y levadura en menor medida.
En boca muestra un sabor fuerte, muy herbal, con la manzana y los cítricos coronando el trago y dirigiéndolo hacia un final suave, amargo y seco. Es uniforme, con un retrogusto muy agradable, pero que no termina de hacerse sobresaliente. No obstante para nada se queda en una cerveza mediocre. Es equilibrada y refrescante, y no dudaría en convertirla en mi menú este verano que se nos viene encima.
Habrá que volver a Colonia a probarla en su hábitat natural (y ese sí que es extraordinario).
NOTA:
Qué recuerdos del cesped a la orilla del Rin, buenos ratos de cerveza pasamos aquel día.
ResponderEliminarPor cierto, la foto fabulosa.
Hombre, 10 jarras! Creía que no lo vería nunca!
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