MODELO: Boon Kriek
ESTILO: Lambic de cerezas (4% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Bélgica
CARACTERÍSTICAS: A orillas del Senne, en la localidad de Lembeek, de cuyo nombre muchos piensan que deriva el del estilo de cervezas de fermentación espontánea, está la cervecera Boon. La actividad de esta fábrica comenzó en el año 1680 bajo la dirección de J. B. Claes, aunque las cervezas de tipo Lambic a las que debe su popularidad ahora mismo no se produjeron hasta finales del siglo XIX, estando Louis Paul al cargo de la producción una vez que la familia Claes hubo vendido la empresa. En el momento actual forma parte del grupo Palm Breweries, y elaboran exclusivamente cervezas de fermentación espontánea, entre las cuales su Gueuze es quizá la más popular.
Sin embargo, y a pesar de que tengo alguna botella de esta última en casa, me apetecía más reseñar aquí su Lambic macerada con cereza porque hacía tiempo que no comentábamos una Kriek en Hipos. Es de color rojo rubí, escarlata al trasluz, y de turbidez considerable. Genera una espuma rosada no demasiado abundante, pero que se mantiene como un anillo bordeando el cristal de la copa. Su aroma es muy intenso, y como es lógico lo que más destaca es la fruta; no obstante esta no es ácida como suelen ser las cerezas silvestres, sino que recuerda más a una picota, oscura, dulce y jugosa. Les acompañan caramelo de fresa, suave cacao y de fondo, inconfundible, recuerdos de barrica y levadura salvaje. Además, al agitarla con suavidad salen a superficie notas vegetales y cítricas que estaban hasta el momento ocultas en la levadura.
Soy consciente de que esta marca, a diferencia de otras como Mort Subite o Belle Vue, utiliza para la elaboración fruta natural entera y no extractos artificiales edulcorados, pero su perfume me sugirió que quizá me iba a resultar algo empalagosa. Nada más lejos de la verdad, sin duda es una cerveza muy dulce, entra con cereza madura y caramelo de fresa, pero lo compensa parcialmente con la acidez de la levadura salvaje y la astringencia de la madera, además de un toque de limón, y queda un trago bastante equilibrado y que no se hace pesado en absoluto. De cuerpo consistente y con una carbonatación clavada, termina en un final amable, menos seco de lo habitual, cargado de fruta y con algún deje mineral y herbáceo leves. Es una Kriek sencilla y fácil de beber, pero de una calidad más que aceptable. Le falta acidez y complejidad para mi gusto pero creo que es una buena opción para iniciarse en el mundo de las Lambic.
NOTA:
Es increible lo buena que está esta cerveza y al buen precio que se la puede encontrar.
ResponderEliminarUn saludo
PD: por cierto, creo que se te ha escapado algún dedo. El valle del Zenne no tiene nada que ver con el rio Sena que comentas en tu primera línea.
Sí, una de las Lambic auténticas más baratas que hay, es un gusto. Con lo del Senne tienes toda la razón, el Sena es el de París; no sé dónde tendría la cabeza, pero gracias por el aviso.
ResponderEliminar¡Un saludo!
Una buena lámbica, aunque algo lejos de las mejores kriek de Cantillon o 3 Fonteinen en mi opinión. De todos modos creo que es una buena cerveza para adentrarse en el estilo sin salir echando pestes, jejeje! Un saludo!
ResponderEliminarA mí me parece una buena lámbica, perfecta para empezar en el mundillo, pero de la misma marca probé la Kriek Mariage Parfeit 2008 y la Oude Kriek A L´Ancienne 2008 y me quedé maravillado (aún tengo una botella de cada una en el trastero).
ResponderEliminarTeniendo esas maravillas, está Kriek cumple su función perfectamente.
Saludos!!!
Yo no la he probado, me tengo que lanzar a lo lámbico un día de estos jeje.
ResponderEliminarSaludos!
Hombre, es que Cantillon o 3 Fonteinen son palabras muy mayores... y en cuanto a las que comenta Rubén, no me he topado con ellas pero su fama las precede.
ResponderEliminarNo obstante muy buena cerveza... así que anímate, Rul.
Un saludo a los 3.