Pese a que la familia Bruckmüller lleva las riendas de esta cervecera desde el año 1803, siendo actualmente la séptima generación la que está al cargo de la misma, los orígenes de la fábrica se remontan al año 1490, aunque entonces fueron monjes franciscanos los responsables de la elaboración.
La cervecera, que es a la vez también una posada, se encuentra en Amberg, una ciudad de algo más de 40000 habitantes en Oberpfalz (me niego a llamarlo "Alto Palatinado"). Producen 7 cervezas distintas, además de una Radler, y más allá de su Helles, el resto las denominan especialidades, e incluyen estilos propios de Baviera como Kellerbier, Dunkel, etc, manteniéndose en todo momento fieles a la tradición de esta región.
- Bruckmüller Hell: pocas cosas hay tan reconfortantes como una Helles bávara bien hecha, y esta lo es. Destacan tanto sus aromas de panadería como el intenso sabor a miel que acompaña a la malta, y uno se podría tomar medio litro o litro y medio, sin distinción.
- Bruckmüller Kellerbier: de los ejemplos más bien golosos de este estilo, mucha malta, muchísima levadura, y una cremosidad comparable a la de una Hefe-Weißbier que la hace ideal para las épocas más frías del año cuando se quiere evitar altas graduaciones alcohólicas. Una delicia.
- Bruckmüller Knappentrunk: Dunkel con mucho énfasis en los tostados, frutos secos, pan integral, e incluso llegando a coquetear con el torrefacto, y dejando poco hueco a la fruta o al dulzor. Pese a ello muy sabrosa y equilibrada, es una cerveza estupenda. La fama de las Dunkel del norte de Baviera está plenamente justificada.
- Bruckmüller Märzen: curiosa cerveza para el estilo, con una densidad propia de una Kellerbier, mucha malta de tueste ligero, y bastante lúpulo al final. Una vez superada la sorpresa la verdad es que me ha gustado mucho.
- Bruckmüller Pils: el aspecto es imponente, uno se imagina tomándose un Maß en un Biergarten de los Alpes bávaros durante el verano y parece el paraíso. Aparte de esto, la cerveza es francamente buena, quizá algo más ligera de cuerpo que otras referencias pero también más lupulada y punzante, rebosa hierba y cítricos. Nada que objetar con esta cerveza.
- Bruckmüller Superator: Doppelbock impecable, sin perder la potencia, el cuerpo de una cerveza de este estilo, tampoco renuncia al equilibrio y a la redondez. Malta a raudales, toffee, frutas oscuras, queda como una de las Doppelbock más elegantes y finas que he tenido la suerte de beber. Da igual si es invierno o verano, entra de maravilla.
Habiendo probado con estas 6 la práctica totalidad de las referencias de la fábrica, he quedado francamente impresionado. Todas ellas tienen un nivel altísimo, y en concreto Superator y Knappentrunk son como para buscarlas de propio, no me cabe la menor duda de que intentaré volverlas a tener en mi despensa. Si cualquiera de la fábrica se pone a tiro, la recomendación es absoluta.
Me voy a tatuar Bruckmüller para mi próxima compra de birras alemanas... salud!
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