MODELO: St. Landelin La Divine
ESTILO: Bière de Garde Blonde (8'5% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Francia
CARACTERÍSTICAS: Con unas cuantas cervezas de las que me traje del viaje al sur de Francia este verano, me vine a la capital a contrarrestar la ausencia de variedad cervecil que esta ciudad ostenta (aunque hace poco he descubierto una cervecería que sin duda será objetivo de mi magnánimo afán consumista).
Entre ellas, otra cerveza de guarda (bière de garde), de una cervecera de la que ya hemos hablado en alguna ocasión: Les Brasseurs de Gayant (la misma que hace la Goudale y la terrible la Bière du Demon). Me iba haciendo falta una buena cerveza, y he quedado algo destemplado con La Divine, una cerveza de expléndida presentación pero de resultado dudoso.
La Divine St. Landelin tiene una botella de cuello grueso, como muchas cervezas de alta fermentación y elevada concentración alcohólica (véase Chimay o Gulden Draak). La Divine sigue ese patrón, con sus 8'5º en volumen y su aroma alcohólico.
Al servirla se aprecia un color dorado ambarino, muy cristalino y con carbonatación media. Una generosa capa de espuma blanca, cremosa y abundante, va desapareciendo poco a poco, dejando su rastro en las paredes del vaso. Su aroma es muy afrutado, con presencia de melocotón y manzana, toque maltoso y un prominente matiz alcohólico que no presagia nada bueno.
En el trago los matices cobran fuerza, con el alcohol encabezando la mezcla, en la que se distingue de nuevo el deje afrutado, la malta y un toque metálico que deshace bastante el encanto. El alcohol, insisto, es persistente y llega a empañar el resto de matices, quedando una mezcla dulzona que sin desarrollarse termina en un final amargo cargado de espuma.
No me han dado muy buena sensación las cervezas de esta casa.
Entre ellas, otra cerveza de guarda (bière de garde), de una cervecera de la que ya hemos hablado en alguna ocasión: Les Brasseurs de Gayant (la misma que hace la Goudale y la terrible la Bière du Demon). Me iba haciendo falta una buena cerveza, y he quedado algo destemplado con La Divine, una cerveza de expléndida presentación pero de resultado dudoso.
La Divine St. Landelin tiene una botella de cuello grueso, como muchas cervezas de alta fermentación y elevada concentración alcohólica (véase Chimay o Gulden Draak). La Divine sigue ese patrón, con sus 8'5º en volumen y su aroma alcohólico.
Al servirla se aprecia un color dorado ambarino, muy cristalino y con carbonatación media. Una generosa capa de espuma blanca, cremosa y abundante, va desapareciendo poco a poco, dejando su rastro en las paredes del vaso. Su aroma es muy afrutado, con presencia de melocotón y manzana, toque maltoso y un prominente matiz alcohólico que no presagia nada bueno.
En el trago los matices cobran fuerza, con el alcohol encabezando la mezcla, en la que se distingue de nuevo el deje afrutado, la malta y un toque metálico que deshace bastante el encanto. El alcohol, insisto, es persistente y llega a empañar el resto de matices, quedando una mezcla dulzona que sin desarrollarse termina en un final amargo cargado de espuma.
No me han dado muy buena sensación las cervezas de esta casa.
NOTA:
Francia puede ser un país que sorprenda por sus cervezas. Aunque no mucha gente las conoce, salvo la Kronenbourg, la Adelscott y la tipicas, en Francia se producen cervezas de muy buena calidad. Las cervezas provenientes de Alsacia son muy sabrosas, con un carácter más germano que galo, y existe una gran variedad. Desconocía la marca que mencionas, pero por lo que comentas no destaca especialmente sobre otras.
ResponderEliminarTomo nota amigo. Salu2.
Ciertamente me sorprendió la cantidad de cervezas artesanales que ví cuando estuve por el sur de Francia, aunque la mayoría venían de la parte norte, pegada a Bélgica.
ResponderEliminarDe todas formas las cervezas de esta casa no me han parecido ninguna maravilla, aunque me faltan unas cuantas por probar.
Un saludo.