MODELO: Cerveza Mudéjar Ale
PAÍS DE ORIGEN: España
CARACTERÍSTICAS: Me volví un tanto loco buscando información acerca de esta botella para saber qué era lo que iba a beber pero mis esfuerzos fueron totalmente inútiles, rastreando por la red solo encontré un PDF un tanto críptico (con unas recomendaciones de temperaturas de consumo demenciales, por cierto), y mandé hace un par de semanas un e-mail al fabricante pero aún no he obtenido respuesta, así que los único datos de los que disponía al abrirla eran el tipo de levadura utilizada y la graduación alcohólica, de 6'5º.
¿Parte positiva de todo este misterio? No podía estar menos influenciado al probarla, lo cual supongo que favorece el ser objetivo.
En copa se presenta bastante turbia, de color amarillo pajizo, y forma apenas medio dedo de espuma que en menos de 10 segundos ha desaparecido por completo, perdiendo bastante en cuanto a apariencia. Fue al percibir el dulce aroma cuando se me encendió la bombilla: rubia belga. Aparecen uvas y melocotón, malta muy levemente tostada, pero por encima de estos destacaba un olor que recordaba a pastas y mantequilla, todo ello acompañado por leve picante y abundante miel.
El sabor es también dulce aunque con reservas, con suave fruta madura, más de ese toque como a pastas que se apreciaba en el aroma, malta y cereales como base, con un punto de levadura y un suave soplo de picante. El final es de amargor limitado, calido y dulzón, un poco rasposo en el paladar, con discretas notas de miel y uvas. Con bastante poca fuerza y no muy fluida, algo escasa de gas en mi opinión, no parece definir el trago en ningún momento y cuesta encasillarla en algún estilo. Aunque no es una catástrofe tampoco es muy de mi gusto, la verdad, agradecería un sabor más marcado, no tan blando.
¿Parte positiva de todo este misterio? No podía estar menos influenciado al probarla, lo cual supongo que favorece el ser objetivo.
En copa se presenta bastante turbia, de color amarillo pajizo, y forma apenas medio dedo de espuma que en menos de 10 segundos ha desaparecido por completo, perdiendo bastante en cuanto a apariencia. Fue al percibir el dulce aroma cuando se me encendió la bombilla: rubia belga. Aparecen uvas y melocotón, malta muy levemente tostada, pero por encima de estos destacaba un olor que recordaba a pastas y mantequilla, todo ello acompañado por leve picante y abundante miel.
El sabor es también dulce aunque con reservas, con suave fruta madura, más de ese toque como a pastas que se apreciaba en el aroma, malta y cereales como base, con un punto de levadura y un suave soplo de picante. El final es de amargor limitado, calido y dulzón, un poco rasposo en el paladar, con discretas notas de miel y uvas. Con bastante poca fuerza y no muy fluida, algo escasa de gas en mi opinión, no parece definir el trago en ningún momento y cuesta encasillarla en algún estilo. Aunque no es una catástrofe tampoco es muy de mi gusto, la verdad, agradecería un sabor más marcado, no tan blando.
NOTA: