El otro día recibí la repentina visita del compañero de blog Embracing, que aparecía por Madrid para destruir a las tortugas gigantes que estaban desolando la ciudad, y para recibir las buenas de que va a poder trabajar donde quiere. Por supuesto vino con un fardo lleno de cervezas, entre las que se encontraban estas tres Weltenburger Kloster Anno 1050.
Todo consistía en un experimento. Esas tres cervezas habían sido sometidas a distintas condiciones y habían sido identificadas. En la cata que íbamos a llevar a cabo, las marcas de identificación estarían tapadas, de manera que no sabríamos cuál era cuál. Para más misterio, yo no sabía en qué habían consistido esos distintos tratamientos de las cervezas.
Servimos las tres, que tenían un aspecto prácticamente idéntico en cuanto a color y espuma. No obstante la carbonatación de la primera era de burbuja fina y en mayor cantidad; la tercera tenía menos carbonatación y presencia de algunas burbujas más gruesas; y la segunda se debatía entre las anteriores.
Encontramos la cerveza nº 2 la mejor de las tres en cuanto a todo lo demás. El aroma era floral, herbal y maltoso, muy intenso. La número 1 era menos intensa, pero seguía manteniendo matices interesantes. Y la tercera era la que menos detalles mostraba, quedando algo más plana y sin demasiado fuerza. Las tres tenían buena presencia de cereal, lúpulo y cierto toque meloso y acaramelado.
En boca de nuevo ocurría lo mismo. La segunda era la más intensa, la primera se dejaba ver más ácida y la tercera no estaba mal, pero era sin lugar a dudas la de menor intensidad en sabor.
Con este balance procedimos a desenmascarar las cervezas y comprobar por qué proceso había pasado cada una. Las tres habían sido compradas a la vez y tenían la misma fecha de vencimiento:
- La cerveza 1, L. Había sido sometida a exposición a la luz solar constante 8 horas al dia.
- La cerveza 2, O. Había sido almacenada correctamente, en condiciones apropiadas.
- La cerveza 3, P. Había sido almacenada boca abajo durante un mes.
Las conclusiones son claras: cuanto mayor cuidado se tenga en el almacenamiento de la cerveza, mejor calidad tendrá esta a la hora de ser servida. Seguiremos con este tipo de experimentos en próximas entregas. ¡Haya salud!
8 comentarios:
Genial experimento!!
Consulta, notaron alguna diferencia signifcativa con la que estuvo boca abajo y por ende en constante contacto con la chapa?? Si bien las chapas están recubiertas por dentro quizás impartan algún sabor particular.
Saludos!!
Buenísimo, en serio! Tenía en mente un experimento similar, quizás no tan currado, para colgar los resultados en el blog. Aunque me duela, voy a someter alguna botella a condiciones malas para sorprender a mis invitados en la próxima cata-cena. Quizás así dejen de llamarme maniático :-).
Espero que algunos locales (especialmente bares) lean detenidamente el Empirismo Cervecil :-). Saludos!
Ah, y enhorabuena por las buenas noticias!
Me uno a las felicitaciones, las catas de una misma cerveza, sean del tipo que sean (condiciones de almacenaje, añadas, etc) son una gran forma de aprender a distinguir matices. Gracias por las conclusiones! Un saludo!
Estupenda demostración!
Al igual que vosotros y Birraire, yo también había pensado en algo similar pero con algunas cervezas belgas lupuladas que me han dado ciertos quebraderos de cabeza al respecto de su variabilidad en botella, pero el no querer lanzar cervezas directamente por el fregadero es la única razón por la que no lo he hecho hasta ahora, jejeje!
Espero que viendo esto, algunos se apliquen el cuento en este y otros sentidos.
Saludos a todos!
Deleuze:
La verdad es que no, sobretodo lo que llamaba la atención es que todos los sabores se habían apagado. Quizá eso maquilló algún defecto, pero al menos yo no lo noté.
Joan:
Desgraciadamente los efectos no son tan catastróficos como para que resulten desagradables, así que alguien poco acostumbrado supongo que no se dará cuenta. Eso sí, con experimento "triple ciego" no hay duda posible, la diferencia fue evidente para ambos.
Mil gracias, por cierto... ha sido un año duro pero al final todo salió a pedir de Milhouse.
Aniceto:
Gracias también a tí por el comentario. La verdad es que fue entretenido dedicarnos a explorar estas botellas, y sorprendente el que ambos coincidiesemos en que la 2 era la que estaba en buenas condiciones. De hecho, Alberto ni siquiera sabía qué tenían de especial las cervezas, ni si había iguales.
Pau:
Ahora si que no hay excusa ;) A mí también me dio pena el destrozar cervezas, de hecho uno de los motivos por el que elegí Weltenburger Anno 1050 fue porque es barata y fácil de conseguir. Además tiene a su favor el ser una cerveza suficientemente compleja como para poder detectar cambios mínimos, que podrían quedar enmascarados en estilos como las Imperial Stout.
Saludos a todos, y gracias por los elogios
Me sumo a las felicitaciones y la sorpresa q el estar boca abajo influya más que la exposición solar.
Que vida te pegas malandrín. Felicidades por tu carrera, lo hago brindando con una Old Tom with chocolate que acabo de pillar en el Hipercor (aún queda alguna), que no he guardado ni experimentado con ella sino volcándola en mi seco paladar. Buena, buena de narices. La podrías recetar. Un saludo.
Mikel:
Gracias a tí también. No sabría decir si afecta más, sí que pierde muchos más matices pero en la expuesta al sol surge una acidez algo desagradable. Sería interesante también ver como afecta esto a otros tipos de cerveza, puede que algunos estilos acusen menos estas condiciones.
Saponcius:
¡Mil gracias! Ya tocaba terminar, y encima ha salido todo bien así que no puedo estar más contento. Eso sí, poco te veré a partir de ahora, que emigro a Pamplona. No obstante, si me mandas un mail a la dirección del blog te agrego a mi correo personal, y ya charlaremos por ahí.
La Old Tom está en la despensa y le tengo muchas ganas, la última que tomé con chocolate también era inglesa (comprada en Líquidos, además) y me encantó. Ya comentaré qué tal.
¡Un saludo a ambos!
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