MODELO: Black Isle Organic Scotch Ale
ESTILO: Scotch Ale ecológica (6'2% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Escocia
CARACTERÍSTICAS: Black Isle es una de las fábricas independientes escocesas más reputadas, y lleva el bello nombre de la región en la que está emplazada la fábrica, una península (sorprendentemente) en los Highlands, en concreto en el condado de Ross and Cromarty. Fue fundada en 1998 por David Gladwin, junto a su granja orgánica, y durante 11 años fue una cervecera de muy pequeño tamaño, con una capacidad de unos 800 litros, muy acorde con el ideal de su dueño de dedicarse al mercado local. El gran éxito de sus cervezas permitió una ampliación, y en el 2008 iniciaron un proceso de modernización que vendría a durar 18 meses, multiplicando finalmente su capacidad por 6.
Posiblemente sea gracias a este crecimiento que la pude encontrar en una tienda del centro de Edimburgo, donde una experimentada vendedora, con un gran dominio de sus productos, me convenció para decantarme por ella en detrimento del resto del arsenal de botellas escocesas de que disponían. Al llegar al hostal la serví, encontrándome una cerveza marrón roble con destellos rubí, en cuyo líquido era imposible ver las burbujas de gas, tanto por su color oscuro como por la alta turbidez. De su consistente espuma beige, que impide poner en duda la carbonatación, surge un aroma dulce, compuesto por una especie de núcleo de malta tostada caramelizada envuelto en ciruelas pasas, toffee, sirope, y más suave pera y manzana, incluso con algún recuerdo de dátiles, dejando en un segundo plano leves notas de chocolate con leche, azúcar moreno y té negro. Llama la atención, de todas formas, el que parece mucho menos dulce de lo que acostumbran las cervezas de este estilo que nos llegan, quizá porque estas son mayoritariamente de procedencia belga.
En boca se presenta con cuerpo consistente y textura muy cremosa, casi oleosa. Su sabor desprende todavía más malta y caramelo, si es que se puede, aunque muy bien contrarrestado por la fruta madura, similar a la del aroma pero con algo más de protagonismo de frutas del bosque, con la que se ensambla a la perfección. También ganan presencia chocolate con leche y té inglés, salpicados de azúcar moreno. Al final aparece un soplo de alcohol moderado, ligeramente impregnado de cítricos por el lúpulo, quedando estos en el largo regusto junto con dátiles, pasas, suave café y especias. Posiblemente la mejor Scotch que he tomado nunca; es compleja, sabrosa y, a diferencia de otras de este tipo, nada empalagosa. Resulta fascinante la buena mano de algunos maestros cerveceros británicos para equilibrar tanto cervezas dulces como muy lupuladas, permitiendo que se expresen infinitud de matices sin perder la esencia del estilo. Excelente recomendación, se agradece.
NOTA: