MODELO: Pelforth Brune
ESTILO: Brune (6'5% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Francia
CARACTERÍSTICAS: Esta ha sido la primera en caer de las que traje de mi viaje por el País Vasco francés, sin contar con algunas Bières de Garde que antes de llegar a Zaragoza sucumbieron a mi gula cervecil y mis ganas de compartir. Su nombre original, cuando se fundó la cervecera en 1914, era Pelican, pero en 1972 cambió al Pelforth actual, acrónimo de Pelican Forte con una H al final para darle un aspecto más inglés. (aquellos que estén preguntándose qué demonios estoy diciendo, prometo que es lo he leido en varios sitios)
Reconozco que este tipo de cerveza en botella de 66 cl y por menos de 1'50 euros no tenía ninguna pinta de ser maravillosa, pero soy partidario de probar casi todo, y de hecho no mucho más dinero me costó una estupenda 3 Monts de 75 cl. No obstante bastó servirla y ver como, al desaparecer la espuma en un instante, era indistinguible de una Coca Cola para darme cuenta de que no me esperaba nada agradable. El aroma inunda la habitación, es potente como pocos y de dulzor tampoco queda muy atrás. Se encuentra malta tostada y caramelo en cantidades industriales bañadas en bizcocho de chocolate y azúcar moreno, mucha fruta, sobretodo dátiles y ciruelas maduras, algo más moderados recuerdos de pan integral y cacao, y aún más leve alcohol y canela. Muestra una preocupante tendencia al exceso, y por desgracia no soluciona esto en boca, ni mucho menos.
Si el aroma era algo empalagoso, el sabor sigue la misma línea y satura fácilmente, dominan malta tostada, azúcar moreno y caramelo, y con estas se mezclan ciruelas pasas, dátiles y chocolate. Al contrario de lo que cabía esperar por el estilo, el cuerpo es ligerísimo, parece agua, lo que acentúa la impresión de artificialidad de esta cerveza, y sin embargo al final de cada trago los 6º de alcohol no se disimulan ni un poco a pesar de estar mezclados con matices similares a los del aroma, con un suave punto picante, para pasar a un regusto largo y azucarado. Realmente una cerveza extraña, con bastantes deficiencias groseras y a kilómetros del equilibrio... claro que si miramos la etiqueta trasera todo queda más claro: elaborada por Heineken, y con colorante E150C y sirope de glucosa entre sus ingredientes.
Reconozco que este tipo de cerveza en botella de 66 cl y por menos de 1'50 euros no tenía ninguna pinta de ser maravillosa, pero soy partidario de probar casi todo, y de hecho no mucho más dinero me costó una estupenda 3 Monts de 75 cl. No obstante bastó servirla y ver como, al desaparecer la espuma en un instante, era indistinguible de una Coca Cola para darme cuenta de que no me esperaba nada agradable. El aroma inunda la habitación, es potente como pocos y de dulzor tampoco queda muy atrás. Se encuentra malta tostada y caramelo en cantidades industriales bañadas en bizcocho de chocolate y azúcar moreno, mucha fruta, sobretodo dátiles y ciruelas maduras, algo más moderados recuerdos de pan integral y cacao, y aún más leve alcohol y canela. Muestra una preocupante tendencia al exceso, y por desgracia no soluciona esto en boca, ni mucho menos.
Si el aroma era algo empalagoso, el sabor sigue la misma línea y satura fácilmente, dominan malta tostada, azúcar moreno y caramelo, y con estas se mezclan ciruelas pasas, dátiles y chocolate. Al contrario de lo que cabía esperar por el estilo, el cuerpo es ligerísimo, parece agua, lo que acentúa la impresión de artificialidad de esta cerveza, y sin embargo al final de cada trago los 6º de alcohol no se disimulan ni un poco a pesar de estar mezclados con matices similares a los del aroma, con un suave punto picante, para pasar a un regusto largo y azucarado. Realmente una cerveza extraña, con bastantes deficiencias groseras y a kilómetros del equilibrio... claro que si miramos la etiqueta trasera todo queda más claro: elaborada por Heineken, y con colorante E150C y sirope de glucosa entre sus ingredientes.
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