ESTILO: Tripel (11% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Bélgica
En esta época, los castillos ya no tenían función de fortaleza, pero eran lugares de encuentro para las familias de la nobleza, que tenían la costumbre de guardar en sus bodegas botellas de cerveza de segunda fermentación y vinos de excelente calidad para degustar con los amigos.
Cuando la cervecería Van Honsebrouck compró el castillo de Ingelmunster en 1986, no sólo tuvo la idea de restaurar el edificio, sino también la de aprovechar la vieja costumbre de utilizar las bodegas medievales para madurar una cerveza oscura muy fuerte. Así crearon en 1989 la Kasteelbier (Cerveza de Castillo), una cerveza negra con aromas sorprendentes (que evolucionan con los años). Todas las botellas de Kasteelbier pasan por las bodegas del castillo, donde maduran seis meses como mínimo antes de salir a la venta.
Una dorada y brillante ale, de espuma blanca y no demasiado abundante, que alcanza elegantemente los 11 grados de contenido alcohólico. Aunque presente en el aroma y el trago, no llega a empañar sus matices, que se presentan con intensidad. En aroma es afrutada, maltosa y con toque de levadura.
En cuerpo no destaca en su comienzo, pero al rato se hace fuerte, aunque no tanto como la recordaba. Su sabor se debate entre la malta levemente tostada, las frutas en almibar, notas florales, caramelo y lúpulo en menor medida. En su final es algo herbal, aunque no deja de lado los matices anteriormente citados.
La recordaba mucho más interesante, aunque no deja de ser una buena cerveza. La antigua fotografía me daba escalofríos, por fin he podido renovarla en condiciones.
CARACTERÍSTICAS: En el reciente viaje que hice a Madrid mi compañero bloguil, que me acogió en su domicilio, me recibió con un par de botellas de esta marca, con la intención de renovar las espantosas fotografías con las que ilustrabamos nuestra reseña y, ya de paso, comprobar si nuestra opinión respecto a esta cerveza se mantenía, así que en cuanto tuvimos un momento nos pusimos manos a la obra. Huelga decir que las fotografías las hizo Sir Asf, yo hasta tanto no llego.
Es una belga de estilo Tripel algo fuera de lo habitual, ya llama la atención de primeras sus 11º de alcohol, que se notarán al olfato aunque no excesivamente, en un aroma maltoso y afrutado por igual, donde destaca el ligero toque a plátano, aderezado por especias. Visualmente, es espectacular, de color amarillo muy intenso, brillante, coronado por espuma blanca, aunque no demasiada, de aspecto cremoso. No obstante, lo que más me sorprendió fue ese torrente de burbujas que suben a la superficie, distribuidas por toda la copa, que dan una buenísima primera impresión.
No es una fácil de beber, el trago es agresivo, el dulzor propio de las Tripel se nivela con un amargor bastante fuerte, que gana aún más presencia al final del trago, y con la predecible nota del alcohol, pese a que esta es más suave de lo que cabría esperar y está bien controlada. Se puede apreciar, al igual que en el olor, malta, algo de alcohol, especias picantes y fruta, la última con un protagonismo considerablemente menor y una tendencia cítrica que antes no era tan evidente. Este sabor es muy duradero, con un regusto amargo alcohólico que lo mantiene largo tiempo en la boca, haciendo de esta una cerveza un poco dura pero satisfactoria, no excepcional aunque de todas formas interesante. La primera vez que la probé, también invitado por Sir Asf, me gustó mucho más, probablemente mi poca experiencia de entonces me llevó a valorarla mucho mejor de lo que creo que se merece.
NOTA: