MODELO: Rosita Negra amb Avellanes d'Alcover
ESTILO: Dunkel Lager con avellanas (6% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: España
CARACTERÍSTICAS: Jaume Comte, dueño de una fábrica de lejía en Tarragona llamada "Jabones La Gardenia", se enamoró y posteriormente contrajo matrimonio con Nùria, una joven costurera catalana. La familia de este nunca aceptó su compromiso, y se las arregló para que la fábrica cerrase, quedando la pareja en la ruina. Sin embargo, esto no impidió que tuviesen su primera hija, y poco tiempo después de su bautizo el matrimonio decidió ir a buscar fortuna a Cuba. Cuando volvieron de esta isla trajeron consigo una cerveza, a la cual no pudieron dar otro nombre que el de su hija: Rosita.
Fue sin duda el empleo de avellanas lo que me hizo decidirme por esta cerveza de entre las diversas artesanales que había en la vinoteca de Plaza del Castillo, y me alegré de esta elección mientras la bebía pese a que es posible que alguna otra me hubiese gustado más. Es de color negro casi totalmente opaco, con reflejos rojizos al trasluz, y está protegida por una capa de espuma beige casi marrón que se adhiere a las paredes del vaso. El intenso tostado del grano se aprecia con claridad en el potente aroma, a malta torrefacta y café, adornado por un marcado toque herbal, un suave recuerdo de aceitunas negras muy de fondo, y notas de avellanas no demasiado evidentes y que se mezclan perfectamente con los demás aromas.
De trago ligero pero en absoluto aguada, comienza dulce con el dominio de malta torrefacta y café, y se añaden claros lúpulos herbales, suave chocolate amargo de fondo y un mínimo toque ahumado. Muy cremosa, sedosa al pasar por la boca, mantiene buen equilibrio a lo largo del trago y es al final cuando las avellanas hacen acto de presencia, aunque con ligereza, y se mantienen en el regusto, donde hierba y tostados acompañan a un amargor muy medido, dejando una agradable sensación un tanto agria en boca. Fácil de beber y entretenida, personalmente me ha gustado bastante.
Fue sin duda el empleo de avellanas lo que me hizo decidirme por esta cerveza de entre las diversas artesanales que había en la vinoteca de Plaza del Castillo, y me alegré de esta elección mientras la bebía pese a que es posible que alguna otra me hubiese gustado más. Es de color negro casi totalmente opaco, con reflejos rojizos al trasluz, y está protegida por una capa de espuma beige casi marrón que se adhiere a las paredes del vaso. El intenso tostado del grano se aprecia con claridad en el potente aroma, a malta torrefacta y café, adornado por un marcado toque herbal, un suave recuerdo de aceitunas negras muy de fondo, y notas de avellanas no demasiado evidentes y que se mezclan perfectamente con los demás aromas.
De trago ligero pero en absoluto aguada, comienza dulce con el dominio de malta torrefacta y café, y se añaden claros lúpulos herbales, suave chocolate amargo de fondo y un mínimo toque ahumado. Muy cremosa, sedosa al pasar por la boca, mantiene buen equilibrio a lo largo del trago y es al final cuando las avellanas hacen acto de presencia, aunque con ligereza, y se mantienen en el regusto, donde hierba y tostados acompañan a un amargor muy medido, dejando una agradable sensación un tanto agria en boca. Fácil de beber y entretenida, personalmente me ha gustado bastante.