MODELO: Leffe Blonde
ESTILO: Blonde (6'6% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Bélgica
CARACTERÍSTICAS: No sé cómo llegó a mis manos, pero el otro día aproveché la aparición de esta conocida belga para acompañar la cena, y de paso revisar el comentario que resultó que todavía no habíamos hecho a la rubia de la celebérrima abadía de Leffe. Revisamos sus versiones en Brune y Radiouse (esta última una verdadera delicia).
La Leffe Blonde se presenta con un color dorado y cristalino, lleno de burbujas que ascienden a la superficie y se quedan pegadas a las paredes del vaso. Sobre el caldo se extiende una capa considerable de espuma blanca y burbujeante, persistente aunque en poca cantidad.
El olor se hace inmediato: malta, frutas maduras con el plátano a la cabeza, levadura y notas herbales en menor medida. Un aroma que invita al trago, sin ninguna duda. En boca es ligera, espumosa y agradable. Destaca la malta, el caramelo, y de nuevo esos tintes afrutados. El final es amargo y seco, muy ligero y con un toque tímido del alcohol. El retrogusto es algo maltoso, con matices de galleta y levadura.
La última vez que la tomé fue hace bastante tiempo, y eso se nota. No puedo evitar recordarla bastante mejor, pero eso no quita que sea una cerveza completamente disfrutable y un gran ejemplo para empezar a conocer bélgica cervecilmente hablando. No es ninguna maravilla, pero es una buena opción en las grandes fiestas oktoberfest de imitación de las que montan por aquí.
La Leffe Blonde se presenta con un color dorado y cristalino, lleno de burbujas que ascienden a la superficie y se quedan pegadas a las paredes del vaso. Sobre el caldo se extiende una capa considerable de espuma blanca y burbujeante, persistente aunque en poca cantidad.
El olor se hace inmediato: malta, frutas maduras con el plátano a la cabeza, levadura y notas herbales en menor medida. Un aroma que invita al trago, sin ninguna duda. En boca es ligera, espumosa y agradable. Destaca la malta, el caramelo, y de nuevo esos tintes afrutados. El final es amargo y seco, muy ligero y con un toque tímido del alcohol. El retrogusto es algo maltoso, con matices de galleta y levadura.
La última vez que la tomé fue hace bastante tiempo, y eso se nota. No puedo evitar recordarla bastante mejor, pero eso no quita que sea una cerveza completamente disfrutable y un gran ejemplo para empezar a conocer bélgica cervecilmente hablando. No es ninguna maravilla, pero es una buena opción en las grandes fiestas oktoberfest de imitación de las que montan por aquí.
NOTA: