MODELO: Waterloo Tripel
ESTILO: Tripel (7'5% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Bélgica
CARACTERÍSTICAS: Tuve la oportunidad de probar esta cerveza en el Delirium Café de Bruselas, bar que como mencionan los amigos de la C.A.A.C en una entrada reciente tiene el honor de poseer la carta de cervezas más extensa, con más de 2000 modelos de países de todo el mundo. He de reconocer que entre la amplísima oferta no me decidí por Waterloo porque tuviese buenas referencias, sino más bien por curiosidad por la copa, puesto que si querías beberla en la propia de la marca tenías que pagar una fianza de 10 euros... y vaya, quieras que no, el primer pensamiento que viene a la cabeza es el motivo que puede justificar ese gasto.
En efecto, la copa era alucinante, recordaba al Santo Grial de Indiana Jones, aunque este de cerámica blanca y con la inscripción "Waterloo Anno 1815" grabada en rojo. Por si la presentación no fuera suficiente, el contenido no se quedaba en absoluto atrás, aunque al acercarse a la densa espuma blanca no se presagiaba en absoluto, debido a que su olor, a pesar de tener notas herbales interesantes, muy refrescantes, era bastante ligero.
Sin embargo, como ya he dicho, el sabor rompía todas las conjeturas que se podían hacer basándose en el aroma, tanto por su intensidad como por su extrema complejidad. La primera sensación que tuve al darle un trago es que esta cerveza no solo es refrescante, sino que hasta alimenta. El cuerpo es completo, muy poco amargo, con un inicio a frutas maduras, algo especiado, realmente agradable, al que se suma un toque a cítricos y, por último, algo de alcohol, que completa una mezcla espectacular. Este sabor va desapareciendo paulatinamente, produciendo una satisfacción plena.
Quizá fue cosa del momento, puesto que estaba de muy buen humor, o de la presentación, que a menudo predispone de forma positiva, pero podría decir que fue, si no la mejor, de las tres mejores cervezas que tomé en Bélgica... lo cual no es poco.
En efecto, la copa era alucinante, recordaba al Santo Grial de Indiana Jones, aunque este de cerámica blanca y con la inscripción "Waterloo Anno 1815" grabada en rojo. Por si la presentación no fuera suficiente, el contenido no se quedaba en absoluto atrás, aunque al acercarse a la densa espuma blanca no se presagiaba en absoluto, debido a que su olor, a pesar de tener notas herbales interesantes, muy refrescantes, era bastante ligero.
Sin embargo, como ya he dicho, el sabor rompía todas las conjeturas que se podían hacer basándose en el aroma, tanto por su intensidad como por su extrema complejidad. La primera sensación que tuve al darle un trago es que esta cerveza no solo es refrescante, sino que hasta alimenta. El cuerpo es completo, muy poco amargo, con un inicio a frutas maduras, algo especiado, realmente agradable, al que se suma un toque a cítricos y, por último, algo de alcohol, que completa una mezcla espectacular. Este sabor va desapareciendo paulatinamente, produciendo una satisfacción plena.
Quizá fue cosa del momento, puesto que estaba de muy buen humor, o de la presentación, que a menudo predispone de forma positiva, pero podría decir que fue, si no la mejor, de las tres mejores cervezas que tomé en Bélgica... lo cual no es poco.