MODELO: Flying Dog Old Scratch
ESTILO: Märzen (5'5% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Estados Unidos
CARACTERÍSTICAS: La verdad es que la historia de la americana Flying Dog es curiosa, pues según dicen en su web la idea del perro volador surgió en 1983, como metáfora de "conseguir lo imposible", tras una ascensión al Himalaya que resultó un fracaso absoluto. No fue hasta 1990 cuando se fundó la empresa en Colorado, en ese momento en forma de brewpub, y al poco tiempo "consiguieron lo imposible", convirtiendose en una de las cerveceras con más renombre a nivel mundial, reconocida por la alta calidad de sus productos.
Esta fue la otra botella de esta empresa que me llevé en mi última compra (y porque era la única que quedaba, sino me habría agenciado más), y tras una satisfacción con reservas con Kerberos me moría de ganas por probar esta. Servida es de color rojo brillante, con reflejos pardo anaranjados, coronada por un dedo de espuma beige de una cremosidad perfecta, tiene una pinta increible. Además al acercar la nariz se mantiene este nivel, con un dominio absoluto de malta dulce y caramelo, leves recuerdos de café, un destacable soplo herbal y dejes de chocolate y alcohol, mezclandose con maestría y consiguiendo un aroma sorprendentemente agradable.
El sabor quizá ya no es para tanto, pero en mi opinión tampoco hay nada que reprocharle. Se presenta desde el primer momento de forma muy similar al aroma, con malta tostada y caramelo, dulce, dando una sensación cremosa, pero muy nivelado, con abundante lúpulo herbal y algo de café negro. En el final el dulzor también es la tónica, con un moderado amargor alcohólico, una mezcla de galleta, caramelo y mucha hierba, y un marcado toque picante con notas de canela y clavo, que hace difícil soltar la copa. No es una cerveza sorprendente ni especialmente compleja pero demonios, está muy bien hecha.
Esta fue la otra botella de esta empresa que me llevé en mi última compra (y porque era la única que quedaba, sino me habría agenciado más), y tras una satisfacción con reservas con Kerberos me moría de ganas por probar esta. Servida es de color rojo brillante, con reflejos pardo anaranjados, coronada por un dedo de espuma beige de una cremosidad perfecta, tiene una pinta increible. Además al acercar la nariz se mantiene este nivel, con un dominio absoluto de malta dulce y caramelo, leves recuerdos de café, un destacable soplo herbal y dejes de chocolate y alcohol, mezclandose con maestría y consiguiendo un aroma sorprendentemente agradable.
El sabor quizá ya no es para tanto, pero en mi opinión tampoco hay nada que reprocharle. Se presenta desde el primer momento de forma muy similar al aroma, con malta tostada y caramelo, dulce, dando una sensación cremosa, pero muy nivelado, con abundante lúpulo herbal y algo de café negro. En el final el dulzor también es la tónica, con un moderado amargor alcohólico, una mezcla de galleta, caramelo y mucha hierba, y un marcado toque picante con notas de canela y clavo, que hace difícil soltar la copa. No es una cerveza sorprendente ni especialmente compleja pero demonios, está muy bien hecha.
NOTA: