MODELO: Robinsons Old Tom With Chocolate
ESTILO: Strong Ale con chocolate (6% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Inglaterra
CARACTERÍSTICAS: En 1838 William Robinson adquirió el Unicorn's Inn de Stockport, a poco más de 10 kilómetros de Manchester, tras 12 años siendo el landlord de dicha posada. La estuvo dirigiendo hasta 1849, cuando se volvió a casar tras la muerte prematura de su primera mujer, motivo por el cual dejó al cargo de la misma a su hijo George Robinson, quien poco después empezó a elaborar las primeras Robinsons ale. Dentro de la amplia variedad de cervezas que elabora esta marca actualmente, la más popular es la que lleva el nombre del gato de la cervecera, Old Tom, una robusta Ale que vio la luz en 1899 y cuya calidad le ha hecho merecedora de múltiples galardones, de la cual han salido dos versiones derivadas, una con jengibre y otra con chocolate.
Fue esta última la que encontré en un supermercado hace unos meses, y puesto que la original me gusta mucho me la llevé convencido de que esta también lo haría. La abrí esta pasada semana como anticipo de San Fermín, y me encontré una cerveza marrón roble que al trasluz se volvía de un intenso color rubí, coronada por un dedo de espuma grisácea. En el aroma lleva la batuta el ingrediente añadido, dando un perfume dulce y ligeramente especiado que queda a medio camino entre el chocolate con leche y el puro, acompañado de notas de vainilla, frutos secos, y de fondo suave caramelo, frutas oscuras y malta. No es que hubiese nada que me desagradara, pero mi impresión fue que el chocolate tenía un protagonismo excesivo y se comía matices que habrían resultado interesantes, al menos a mí me faltó malta, me faltó fruta, y me faltó lúpulo.
En el sabor cambian un poco las tornas y el chocolate está mucho más comedido, lo que se agradece, deja hueco a cerezas, ciruelas, pasas y al intenso tostado, y poco a poco se va retirando todavía más, ganando fuerza el núcleo de la malta, algo áspero y seco, con un toque de higos. No obstante, al final del trago vuelve de nuevo el chocolate, aunque en esta ocasión acompañado de un soplo de alcohol un poco pasado y regaliz negro, creando un final agresivo, de amargor y sequedad importantes que, la verdad, me dejaron un poco desconcertado. No veo ningún error específico en esta cerveza pero no me acaba de convencer, al olfato me cansa tanto chocolate y en el sabor no lo veo demasiado bien integrado, sino que más bien tengo la impresión de que la Old Tom va por un lado y este ingrediente por otro. Me quedé un poco decepcionado, esperaba mucho más.
NOTA: