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domingo, 14 de junio de 2015

Alpirsbacher Klosterbräu Pils

MARCA: Alpirsbacher
MODELO: Alpirsbacher Klosterbräu Pils
ESTILO: Pilsener (4'9% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Alemania

CARACTERÍSTICAS: Alpirsbacher Klosterbräu es una fábrica de cerveza localizada en plena Selva Negra, a escasos kilómetros de Estrasburgo, cuya historia se remonta a finales del siglo XIX, cuando Johann Gottfried Glauner decidió recuperar la actividad de la antigua cervecera de la zona. Para ello envió a su hijo Karl Albert a Weihenstephan a adquirir todos los conocimientos necesarios para encargarse de la producción y tres años después, en 1880, la empresa se puso en funcionamiento. Desde entonces ha continuado su actividad hasta nuestros días, pasando de una generación a otra y manteniendo siempre su independencia.

Elaboran en el momento actual casi 20 cervezas distintas, habiendo sido varias de ellas merecedoras de distintos premios, entre ellos el World Beer Awards. Es el caso de la que voy a comentar hoy, una rubia que entra dentro de sus elaboraciones más tradicionales. Con esta terminaríamos de comentar todas las botellas del lote de cerveza alemana que amablemente nos enviaron desde Cervecita en Casa, y que no podemos sino agradecer, tanto por la calidad de los productos como por lo poco a menudo que se ven las marcas en cuestión por la Península.

De color amarillo limón, algo pálida, es cristalina al trasluz y permite observar una abundante carbonatación, aunque un tanto caótica. Forma una buena cantidad de espuma al servirla y, si bien esta se reduce con rapidez, siempre queda un remanente más que suficiente. Su aroma es el propio de las mejores Pils alemanas; fresco y natural, se apoya en un potente núcleo de malta, cereal y masa de pan, en el que se infiltran con delicadeza manzana golden y suave pera. Afinan el perfume notas de miel, marcados recuerdos de lúpulo floral y un leve toque cítrico y mineral, consiguiendo una combinación extremadamente agradable a pesar de su sencillez.

No sigo con la intriga, Alpirsbacher Pils es una cerveza fascinante. En boca es fresca, sabrosa, viva, con cuerpo y carbonatación ajustados a la perfección. Entra rebosante de malta, con notas de masa de pan, galleta y bizcocho a lo que se suma la cantidad exacta de fruta, principalmente manzana y más suave pera. El trago es largo, salpicado de discretos recuerdos de miel y alguna chispa de hierba, y concluye con un final de amargor leve, cargado de lúpulo floral y ligeramente especiado. Queda una mínima sequedad mineral en boca, la cual actúa como resorte para desencadenar el siguiente trago... y esto puede ser peligroso. La verdad es que ha parecido una auténtica joya, simple y directa, sin salirse un milímetro del estilo, pero a la vez sabrosa y natural: el tipo de cerveza que lubrica una buena conversación sin que te olvides de ella en ningún momento. De las mejores cervezas que he bebido en los últimos años, ¿quién necesita alcohol, IBUs o rarezas cuando se puede disfrutar de la maestría centenaria de tantas fábricas tradicionales? ¡Gracias, Cervecita en Casa!

NOTA: