sábado, 21 de mayo de 2016

Cervecería en Santander: La Braña de San Celedonio

A mediados de Abril tuve que pasar un par de días en la bellísima Santander (ahora un poco menos bella por culpa de Botín) por motivos de trabajo pero, como suele ser costumbre, aproveché un rato que tenía libre para buscar alguna tienda en la que conseguir una cerveza de la zona. Al final resultó que cerca de mi hotel estaba la tienda "Tercer Tiempo", de la que hablaré en los próximos días, así que decidí pasar por allí con un colega, y de paso aprovechamos para preguntar por alguna cervecería cercana en la que pudiésemos disfrutar de una charla acompañada de una cerveza en condiciones.

Nos recomendaron dos garitos, pero como el de La Braña de San Celedonio vino acompañado de la palabra mágica "cask", mi mente olvidó el otro nombre al instante y al caer la noche nos dirigimos hacia el primero.Al llegar nos encontramos un local pequeño pero espacioso y cómodo, decorado con sencillez y buen gusto, y aprovechando que estaba bastante vacío nos sentamos junto a la barra, cerca del prometido "cask".

Evidentemente pedimos una pinta de este, con más ganas todavía cuando nos enteramos de que estaba pinchada la Bitter de Young's, y la verdad es que nos supo deliciosa, casi como si estuviésemos en pleno Londres. De todas maneras no era la única opción apetecible puesto que, además de una neverita con alrededor de 15 botellas distintas, el bar cuenta también con 6 grifos activos, y de ese día recuerdo, entre otras, referencias tan interesantes como Tripel Karmeliet, Eder's Pilsener o De Molen Amarillo. En cuanto a comida, nosotros veníamos de una cena y no estabamos como para pedir nada más, pero tenían a la vista una carta sencilla pero más que efectiva para acompañar buenas cervezas.


Cualquiera que haya pasado en los últimos meses o años por Madrid o Barcelona asumirá que, aunque el local pueda parecer interesante, también le tocará pagar cantidades ridículamente elevadas de dinero para disfrutarlo. Pues nada más lejos de la realidad; otro de los puntos positivos de La Braña de San Celedonio fue que los precios son por lo general comedidos y, salvo referencias algo especiales, por alrededor de 4 euros podiamos tomar una pinta de la mayor parte de las cervezas disponibles (de hecho, 4'5 euros nos costó la de "cask"), moderación que también se mantenía en la carta de comida.

La verdad, nos gustó tanto que también hicimos una visita al día siguiente para repetir la pinta de Young's, y no me cabe la menor duda de que cuando vuelva a Santander le intentaré buscar un hueco. Además, según me comentaron los responsables, tienen la intención de contar con DouGall's de cask con tanta frecuencia como sea posible, lo cual es un gran aliciente.

Por último, en mi visita no llevaba mi cámara de fotos por lo que todas las imágenes con las que ilustro mi artículo son sacadas de su Facebook. Espero que no les importe.


CERVECERÍA: La Braña de San Celedonio
DIRECCIÓN: c\ San Celedonio, 41
POBLACIÓN: Santander
PROVINCIA: Cantabria

sábado, 14 de mayo de 2016

Caulier 28 Brett Edition 2013

MARCA: Caulier
MODELO: Caulier 28 Brett Edition 2013
ESTILO: Blonde con Brettanomyces (7'5% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Bélgica

CARACTERÍSTICAS: Caulier es una marca belga fabricada en De Proef Brouwerij, al igual que To Øl, y que hace gala de tener una larga tradición a sus espaldas. Parece que los inicios se remontan a 1842, cuando se fundó en Neufvilles, en el Oeste de Bélgica, la "Brasserie Du Pont de Londres". Cuando el dueño falleció y pasó a manos de sus hijos, en 1895, el nombre se sustituyó por Brasserie Caulier... y luego en su página web cuentan un montón de historias que terminan en una quiebra a finales del siglo XX, con lo que no me acaba de quedar claro cuál es la relación de todo este lio con la marca actual. 
Elaboran en el momento actual alrededor de 12 cervezas, 5 dentro de su serie Caulier 28, y se enorgullecen de que sus cervezas no tengan azúcar y un 30% menos de calorías que otras. Ya era hora de que alguien diese respuesta a la principal preocupación de todos los amantes de esta bebida, que me reserven 10 putos palés.

Caulier 28 es una ale belga a la que se le ha añadido Brettanomyces, siguiendo las modas actuales. Es de un color marrón pardo, rojizo al trasluz, de turbidez media. Al chocar con el vidrio desata una gran cantidad de espuma beige amarillenta, cremosa y muy compacta, que no deja duda del origen de la cerveza. Su aroma es muy frutal, irrumpe un torrente de manzana golden, fresa y algo de pera y albaricoque, con una lactosidad que evoca al yogur. En el fondo se detecta toffee, pan y levadura belga, mientras que el lúpulo cítrico y el Brett ocupan una posición más inestable, apareciendo y desapareciendo a golpes.

En boca entra con una textura cremosa y sedosa, con bastante malta, masa de pan y algún deje de caramelo. Al principio la fruta sigue un patrón similar al del perfume, con manzana, frutas rojas, plátano, pero a medida que avanza el Brett refuerza los cítricos y el sabor a establo o hierba, aunque con moderación, quedando una sensación agridulce. El final es amargo y especiado, con levadura belga láctea, lúpulo cítrico y un curioso toque salado. El contraste entre el dulzor propio de los belgas y el Brett es llamativo; quizá funcionaría mejor con una cerveza algo más ligera, pero el resultado es bueno. No obstante tampoco me parece nada especialmente interesante.

NOTA:

domingo, 8 de mayo de 2016

Brew & Roll Apolo

MARCA: Brew & Roll
MODELO: Brew & Roll Apolo
ESTILO: Brown Ale (6'4% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: España

CARACTERÍSTICAS: Brew & Roll es el nombre de una nueva cervecera fundada durante el pasado 2015 por Javier Zorzona, David Ortiz, Carlos López y Arturo Ciordia "Turi", con sede en la pequeña (pero grande) localidad navarra de Barañáin. En la actualidad cuentan ya con 4 referencias distintas, a pesar de haber pasado tan solo 5 meses desde el lanzamiento de su primera cerveza, una Brown Ale bautizada como Apolo. Esta es la que voy a comentar hoy, elaborada en Cerveza Artesana Homebrew de Barcelona, aunque según tengo entendido en este momento ya se está produciendo en su propia fábrica en Navarra.

Su líquido pardo rojizo, bastante turbio, es el soporte de una capa espuma amarillenta de escasos milímetros, alimentada por algunas burbujas aisladas. El aroma que emite es algo ambiguo, por un lado se nota un dulzor inicial maltoso, con bastante caramelo y fruta madura, principalmente ciruela, pan de higo y manzana asada, pero los marcados frutos secos limitan su potencia. Van saliendo poco a poco recuerdos de té inglés, azúcar moreno, leve melocotón y lúpulo floral y frutal de intensidad muy moderada, pero al final se aparece un deje no muy agradable, como vegetal, que sugiere que pueda haberse producido algún problema en la elaboración.

Esto se confirma en boca, y hace imposible disfrutar de esta cerveza. La malta no está bien definida, el sabor recuerda a agua con frutas y sirope, su dulzor es empalagoso y deja un regusto medicinal desagradable, con exceso de levadura. Cuando contrasté mi impresión con varios colegas de confianza me dijeron que este lote había tenido algún problema pero que las cervezas elaboradas en Barañáin que habían probado merecían la pena, destacando sobretodo Ipa-Nema, y me recomendaron darles una segunda oportunidad. No descarto hacerlo más adelante, la verdad es que los precios son comedidos, pero me parece un grandísimo error sacar a la venta un producto con un defecto tan evidente; es mucho más barato retirar el lote entero que perder futuros clientes, y yo, si no hubiese tenido estos comentarios positivos por parte de algún amigo, ni me habría planteado volver a probar ninguna de sus cervezas.

NOTA:

domingo, 1 de mayo de 2016

Cata "Mèter Bier" en La Vinoteca: Sour


A finales del 2015, Rubén de La Vinoteca me comentó que había pensado en mí para dirigir una de las catas del los primeros meses del siguiente año. Cuando me dijo que me tocaría centrarme en las Bock, la idea me entusiasmó; cualquiera que me conozca sabe que tengo debilidad por las cervezas alemanas, y esta era una buena oportunidad para dar un repaso. El día del evento transcurrió sin demasiado problema y yo me lo pasé tan bien como siempre dando mis impresiones delante de los miembros del Bier Club... sin embargo creo que habría disfrutado incluso más si entonces hubiese sabido que además me estaba librando de encargarme de una cata muchísimo más difícil, dedicada en exclusiva a estilos de cerveza ácidos, y que finalmente se celebró el pasado 28 de Abril.

Por suerte el responsable de dirigirla no fue otro que Alessandro Ersettigh, homebrewer de altísimo nivel (doy fé) que acaba de dar el salto al mundo profesional con su marca de cervezas "Akui", y a quien le sobran conocimientos técnicos y habilidad para salir airoso de semejante reto. Así, cuando me ofrecieron asistir no me lo pensé ni un segundo puesto que, además de pasar un rato divertido con excelentes cervezas, también era una excelente oportunidad para aprender unas cuantas cosas.

Las cervezas elegidas fueron las siguientes:

- Orval (Bélgica, 6'2% ABV)
- Prairie Ale (Estados Unidos, 8'2% ABV)
- Rodenbach Grand Cru (Bélgica, 6% ABV)
- Loverbeer Madamim (Italia, 5'7% ABV)
- To Øl Likeweisse (Dinamarca, 3'8% ABV)
- Modern Times Fruitlands Sour - Cherry Gose (4'8% ABV)
- Boon Geuze Mariage Parfait (8% ABV)

La sesión comenzó con un juego en el que se nos sirvió la primera cerveza sin que pudiesemos ver cuál era, y teníamos que adivinar el estilo al que pertenecía.... y debo admitir, para disfrute de Rubén por otro lado, que no fui capaz de reconocer una cerveza que he bebido tantas veces a lo largo de mi vida como Orval a pesar de que la posibilidad pasó por mi cabeza, quizá por el escaso tiempo que había transcurrido desde el embotellamiento.

Luego ya continuamos siguiendo un patrón similar al de otras ocasiones, con Alessandro llevando la voz cantante y Rubén haciendo oportunas aportaciones y alguna que otra broma. Fue impresionante ver a Akui desplegar todo su arsenal de conocimientos acerca de la elaboración de cerveza, fue con diferencia la charla más técnica que había escuchado hasta la fecha, y además la completó con acertadas descripciones de lo que íbamos bebiendo.

El nivel de las cervezas me pareció francamente alto y si bien es cierto que, al menos en mi opinión, Rodenbach y Boon estaban un paso por delante de todas las demás, me sorprendió muy positivamente la Oud Bruin de Loverbeer o el experimento de Modern Times. Prairie Ale no era desconocida para mí y disfruté bebiéndola, aunque si precio prohibitivo hace imposible que la tome más allá de catas de este tipo o cuando me la han regalado por algún motivo. Tras casi 2 horas y media de charla repletas de información, y que sin embargo se pasaron volando, la noche concluyó dejándome muy buen sabor de boca. (en todos los sentidos)

domingo, 24 de abril de 2016

Moosehead Boundary Ale

MARCA: Moosehead
MODELO: Moosehead Boundary Ale
ESTILO: Amber Ale (5'3% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Canadá

CARACTERÍSTICAS: "The Army and Navy Brewery", "S. Oland, Sons & Co" y "Maritime Brewind & Malting Co." son algunos de los nombres que ha tenido a lo largo de su historia, desde su creación en 1865, la cervecera de capital independiente más antigua de Canadá, aunque en el momento actual la conocemos por el último nombre que se le dio en 1947: "Moosehead Breweries". Este último cambio se hizo tras la creación de la cerveza que lanzó a fama a la fábrica, Moosehead Pale Ale, a la que posteriormente se han ido sumando más de 10 referencias adicionales, además de algunas cervezas elaboradas para otras marcas. La que voy a comentar hoy, Boundary Ale, es una elaboración peculiar puesto que, además de usar 7 maltas distintas, combina lúpulos europeos y americanos, lo que puede resultar bastante llamativo.

No es un secreto que yo no soy demasiado amigo de las latas, de hecho la última cerveza en este formato que comentamos en Hipos fue en el 2011, pero al verlas a 1'30 euros en una tienda de Zaragoza me pareció un buen momento para romper la tradición. Al servirla el aspecto es sublime, un color pardo rojizo con reflejos naranjas cubierto por una cantidad moderada de espuma blanca marfil. Pensando en una cerveza británica esperaba una carbonatación apagada, pero la verdad es que tiene una burbuja muy viva. Su perfume es dulce pero animado, con una parte de malta y toffee en su justa medida, almíbar y caramelo más de fondo pero sin resultar pesada, pan integral, y todo ello sobrepasado por toneladas de fruta madura, principalmente melocotón y mango aunque con algún toque de naranja. Lúpulo hay tanto europeo como americano, pero el afilado aroma de pino y hierba fresca del último destaca, quizá aderezado con algo de canela y un levísimo soplo de picante.

Las medias tintas y la ambigüedad nunca son buenas, y en la cerveza me temo que sucede lo mismo. El sabor es más sobrio, tiende más a lo británico, pero tampoco acaba de convencer porque no define bien, queda a mitad de camino. De cuerpo medio, da la entrada malta tostada, de dulzor moderado, junto con pan integral, frutos secos y leve caramelo. La fruta madura está mucho más apagada, y no tiene ese carácter tropical tan potente sino que predominan albaricoque y naranja. Final bastante cítrico y también algo herbal, de amargor marcado, que parece dirigido por los lúpulos británicos, quedando algo de especia y tostados en la garganta, y un agradable regusto mineral. Cuando lleva un rato en el vaso el dulce gana un poco de fuerza, aunque tampoco supone un gran cambio. La cerveza está bien hecha: es agradable, el medio litro se bebe con facilidad, y su originalidad es innegable; sin embargo, al no seguir un patrón ni europeo ni americano me da la impresión de que no es capaz de redondear el producto. Pero vamos, repetiría con gusto.

NOTA:

sábado, 9 de abril de 2016

La Litera Hugos English IPA

MARCA: La Litera
MODELO: La Litera Hugos English IPA
ESTILO: English Pale Ale (5'5% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: España

CARACTERÍSTICAS: A medias por llevar mi nombre en la etiqueta, y también por ser una marca de la comarca de Aragón de la que es originaria parte de mi familia, hace un par de meses mis padres me trajeron a Pamplona esta botella de cervezas La Litera (reincido en mis agradecimientos, por cierto). Se trata de una pequeña empresa fundada en el año 2015 en Tamarite, a escasos kilómetros de Binéfar, que inicialmente producía sus cervezas en la fábrica barcelonesa de Más Malta, o al menos es de allí de donde proviene la botella que voy a comentar.

Su color es pardo anaranjado muy turbio, con algún reflejo amarillo. Al servirla produce una espuma blanco marfil muy abundante y resistente, de burbuja fina, a la que se intuye que acuden gran cantidad de burbujas, aunque por la turbidez no se puede afirmar con seguridad. En nariz es dulce, melosa, acaramelada, con gran cantidad de frutas tropicales maduras y melocotón, y más de fondo manzana, naranja y quizá algo de plátano. La malta soporta el conjunto, el lúpulo floral le da volumen, y la verdad es que la mezcla quedaría bastante completa si no fuese por un aroma como rústico y algo vegetal oculto en un segundo plano, que rechina y augura problemas.

Estos problemas se manifiestan con claridad al dar el primer sorbo. El  gusto es prácticamente inexistente y la carbonatación, excesiva a más no poder, no ayuda, puesto que lo poco que queda de sabor se volatiliza en la burbuja. Cuerpo ausente, en cuanto el líquido pasa al fondo de la boca es como no haber bebido nada. En el transcurso se detecta algo de fruta, muy leves naranja y malta, y termina en un mínimo amargor con un toque ácido. Una pena, en mi opinión es una cerveza con tantas carencias que más vale comenzar de nuevo. Espero que si ahora se está realizando en Tamarite de La Litera esté mejor conseguida, si no le auguro un futuro infausto.

NOTA:

miércoles, 6 de abril de 2016

Weihenstephaner 1516 Kellerbier

MARCA: Weihenstephaner
MODELO: Weihenstephaner 1516 Kellerbier
ESTILO: Kellerbier (5'6% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Alemania

CARACTERÍSTICAS: Estaba claro que, por coincidir con el 500 aniversario de la promulgación de la Ley de Pureza o Reinheitsgebot por Guillermo IV de Baviera, durante el 2016 ibamos a ser testigos del lanzamiento de diversas cervezas conmemorativas, sobretodo por parte de las fábricas germanas. Parece que así está sucediendo, y por el momento una de las primeras elaboraciones que ha llegado a España es la de una fábrica casi-milenaria, Weihenstephaner, muy valorada por cualquiera que tenga un mínimo interés por la cerveza. 

El estilo elegido, Kellerbier, me ha parecido muy apropiado, al tratarse de un tipo de cervezas genuinamente alemán que Weihenstephaner no elabora de forma habitual, además bastante apetecible en esta época del año. Esta es de un color amarillo cera, bastante cristalina para el estilo, con una carbonatación escasa en forma de una única columna central. A pesar de este último aspecto, la cantidad de espuma es considerable, de color blanco y burbuja pequeña y compacta. Su aroma es terriblemente potente, está cargado hasta los topes de malta sin tostar, cereal crudo y miga de pan, con un dulzor moderado. Acompaña la fruta, no demasiado madura, destacando manzana golden por encima de suave pera, manzana verde, algo de naranja y un leve toque de hoja de limón. Aparece y desaparece un agradable deje de miel, que se combina a la perfección con lúpulo cítrico, ligeramente herbal y con un mínimo punto especiado.

En boca es algo más amable, más calmada, aunque la carbonatación afila bastante el trago. Comienza con grano crudo, bastante malta dulce, cereal y suaves galleta y miel de fondo, en coalición con manzana golden, membrillo, y más secundarios naranja y limón. El final es clásico alemán, bien provisto de lúpulos nobles, que forman un amargor medio, cítrico, herbal y ligeramente picante, quedando un regusto maltoso largo. No me parece la mejor cerveza de Weihenstephaner pero es una Keller estupenda, quizá más similar a la de St. Georgenbräu que a otras un poco más dulces, que es como las suelo preferir. A pesar de ello, los 33 cl se me hicieron cortos, habría agradecido que estuviese en formato de medio litro.

NOTA: