MODELO: Duchesse de Bourgogne
ESTILO: Flanders Red Ale (6'2% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Bélgica
CARACTERÍSTICAS: Una de las mejores representantes de las Red Ale de Flandes es, junto con las populares Rodenbach, Duchesse de Bourgogne. Esta cerveza es producida por la Brouwerij Verhaeghe, fundada en el oeste de Flandes en 1875, y es el resultado de la mezcla de cerveza añejada 18 meses en barrica de roble y una cerveza más joven, con tan solo 8 meses de vida. Esta botella me llegó como parte de uno de los habituales regalos cerveciles navideños que solemos intercambiar Sir Asf y yo, y pese a que ya la había probado, aunque hacía ya mucho tiempo, me encantó tener la oportunidad de repetir, pues me dejo muy buen recuerdo.
La serví en copa con la intención de disfrutarla frente a la genial Boardwalk Empire, pudiendo apreciar una cerveza no demasiado turbia, de color pardo que se transformaba en rojo intenso al trasluz, protegida por una capa de espuma beige cremosa y compacta. El perfume inunda la habitación, lo cual es de agradecer porque es una auténtica delicia, con una delicadeza sublime se entremezclan los perfumes del vino con la malta, a lo que se suman aromas medicinales aportados por la barrica. Predomina la acidez, aunque con moderación, dando recuerdos de frutos rojos, destacando entre ellos cerezas, y un suave toque de lúpulo, tan herbal como cítrico, termina el trabajo.
En el sabor el dulzor es mucho más prominente, muy frutal: fresas y frambuesas, y más secundarias cerezas y algo de manzana, que se combinan con una suave acidez. Malta, leve canela y vino dulce quedan en el fondo, el trago discurre con suavidad, y se va formando un discreto amargor, algo ácido y especiado, donde se hace más evidente la barrica, para dejar un largo regusto avinado. Quizá la habría preferido una mayor tendencia a la acidez, no obstante es solo cuestión de gusto personal, la cerveza en sí es estupenda. Se agradece el regalo, y mucho.
La serví en copa con la intención de disfrutarla frente a la genial Boardwalk Empire, pudiendo apreciar una cerveza no demasiado turbia, de color pardo que se transformaba en rojo intenso al trasluz, protegida por una capa de espuma beige cremosa y compacta. El perfume inunda la habitación, lo cual es de agradecer porque es una auténtica delicia, con una delicadeza sublime se entremezclan los perfumes del vino con la malta, a lo que se suman aromas medicinales aportados por la barrica. Predomina la acidez, aunque con moderación, dando recuerdos de frutos rojos, destacando entre ellos cerezas, y un suave toque de lúpulo, tan herbal como cítrico, termina el trabajo.
En el sabor el dulzor es mucho más prominente, muy frutal: fresas y frambuesas, y más secundarias cerezas y algo de manzana, que se combinan con una suave acidez. Malta, leve canela y vino dulce quedan en el fondo, el trago discurre con suavidad, y se va formando un discreto amargor, algo ácido y especiado, donde se hace más evidente la barrica, para dejar un largo regusto avinado. Quizá la habría preferido una mayor tendencia a la acidez, no obstante es solo cuestión de gusto personal, la cerveza en sí es estupenda. Se agradece el regalo, y mucho.