MODELO: VG Noster Quercus Ale
ESTILO: Pale Ale (6% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: España
CARACTERÍSTICAS: Muchas cervezas me han llegado últimamente por parte de la familia Rodríguez, y por lo que parece el flujo no da visos de ir a interrumpirse puesto que la semana pasada me sorprendieron nuevamente con las tres botellas de la alavesa VG Noster (y antes de que se me olvide, muchas gracias a Ana, Cristina y Fernando), cervecera situada en el polígono industrial de Subillabide que fue fundada por Karlos Delgado en el año 2008. Si algo me llamó la atención cuando descubrí la existencia de esta marca, y supongo que no me pasó solo a mí, fue el diseño de sus botellas, y es que pese a que no soy nada entusiasta de las pretensiones de artículo de lujo que algunas marcas intentan dar a sus cervezas hay que reconocer que derrocha elegancia por sus cuatro costados.
Poco importa, no obstante, el diseño si el contenido no merece la pena, pero al servirla su imagen no se deteriora y presenta un líquido de un intenso color rojo parduzco que al chocar con el vidrio da origen a una espectacular espuma compacta, que aparece con rapidez y se mantiene sin problemas. El primer contacto con el aroma fue bueno, parecía bien provisto de malta y frutas maduras, intenso y a la vez delicado; sin embargo, en menos de un minuto daba la impresión de estar bebiendo otra cerveza, porque el agradable perfume se vio sustituido por uno bastante más simple, consistente en malta tostada acompañada por una dosis generosa de lúpulo cítrico y herbal, ligeramente manchado de especias picantes.
En boca el lúpulo crea un intenso amargor y acidez que, sin embargo, no parece encontrar su sentido y se limita a acaparar el sabor e impedir que aflores más matices, desprendiendo notas de pomelo, limón y más suave hierba, con un punto de resina. Totalmente eclipsada por esto queda la malta, acompañado el tostado por un sabor difícil de definir pero que en algún momento me recordó a minerales o a cuero, que tiene problemas para compensar el lúpulo, hasta que al final del trago se dispara un amargor marcado, algo astringente, cargado de cítricos y piña. He leído alguna crítica buena de esta cerveza, sin embargo en mi opinión hay varios aspectos que tienen que solucionarse: la malta no está funcionando como debería, el lúpulo me parece descontrolado y probablemente haga falta contrarrestar tanto amargor y acidez aumentando la proporción de alguna variedad más frutal, y el precio, a 3 euros la botella, no me parece ni mucho menos razonable.
NOTA: