MODELO: Reissdorf Kölsch
ESTILO: Kölsch (4'8% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Alemania
Para hablar de este estilo nos remontamos a 1905, cuando la cervecería Sünner estableció el nombre Kölsch para la cerveza de alta fermentación de Colonia, estandarizándose en 1918. Es en el año 1984 cuando la cervecería Heinrich Reissdorf comienza a producir cerveza en esta ciudad, tocando gran cantidad de estilos, como märzen, pilsen o más adelante la conocida kölsch. Tras la destrucción de la casi totalidad de la fábrica durante la II Guerra Mundial, la cervecera continuó elaborando sus productos hasta el punto de convertirse en la exportadora de la más famosa kölsch de Colonia.
La kölsch es una cerveza de alta fermentación, en contra de su apariencia (y es aquí donde encontramos una de esas fabulosas excepciones), ya que el tratamiento de su levadura se puede confundir a menudo con la levadura de baja fermentación, debido a que fermenta a menor temperatura que las ales comunes.Esta cerveza luce un color amarillo dorado muy brillante, acompañado de una capa de espuma blanca que no tarda en desaparecer. Se pueden apreciar algunas burbujas de tamaño considerable surcando el vaso hacia la superficie. Su aroma es enigmático, dejando entrever matices herbales entrelazados con los maltosos, algo afrutado y ácido. Su sabor se presenta fresco y lleno de matices, debatiéndose al principio entre la malta y el lúpulo. No tarda en tornarse agridulce y floral, con recuerdos de malta, alcohol, cítrico frutal, almendra y final herbal completando el trago. Mantiene esta fuerza, aunque no llega a resultar pesada, es más, se hace bastante liviana.
No me importaría disponer de un supermercado cerca en el que vendieran este tipo de cerveza. Gran elección la de ir a Colonia.
Actualizado por Embracing Darkness
De intensidad moderada, el sabor a suave malta dulce y cereales se ve al instante sobrepasado por una acidez frutal cuyo protagonismo depende de manzana verde y limón a partes iguales, con un deje de albaricoque, complementado por recuerdos levadurosos y un soplo de lúpulo que conducen a un final amargo, seco, totalmente balanceado por los cítricos, lo que la convierte en una cerveza refrescante como pocas. De trago facilísimo pero sin embargo con carácter, a lo que contribuye también sin duda una muy acertada carbonatación, me ha parecido una Kölsch estupenda a la que sin duda no perderé de vista en mi próxima visita a la ciudad alemana.