MODELO: Welterburger Hefe-Weiβbier Hell
ESTILO: Hefe-Weiβbier (5'4% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Alemania
CARACTERÍSTICAS: El monasterio de Weltenburger, de la orden Benedictina, fue fundado por monjes irlandeses o escoceses a orillas del Danubio, en el municipio alemán de Kelheim, en el año 620, por lo que puede presumir de ser el que más tiempo ha durado de cuantos siguen en pie en la región de Bavaria.
Los monjes y sacerdotes pertenecientes a este se han dedicado a la elaboración de cerveza desde el año 1050, siendo así la segunda cervecera más antigua del mundo. Este proceso se sigue realizando en las mismas salas que hace 300 años, cuando fue la abadía fue construida por la familia Asam (que dan nombre a uno de los modelos de esta marca con mayor reconocimiento)
Nada más abrir la botella nos sorprenderá un muy fuerte aroma a plátano, mezclado con el del trigo, que se puede percibir a gran distancia. Notaremos también la presencia de especias, que da ese ligerísimo picor tan característico en la nariz. Al servirla podremos ver una bebida de color amarillo turbio, intenso, con abundante espuma, aunque algo menos que las mayoritarias de este estilo.
Tiene un cuerpo ligero/medio, con un importante énfasis en el trigo y no tanto gusto a plátano como sugería el olor, aunque por supuesto mantiene su normal relevancia en el inicio del trago. El gusto en el paladar es intenso, muy refrescante y agradable, y es en el fondo del mismo donde la alta carbonatación ataca de forma directa. El final del trago es más frutal, a cítricos (sobretodo naranja) con su consiguiente acidez, quedando un amargor suave en la garganta. Ciertamente, una degustación que me encantaría repetir.
Se podría considerar Weltenburger como una excelente representante dentro de las Weizen, muy equilibrada, especialmente refrescante, y que a partir de ahora será una de las opciones que baraje cuando me apetezca una buena cerveza de este estilo.
Los monjes y sacerdotes pertenecientes a este se han dedicado a la elaboración de cerveza desde el año 1050, siendo así la segunda cervecera más antigua del mundo. Este proceso se sigue realizando en las mismas salas que hace 300 años, cuando fue la abadía fue construida por la familia Asam (que dan nombre a uno de los modelos de esta marca con mayor reconocimiento)
Nada más abrir la botella nos sorprenderá un muy fuerte aroma a plátano, mezclado con el del trigo, que se puede percibir a gran distancia. Notaremos también la presencia de especias, que da ese ligerísimo picor tan característico en la nariz. Al servirla podremos ver una bebida de color amarillo turbio, intenso, con abundante espuma, aunque algo menos que las mayoritarias de este estilo.
Tiene un cuerpo ligero/medio, con un importante énfasis en el trigo y no tanto gusto a plátano como sugería el olor, aunque por supuesto mantiene su normal relevancia en el inicio del trago. El gusto en el paladar es intenso, muy refrescante y agradable, y es en el fondo del mismo donde la alta carbonatación ataca de forma directa. El final del trago es más frutal, a cítricos (sobretodo naranja) con su consiguiente acidez, quedando un amargor suave en la garganta. Ciertamente, una degustación que me encantaría repetir.
Se podría considerar Weltenburger como una excelente representante dentro de las Weizen, muy equilibrada, especialmente refrescante, y que a partir de ahora será una de las opciones que baraje cuando me apetezca una buena cerveza de este estilo.