Cuando el trabajo durante el curso no da los frutos esperados en Junio (o, como suele ser más frecuente, cuando dicho trabajo ha sido insuficiente), Agosto se convierte en un mes bastante duro, agotador y aburrido a partes iguales. Por ello, tras unos satisfactorios examenes de Septiembre decidí emplear el escaso dinero que aún me quedaba en una especie de auto-premio, un viaje de 5 días a la capital británica acompañado por la preocupantemente musculada Ana.
A estas alturas no es un secreto que Londres es una ciudad muy cara, y como ya he dicho mi situación económica no es precisamente boyante, así que intentamos ahorrar en la mayoría de los aspectos del viaje, el primero de ellos en el alojamiento. Buscando por Internet encontramos varios hostales cuyo precio oscilaba entre 10 y 20 £, uno de ellos estaba emplazado en la famosa Camden Town, distrito alternativo donde los haya, lo cual nos pareció muy atractivo así que fue el que escogimos definitivamente, quedando razonablemente satisfechos pese a que es probablemente uno de los barrios más ruidosos de Londres, al menos por la noche.
Por supuesto, también intentamos evitar gastar más de lo necesario en comida, y salvo una mañana que tomamos un típico desayuno inglés consistente en salchichas, alubias, huevo, champiñones, panceta, torrijas, etc no pisamos un restaurante, y recurrimos a bocadillos al mediodía y comida china, japonesa, tailandesa, mexicana, hindú o italiana para la cena, a unas 4£ el plato. También tuve que hacer unos recortes en tema de cervezas, aunque tampoco fueron demasiado duros, pero eso ya lo contaré más adelante.
La Ciudad
Nada puedo decir de Londres que no esté ya en las innumerables guías sobre esta ciudad que circulan por el mundo, así que me voy a limitar a unos breves apuntes sobre mi experiencia personal. Pateé Camden, Bloomsbury, Clerkenwell, Westminster, Notting Hill, Regent's y Hyde Park, Soho, St. James, Brompton y por supuesto me quedaron muchas cosas por ver, pero si tuviese que destacar algo sería los maravillosos jardines de Hyde Park, repletos de ardillas hiperactivas, la National Gallery y el British Museum, los espectáculos callejeros del Soho, las tremendas calles de la zona de Westminster, el ambiente nocturno de Camden (pese a que de este barrio me echa un poco atrás el consumismo extremo que hay, disfrazado eso sí de alternativismo y rebeldía), el excelente trato de absolutamente todos los londinenses con los que tuvimos trato, siempre dispuestos a echar una mano a un par de turistas perdidos y además con una amabilidad exquisita, y por supuesto los pubs británicos, en las que profundizaré a continuación.
Los Pubs
Salí de Zaragoza con una buena lista de direcciones en la cartera, parte de ellas proporcionada por Boak and Bailey, a quienes agradezco las estupendas recomendaciones una vez más, y otras tantas sacadas de esta página donde relata de forma muy amena donde encontrar pintas a 2 £ en Londres, algo de mucha utilidad en una ciudad donde según el sitio te pueden costar hasta el doble. Como aliciente, los pubs de los 2 £ la pinta venden Samuel Smith, marca que la verdad me gusta mucho, por lo que no me supuso en absoluto un sacrificio tomar unas cuantas Cask Ales allá.
Quedé encantado con el ambiente de las cervecerías que visité, ni rastro de molestos humos, nada de música que impida conversar sin tener que gritar, gente charlando tranquilamente, y siempre un mínimo de 5 o 6 grifos que permitía elegir la cerveza del estilo que más apeteciese en el momento. En lo relativo a este aspecto me cautivó especialmente The Angel, en St Gilles St. 61, muy pequeño y casi sin gente, donde muy a gusto me bebí una Bitter mientras descansabamos de tanta caminata en el Soho. Sin embargo en cuanto a imagen la palma se la lleva Princess Louise, en High Holborn 208, debido a su impresionante decoración victoriana.
Durante la mayor parte del viaje estuve probando distintas variedades de cervezas, la mayoría de ellas bastante conocidas, desde las distintas Samuel Smith, varias Young's, una Bombardier, Fuller's Honey Dew y aun cayó alguna otra de esta marca, London Pride, y un par de IPA, una Greene King y otra cuyo nombre no recuerdo. Sin embargo esto cambió cuando el Lunes por la mañana, unas horas antes de huir al aeropuerto, hicimos una visita al pub que Boak & Bailey más expresamente recomendaron: The Gunmaker's. Según ellos, este local es excepcional por la calidad de las cervezas y por el cuidado con el que su dueño las trata... y no puedo estar más de acuerdo. Allí tomé una pinta de Woodforde's Wherry, una Bitter estupenda, y Moorhouse's Black Cat, una Mild increible que me recomendó el dueño y me dió a probar mientras me daba algunos datos sobre el estilo, y de la que no pude evitar pedir otra pinta. Por desgracia no me dió tiempo a atacar a Mad Goose Pale Ale, la otra que había en Cask, pero es que no habría podido disfrutarla si la hubiese tenido que beber tan rápido.
Como observación curiosa, que para saber si fue pura casualidad o tendencia tendría que pasar mucho más tiempo en la ciudad, en los pubs en los que estuve solo vi pedir Ale a tres personas, dos de ellas en The Gunmaker's. Todos los demás, que no fueron poco, pedían pintas de Alpine Lager o Pure Brewed Lager en los bares de Sam Smith, y eurolager tipo Heineken y demás en los demás garitos. ¿Están conquistando las lager las Islas Británicas en detrimento de sus estupendas cervezas? ¿Ya lo habían hecho y me he enterado tarde? ¿O simplemente me pegué todo el viaje encontrándome con "lagerboys"? Si alguien sabe algo, se agradecerá la aclaración.
La Mejor y la Peor
Curiosamente las dos que se llevan este galardon las tomé en la misma manzana (o si no, casi).
Si no hubiese sido por la visita a The Gunmaker's, para la mejor ahora mismo me debatiría entre dos de Samuel Smith: Old Brewery Extra Stout y Sovereign Best Bitter, ambas de un nivel, para mi gusto, excelente. Sin embargo, la maravillosa Black Cat, una Mild de la cervecera Moorhouse's que tomé allí rompió todos mis esquemas. Oscura, muy sabrosa, con un intenso gusto a humo, sin llegar a una Rauchbier por supuesto pero incluso por encima de Kaiserdom Alt-Bamberg Dunkel, de trago fácil y con un regusto ahumado exquisito. Una auténtica delicia... y una pena que no se haga más cerveza de este estilo.
Y el dudoso honor de ser la peor pinta que he tomado en Londres se lo lleva una cerveza que no es en absoluto mala, Well's Bombardier. Sucedió que la primera vez que fui a The Gunmaker's estaba cerrado así que decidimos entrar en un pub cercano (para ser sincero, el primero que se cruzó en nuestro camino) Allí pedí media pinta, que fué servida sin demasiada destreza, y que para acabar de rematar la jugada estaba caliente como una sopa. Cierto es que una cerveza demasiado fría es un auténtico estropicio, pero tampoco hay que irse al otro extremo.
Por supuesto, también intentamos evitar gastar más de lo necesario en comida, y salvo una mañana que tomamos un típico desayuno inglés consistente en salchichas, alubias, huevo, champiñones, panceta, torrijas, etc no pisamos un restaurante, y recurrimos a bocadillos al mediodía y comida china, japonesa, tailandesa, mexicana, hindú o italiana para la cena, a unas 4£ el plato. También tuve que hacer unos recortes en tema de cervezas, aunque tampoco fueron demasiado duros, pero eso ya lo contaré más adelante.
La Ciudad
Nada puedo decir de Londres que no esté ya en las innumerables guías sobre esta ciudad que circulan por el mundo, así que me voy a limitar a unos breves apuntes sobre mi experiencia personal. Pateé Camden, Bloomsbury, Clerkenwell, Westminster, Notting Hill, Regent's y Hyde Park, Soho, St. James, Brompton y por supuesto me quedaron muchas cosas por ver, pero si tuviese que destacar algo sería los maravillosos jardines de Hyde Park, repletos de ardillas hiperactivas, la National Gallery y el British Museum, los espectáculos callejeros del Soho, las tremendas calles de la zona de Westminster, el ambiente nocturno de Camden (pese a que de este barrio me echa un poco atrás el consumismo extremo que hay, disfrazado eso sí de alternativismo y rebeldía), el excelente trato de absolutamente todos los londinenses con los que tuvimos trato, siempre dispuestos a echar una mano a un par de turistas perdidos y además con una amabilidad exquisita, y por supuesto los pubs británicos, en las que profundizaré a continuación.
Los Pubs
Salí de Zaragoza con una buena lista de direcciones en la cartera, parte de ellas proporcionada por Boak and Bailey, a quienes agradezco las estupendas recomendaciones una vez más, y otras tantas sacadas de esta página donde relata de forma muy amena donde encontrar pintas a 2 £ en Londres, algo de mucha utilidad en una ciudad donde según el sitio te pueden costar hasta el doble. Como aliciente, los pubs de los 2 £ la pinta venden Samuel Smith, marca que la verdad me gusta mucho, por lo que no me supuso en absoluto un sacrificio tomar unas cuantas Cask Ales allá.
Quedé encantado con el ambiente de las cervecerías que visité, ni rastro de molestos humos, nada de música que impida conversar sin tener que gritar, gente charlando tranquilamente, y siempre un mínimo de 5 o 6 grifos que permitía elegir la cerveza del estilo que más apeteciese en el momento. En lo relativo a este aspecto me cautivó especialmente The Angel, en St Gilles St. 61, muy pequeño y casi sin gente, donde muy a gusto me bebí una Bitter mientras descansabamos de tanta caminata en el Soho. Sin embargo en cuanto a imagen la palma se la lleva Princess Louise, en High Holborn 208, debido a su impresionante decoración victoriana.
Durante la mayor parte del viaje estuve probando distintas variedades de cervezas, la mayoría de ellas bastante conocidas, desde las distintas Samuel Smith, varias Young's, una Bombardier, Fuller's Honey Dew y aun cayó alguna otra de esta marca, London Pride, y un par de IPA, una Greene King y otra cuyo nombre no recuerdo. Sin embargo esto cambió cuando el Lunes por la mañana, unas horas antes de huir al aeropuerto, hicimos una visita al pub que Boak & Bailey más expresamente recomendaron: The Gunmaker's. Según ellos, este local es excepcional por la calidad de las cervezas y por el cuidado con el que su dueño las trata... y no puedo estar más de acuerdo. Allí tomé una pinta de Woodforde's Wherry, una Bitter estupenda, y Moorhouse's Black Cat, una Mild increible que me recomendó el dueño y me dió a probar mientras me daba algunos datos sobre el estilo, y de la que no pude evitar pedir otra pinta. Por desgracia no me dió tiempo a atacar a Mad Goose Pale Ale, la otra que había en Cask, pero es que no habría podido disfrutarla si la hubiese tenido que beber tan rápido.
Como observación curiosa, que para saber si fue pura casualidad o tendencia tendría que pasar mucho más tiempo en la ciudad, en los pubs en los que estuve solo vi pedir Ale a tres personas, dos de ellas en The Gunmaker's. Todos los demás, que no fueron poco, pedían pintas de Alpine Lager o Pure Brewed Lager en los bares de Sam Smith, y eurolager tipo Heineken y demás en los demás garitos. ¿Están conquistando las lager las Islas Británicas en detrimento de sus estupendas cervezas? ¿Ya lo habían hecho y me he enterado tarde? ¿O simplemente me pegué todo el viaje encontrándome con "lagerboys"? Si alguien sabe algo, se agradecerá la aclaración.
La Mejor y la Peor
Curiosamente las dos que se llevan este galardon las tomé en la misma manzana (o si no, casi).
Si no hubiese sido por la visita a The Gunmaker's, para la mejor ahora mismo me debatiría entre dos de Samuel Smith: Old Brewery Extra Stout y Sovereign Best Bitter, ambas de un nivel, para mi gusto, excelente. Sin embargo, la maravillosa Black Cat, una Mild de la cervecera Moorhouse's que tomé allí rompió todos mis esquemas. Oscura, muy sabrosa, con un intenso gusto a humo, sin llegar a una Rauchbier por supuesto pero incluso por encima de Kaiserdom Alt-Bamberg Dunkel, de trago fácil y con un regusto ahumado exquisito. Una auténtica delicia... y una pena que no se haga más cerveza de este estilo.
Y el dudoso honor de ser la peor pinta que he tomado en Londres se lo lleva una cerveza que no es en absoluto mala, Well's Bombardier. Sucedió que la primera vez que fui a The Gunmaker's estaba cerrado así que decidimos entrar en un pub cercano (para ser sincero, el primero que se cruzó en nuestro camino) Allí pedí media pinta, que fué servida sin demasiada destreza, y que para acabar de rematar la jugada estaba caliente como una sopa. Cierto es que una cerveza demasiado fría es un auténtico estropicio, pero tampoco hay que irse al otro extremo.
En fin, hasta aquí el resumen del viaje, espero que no se haya hecho demasiado largo. Dejo como despedida una foto de Hyde Park tomada por una persona mucho más fuerte que cualquiera. ¡Salud!