viernes, 16 de agosto de 2013

Teufel 77 Agave Honey Ale


MARCA: Teufel
MODELO:
Teufel 77 Agave Honey Ale
ESTILO:
Blonde Honey Ale (5,5% ABV)
PAÍS DE ORIGEN:
México

CARACTERÍSTICAS:
Últimamente parece que solo escribo cuando mi amiga mexicana Laura me trae algún presente cervecil de su país. Ciertamente, cada vez saco menos tiempo para escribir, que no para leer y seguir probando espumosas. En este caso un estilo curioso, una artesana elaborada con miel de agave, de la que no he podido encontrar demasiada información.

La cervecería Teufel es una empresa oaxaqueña fundada en el 2011 dedicada a la elaboración de cervezas artesanales. Sus productos se presentan bajo dos conceptos; los de elaboración tradicional basados en las recetas clásicas de estilo alemán, y las creaciones innovadoras que se destacan por la inclusión de ingredientes originales típicos del estado de Oaxaca. Este es el caso de la Agave Honey Ale.

Esta cerveza viste un color turbio y marrón, anaranjado al trasluz. Es turbia, con una visible carbonatación elevada y una generosísima capa de espuma blanca de burbuja grande. Desprende un aroma muy agradable a malta y flores, con ligeras notas a lúpulo, muy suaves.

En boca tiene un resultado curioso, con el peculiar toque de la miel de agave, fundido con el lúpulo herbal. Es dulce, pero enseguida se torna algo agria, sin llegar a perder calidad. Es una cerveza suave, sencilla y peculiar, aunque para mi gusto, con un dulzor demasiado persistente.

Todo un descubrimiento, ¡muchísimas gracias, Laura!

NOTA:

lunes, 12 de agosto de 2013

The Kernel India Export Porter

MARCA: The Kernel
MODELO: The Kernel Export India Porter
ESTILO: English Porter (5'7% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Inglaterra

CARACTERÍSTICAS: Si menciono el nombre de Evin O'Riordain probablemente muchos no sabrán a quién me estoy refiriendo; sin embargo, si aclaro que es la persona que está detrás de la cervecería The Kernel, seguro que la cosa cambia. El proyecto de este irlandés comenzó en Maltby Street, en el Sur de Londres, en el año 2009, inspirado en las cervezas americanas de las que tanto había disfrutado durante una estancia de 2 meses en Nueva York que aconteció un par de años antes. Desde entonces la reputación de la fábrica no ha parado de crecer, a pesar de las pocas botellas que salen de la capital inglesa, siendo esta marca una de las más buscadas por los fanáticos de la cerveza.

Esta botella me llegó gracias a una de las pocas, si no la única, vía de conseguir cervezas de esta marca en España: Zombier. Sorprende lo simple y escueto de la etiqueta, en la que no hay prácticamente ninguna información aparte de lo imprescindible, pero el motivo lo explica muy bien en esta excelente entrevista, que por otra parte recomiendo leer. Guarda en su interior un líquido negro como el petróleo, y digo líquido sin mucho convencimiento porque por su fluidez se podría debatir, que al servirlo genera una exuberante capa de espuma beige marronácea, de textura similar al merengue. El aroma tiene tanto una intensidad como una complejidad máximas, abriendo con cereal muy tostado y café, con toques de madera, embadurnados en profundo chocolate negro y regaliz. Lo que marca la diferencia con otras Porter británicas es la función del lúpulo, que con su perfume herbal, adornado con un punto de cítrico y pino, marca el rumbo. Me sorprendí también al leer la baja graduación alcohólica, muy inferior a lo que esperaba por la densidad y fuerza con la que se presenta en nariz, que podría esconder una graduación mucho mayor.

En boca resulta especialmente áspera, el dulzor es mínimo, con un tostado muy intenso, mucho torrefacto y más suave caramelo quemado y mora. De cuerpo completo, conduce el trago con calma, con la presencia evidente del lúpulo británico que desprende notas de hierba y limón. Termina en un final de amargor intenso, aunque quizá disimulado por la contínua presencia de este sabor a lo largo del trago, inundando la boca de café espresso, cacao, hierba, cítricos, un leve picante en el fondo de la garganta, y medidos recuerdos de tabaco y humo, dejando una agradable calidez. La verdad es que es una cerveza que puede resultar un poco dura pero el resultado es fantástico, es como una versión reforzada y algo lupulada de Anchor Porter. Otra marca que apunto para no perder de vista.

NOTA:

domingo, 4 de agosto de 2013

Sacristán Amber Ale

MARCA: Sacristán
MODELO: Sacristán Amber Ale
ESTILO: Amber Ale (6% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: España

CARACTERÍSTICAS: La marca Sacristán lleva el nombre de su progenitor, Eduardo Sacristán Beltri, quien, con el apoyo de la empresa de alimentación Bardisa & Cía, elabora desde el año pasado la cerveza Amber Ale en sus instalaciones de un polígono de San Vicente del Raspeig, a las afueras de Alicante. Personalmente no la conocía, aunque sí que me sonaba haber leído su nombre por algún lado (siendo de Levante, probablemente en el blog de Pau o de Txema), y me temo que si no fuese por Cristina y Fernando, quienes se acordaron de mí en un viaje a Jávea, jamás la habría probado... así que muchísimas gracias a ambos, una vez más.

El diseño de la botella es bonito, eso no se puede negar, pero a mí me sigue sin gustar esta moda de querer convertir la cerveza en un producto de lujo, y da la impresión de que esto es lo que se pretende con Sacristán, más todavía si se dice que va destinada a un público de nivel adquisitivo medio - alto. En su interior contiene un líquido de color naranja brillante, con destellos ambar y amarillentos, que forma una escasa espuma blanca de burbuja fina que se volatiliza con rapidez, dejando un anillo adherido a la pared del vaso. Al descorcharla sugiere que va a resultar muy aromática, se intuye malta y fruta desde la distancia, pero una vez servida cualquiera diría que ese primer contacto ha sido un espejismo, puesto que malta, naranja y albaricoque pierden casi toda su presencia, cediendo su posición a una acidez no demasiado agradable mezcla de hoja de limón y pomelo, suave hierba e intensos recuerdos de óxido y aspirina. 

Cuando encontré esto sospeché que algo no iba bien, y temía encontrarme ante una cerveza en mal estado; aun así decidí arriesgarme y probar su sabor. Craso error, puesto que tras una intensa efervescencia apareció un desastre gustativo, amargo y ácido en extremo, mezcla de limón, malta, cuero y óxido que inundan el trago, y dejan al final un sabor a agua sucia y aspirina. Ese único sorbo bastó para confirmar la contaminación, y no tuve más remedio que tirar la botella prácticamente llena por el fregadero, eso no había quien se lo bebiese. Puesto que era un regalo no sé cuanto costaría la botella, pero apuesto a que no bajó de los 3 euros, un precio excesivo a todas luces para una botella de cerveza hecha a escasos 20 kilómetros de donde se compró, incluso si hubiese estado en buenas condiciones. No sé, yo creo que estas cosas hay que replanteárselas porque de 6 botellas contaminadas con las que me he topado en mi vida, todas eran artesanales de la Península. Y mira que hay marcas fantásticas, como Guineu, Naparbier, DouGall's y algunas más, pero también hay otras con las que al comprarlas, además de gastarte un buen dinero, te estás enfrentando a una auténtica lotería.

NOTA:

domingo, 28 de julio de 2013

Tegernseer Hell

MARCA: Tegernseer
MODELO: Tegernseer Hell
ESTILO: Münchner Hell (4'8% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Alemania

CARACTERÍSTICAS: La Herzoglich Bayerisches Brauhaus Tegernsee es la continuación de la cervecera fundada en Tegernsee en el año 1050, en el monasterio Benedictino de Tegernsee construido en el 746, empatando así con Weltenburger en el puesto de la segunda fábrica más antigua del mundo, por supuesto después de la reputada Weihenstephaner. Si se visita esta ciudad al pie de los Alpes, repleta de casas de tamaños monstruosos y coches de alta gama, opino que una de las actividades obligatorias a realizar es tomar una jarra de cualquiera de las variedades de esta marca en su Bräustberl, en la orilla del lago, quizá acompañada de algo de comer como el tradicional Leberkäse.

Cuando yo estube por ahí rondando en Mayo, opté por la Dunkel, que no es fácil de encontrar en Munich, sin embargo a lo largo del día ya había tomado alguna jarra de la Hell, que es la que voy a comentar hoy. Es una cerveza amarilla pálida, con espuma blanca brillante y abundante de la que se conserva un par de centímetros, alimentados por una gasificación abundante y constante. Tiene un perfume de intensidad media, con una base de malta levemente dulce, frutos secos y cereales, envuelto en firme manzana verde y uva blanca, con un toque de limón y miel, y un mínimo punto de clavo. Con la ayuda del lúpulo noble alemán, que aporta notas florales, ligeramente terrosas, se consigue un aroma fresco y natural, muy en la línea de la mayoría de cervezas de este estilo.

Derrocha potencia y firmeza en boca, pero es a la vez refrescante y de trago fácil. De nuevo se presentan dominando malta y cereales, acompañadas de limón y suave manzana sobre un fondo ténue de miel y flores. El final es de un amargor claro pero moderado, aunque más áspero y con más especia picante de lo que cabía esperar. Queda un regusto largo, floral y mineral, apuntalado por una acidez cítrica y ligeramente herbal, lanzadera siempre para el siguiente trago. No es especialmente compleja, pero ¿quién demonios busca complejidad en una Helles? Se busca sabor intenso y agradable, y cosa que tiene de sobras, y se busca que sirva como complemento para disfrutar del momento en buena compañía, ya sea en un Biergarten junto al Tegernsee bávaro o en la terraza de una casa en Pamplona, cosa para la que esta cerveza es inmejorable.

NOTA:

lunes, 22 de julio de 2013

Dachsenfranz Kellerbier Naturtrüb

MARCA: Dachsenfranz
MODELO: Dachsenfranz Kellerbier Naturtrüb
ESTILO: Kellerbier (5'2% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Alemania

CARACTERÍSTICAS: Esta botella del rico Land de Baden-Wütenberg también llegó a mis manos hace unos meses gracias a la generosidad de Vicky, que la trajo de Alemania. La fábrica que la elabora comenzó su actividad en 1832, con el nombre de "Adler Gashaus", bajo la dirección de la familia Werner, y no fue hasta 1993 cuando estrenaron la marca Dachsenfranz, que progresivamente fue aumentando su presencia en el catálogo de la cervecera en detrimento de la clásica Adlerbräu. Este nombre hace referencia al apellido de Francesco Dachsenfranz, un italiano que luchó bajo las órdenes de Garibaldi en las Guerras de la Indepencia Italianas, y que tras una disputa con un superior (homicidio incluido) huyó a la región de Kraichgau, donde pasó el resto de su vida inmerso en la naturaleza. Ahora forma parte de folklore popular de esta región, llegándose incluso a celebrar un festival bianual de carácter histórico dedicado a su persona.

Pertenece al estilo conocido como Kellerbier, del cual ya hemos hablado antes en varias ocasiones y que, como habréis podido comprobar, incluye cervezas de características bastante diversas. Concretamente esta es la más pálida de cuantas he probado, con un color amarillo pajizo, y probablemente la más carbonatada, puesto que produce una espuma blanca jabonosa que casi rebosa la jarra. El aroma es fantástico, el lúpulo noble domina con claridad dando un perfume herbal y cítrico, con intensos matices terrosos y especiados. Queda en el fondo malta dulce y abundantes cereales, con leves recuerdos minerales y frutales.

En boca se presentan con fuerza la malta y los cereales, con fruta madura de fondo, acompañadas de un agudo punteado de cítricos y especias, que son potenciados por la activa efervescencia. El lúpulo herbal, de intensidad moderada aunque con un frescor poco habitual, está presente en todo momento, y a medida que se acerca el final gana margen, acompañándose entonces de más leves notas florales y cítricas. Termina con un amargor suave y largo, acorde con el regusto. Una cerveza de sesión estupenda, para disfrutar en grandes cantidades pero conservando una cierta complejidad, que consigue mantener el interés. Sorprende, y se agradece, la importante aunque muy controlada presencia del lúpulo, cuyo frescor consigue aumentar la sensación de naturalidad que se busca en este tipo de cervezas.

NOTA:

domingo, 14 de julio de 2013

Mönchshof Bayerisch Hell

MARCA: Mönchshof
MODELO: Mönchshof Bayerisch Hell
ESTILO: Münchner Hell (4'9% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Alemania

CARACTERÍSTICAS: Pese a mi reciente viaje a Baviera, con contrabando cervecil incluido en el vuelo de vuelta, esta botella no la conseguí por esta vía sino que me la trajo la internista Vicky de ¿Stuttgart? (puede, no estoy seguro), donde cargó su furgoneta de botellas y de novios... o al menos de un novio, que llevaba varios meses por ahí perdido. La fábrica que la elabora, Kulmbacher, no es, ni mucho menos, mi favorita de esta región alemana... sin embargo sí que es cierto que varias de sus cervezas me fascinan, sobretodo la Eisbock y su Hefe-Weißbier Kapuziner

Las Helles son un tipo de cervezas que últimamente estoy disfrutando mucho, aunque tienen el inconveniente de que hay que beberlas poco tiempo después de su elaboración para encontrarlas en su punto álgido, además de que no soportan demasiado bien los viajes. Quizá esto haya tenido parte de culpa, pero esta cerveza la verdad es que pareció tan buena como esperaba. Es dorada, con una espuma porosa no demasiado abundante, y emite un aroma de intensidad ligera, compuesto por una mezcla de malta dulce, cereales y pan fresco, entrelazados con notas de manzana golden, un punto de especia picante con un firme recuerdo floral, y un levísimo toque cítrico y levaduroso. Esta descripción podría encajar con muchas Münchner Hell, sin extraerse de su lectura ninguna característica negativa, aunque es cierto que tampoco sugiere tener unas cualidades excepcionales

Respecto a este tema, pasa exactamente lo mismo con el sabor, que sigue además unas líneas superponibles a las del aroma. Es también moderadamente dulce, con una base de malta y suave miel, algo picante gracias a la ayuda de la carbonatación, que da una leve efervescencia en la punta de la lengua. Se complementa con notas frutales, manzana golden sobretodo y más suave pera y cítricos, para terminar en un final de amargor discreto, claramente floral, con tenues recuerdos terrosos, minerales y especiados. No es la cerveza más compleja ni sabrosa, incluso se podría decir que es algo simple, pero no obstante resulta refrescante y disfrutable sin esfuerzos. Quizá no sea como para buscarla de propio, pero yo no le haría ascos si me la vuelvo a encontrar. ¡Gracias, Vicky!

NOTA:

martes, 9 de julio de 2013

Naparbier Undead Remastered

MARCA: Naparbier
MODELO: Naparbier Undead Remastered
ESTILO: Double IPA (9% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: España

CARACTERÍSTICAS: A estas alturas, las Naparbier de producción regular no me ocultan ya ningún secreto, las tengo todas más que probadas tanto de botella como de barril (en este último formato abundan en Pamplona, y mejoran bastante respecto a su presentación en botella, lo cual no es fácil). En lo que sí que no estoy demasiado puesto es en las múltiples cervezas de edición limitada que han ido saliendo al mercado en los últimos meses, puesto que estas botellas, al menos por el momento, no se han podido encontrar en la capital navarra... y, la verdad, casi me da rabia hacer pedidos para que vuelvan a su lugar de origen. Había de todas maneras una que sí que quería conseguir a toda costa, el relanzamiento de Undead, una IPA doble que produjeron en el 2011 con Javier Aldea de la cervecería Kitsch de Vitoria, y que iba a ver de nuevo la luz un par de años después. Entonces me quedé sin probarla, y este año decidí no perder la oportunidad, antes las buenísimas críticas que suscitó.

Luce un color pardo anaranjado, acompañado de una generosa y espesa crema beige amarillenta, muy resistente. Sorprende lo poco aparente que resulta la carbonatación a simple vista, pero el explosivo aroma que posee esta cerveza no necesita la ayuda del gas para llegar a las fosas nasales. En este se detectan con facilidad, o más bien irrumpen, toneladas de hierba y pino junto con intensos recuerdos de cítricos, que al principio resultan un poco arrolladores. A medida que se va calmando esta furia inicial, aparecen malta dulce, caramelo, almíbar y suave miel, mezclados con naranja, mango y melocotón, que sirven de soporte y equilibran muy bien el potente lúpulo.

El inicio del sabor es dulce, con frutas tropicales, melocotón, caramelo y suave miel, pero rápidamente ataca el lúpulo y la boca arde en llamas. Entran cítricos, destacando cáscara de limón y naranja frente a notas de pomelo algo más secundarias, y amargor intenso y seco, con clara presencia de pino, hierba recién cortada y resina. Este amargor y acidez se mantienen en todo momento, no obstante respaldados por una textura cremosa que se mantiene hasta el final, donde se desvanece poco a poco para dejar la boca muy seca, con innumerables matices que pueden recordar a cítricos, manzana verde, pino, resina, y especias como jengibre o clavo. Es justo lo que esperaba de ella, una cerveza extremadamente amarga y dura de digerir, pero con suficiente cuerpo para manejar el lúpulo... al menos en parte, porque uno de los atractivos de esta cerveza es su desequilibrio controlado.

NOTA: