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viernes, 19 de abril de 2024

De Koninck Oude Kriek

MARCA:
De Koninck
MODELO: De Koninck Oude Kriek
ESTILO: Kriek (6% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Bélgica

CARACTERÍSTICAS: De Koninck & Gebroeders era una cervecera de la ciudad de Dworp, parte del municipio de Beersel, que se dedicaba a la mezcla de Lambic (Geuzestekerij). En 1977 cesó su actividad, y la marca pasó a ser elaborada por De Neve, propiedad de Belle Vue, hasta su cierre en 1992. Desde entonces la marca se sigue produciendo en la cervecera Boon para la familia De Koninck, actuales propietarios del Bierhalle De Koninck en Buizingen.

Color rubí intenso al trasluz, con bastante espuma para una Lambic, más bien rosácea. Es muy aromática, con delicadas notas de levadura salvaje envolviendo a la cereza, que es más bien dulce, del estilo de la picota, sobre una base de malta. Adornan los típicos recuerdos de madera, heno y establo, que se potencian mucho al agitar la copa.

En boca sin embargo me ha resultado un poco decepcionante, me parece una Lambic sencilla, sin demasiado carácter. La entrada es claramente ácida, allí están las levaduras, notas de cereza agria, grosella y pomelo, y el carácter de establo propio del estilo. Lo curioso es que de repente la acidez se corta, el sabor baja en intensidad, y es al final cuando se vuelve a notar, aunque con menos fuerza, la levadura salvaje junto con la barrica. Regusto largo, bien cargado de madera, notas de grosella y pomelo, y menos cereza de lo que me gustaría. En mi opinión una Lambic prescindible, si se pone a tiro se deja beber pero la mayor parte de las opciones habituales son mejores.

NOTA:


viernes, 19 de enero de 2024

Boon Framboise

MARCA: Boon
MODELO: Boon Framboise
ESTILO: Frambozen (5% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Bélgica

CARACTERÍSTICAS: Boon es una de las fábricas de Lambic (y además de Lembeek, jeje :( ) más asequibles y, a diferencia de marcas como Chapeau o Mort Subite, con varias cervezas de muy alto nivel, entre ellas la reputada Mariage Parfait o sus Black Label. Hoy sin embargo ataco su Framboise, una Gueuze con 300 gramos de frambuesas por litro, además de 50 g de cereza, y que fermentan junto con la Lambic joven. No tiene el apelativo "Oude" del que presumen las mejores referencias de esta marca, por lo que cuando la probé asumía que igual me encontraba una cerveza más sencilla.

De color pardo rojizo, claramente rubí al trasluz, tiene una fina capa de espuma grisácea. Potente en nariz llama la atención al principio la intensidad de los aromas de granero y establo, acompañados de Brett, y por debajo está la frambuesa sobremadura, también algo de fresa. Con esto que cuento se entiende que predomina el dulce, no obstante deja también espacio para un toque de levadura salvaje y cítricos.

En boca la frambuesa es la clara protagonista desde el principio, hace pensar en un yogur de frambuesa, y es tan profunda que incluso diría que tiene notas maltosas. Va acompañada inicialmente de leves recuerdos de armario viejo y de establo, y de fondo fresas, cerezas picotas y guindas. Al final se forma una delicada acidez, notas de uva blanca, con un punto de levadura salvaje, minerales y suave madera. El aroma era más bien dulce, el sabor lo es más. No es muy de mi gusto, no tiene el sabor tan artificial de las elaboradas con sirope pero le falta toda la acidez, toda la fuerza de las buenas Lambic. La he visto recomendada para empezar con este tipo de cerveza, pero sería como tomarse un mosto para familiarizarse con el vino. No obstante no es una tortura beberla, ni mucho menos.

NOTA:


domingo, 20 de junio de 2021

Boon Faro

MARCA: Boon
MODELO: Boon Faro
ESTILO: Faro (5% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Bélgica

CARACTERÍSTICAS: La última vez que tomé una Faro fue hace casi 10 años, por lo que la idea de revisitar este estilo tan esquivo me pareció muy tentadora cuando tuve a tiro esta referencia de la cervecera Boon. La Faro de Boon es muy especial porque en su elaboración se emplea Meerts, un tipo de Lambic tradicional de baja graduación y gravedad original que se obtiene de las últimas extracciones de la malta, y que actualmente no se produce en ninguna otra fábrica. Esta se mezcla con Lambic vieja, y se añade azúcar, lo que le da el carácter agridulce típico. Imagino que es este último aspecto lo que hacen que las Faro, a pesar de ser también Lambic, no tengan una vida útil tan prolongada como en el caso de la mayoría de las Gueuze, que pueden aguantar más de 20 años sin deteriorarse.

Es algo más oscura que las Gueuze, bronce casi rojiza, algo velada, con escasa espuma aunque muy blanca y brillante, eso si. El aroma tiene dos vertientes muy diferenciadas, y una parte destaca la malta, algo acaramelada, con notas de melocotón, naranja dulce y azúcar candy, pero si se agita la copia emerge en la superficie la levadura salvaje, el Brettanomyces, y potentes recuerdos de cuero, con algún toque de cáscara de cítricos.

Este dominio del dulce en boca es incluso más evidente, y tanto es así que me ha resultado empalagosa, sobretodo al final. Al principio se introduce la malta tostada, frutas sobremaduras entre las que destaca la manzana, pan dulce alemán y algún recuerdo de almíbar, con un dulzor muy potente. Hacia el final se permite la entrada de un leve frescor, se nota la levadura salvaje y un poco de cítricos maduros, para al final terminar en un regusto largo, como de refresco, con notas de Brett y algún recuerdo de vinagre de Módena. No soy experto en el estilo y quizá no haya sabido encontrar el punto, pero para mi gusto es excesivamente dulce, prefiero la de Lindemans. Me ha recordado un poco a estas Schwarzbier con sirope que se pueden encontrar en algunos sitios de Alemania, tiene un sabor artificial un poco parecido.

NOTA:

domingo, 2 de julio de 2017

Moriau Oude Geuze

MARCA: Moriau
MODELO: Moriau Oude Geuze
ESTILO: Gueuze (7% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Bélgica

CARACTERÍSTICAS: Moriau fue una bodega especializada en la mezcla de Lambic, fundada por Johannes Moriau en 1880 en Sint-Pieters-Leeuw, un municipio belga pegado a Anderlecht. Cerró sus puertas de forma oficial tras más de 100 años en funcionamiento, en 1983, aunque mantuvo cierta actividad hasta 10 años después. A pesar de este cierre, en el momento actual Moriau Geuze se sigue comercializando, pero los responsables de su producción son los dueños de la cervecera Boon, de la que ya he hablado con anterioridad cuando comenté su Kriek. Esta botella la encontré por casualidad en Be Hoppy de Madrid, y puesto que hasta ese momento no la conocía y que el dependiente me la recomendó fuertemente decidí llevármela.

Es una Gueuze de color dorado algo pálido, ligeramente velada, con mucha burbuja moviéndose con velocidad en la columna de líquido. En su superficie surge una capa de espuma blanca, en cantidad considerable teniendo en cuenta el estilo. En nariz la esperable acidez esta parcialmente compensada por un leve dulzor. Hay mucho cereal crudo, trigo, y es evidente como soporte la madera de la barrica, en un segundo plano. Se suma levadura salvaje, intensas notas de limón, algo más suaves de pomelo, recuerdos de heno, y un deje herbal y medicinal. 

Sin sorpresas en el sabor. Nada más tocar la lengua desata una agradable efervescencia, al instante se inunda la boca de grano crudo, piel de limón, algo de heno, para después liberarse la acidez en todo su esplendor con grandes cantidades de limón, pomelo e incluso un toque que puede recordar a la ginebra, dejando una importante sequedad. Sin embargo, hacia el final esta acidez se compensa y concluye con una suavidad impresionante, saliendo un punto terroso, levemente herbal y con un mínimo deje especiado. En el larguísimo regusto queda madera y notas minerales. Una Gueuze especialmente equilibrada, la mezcla de Lambic ha conseguido una cerveza compleja pero muy fácil de beber. Puede ser una buena opción para aquellos que desean introducirse en el mundo de las Lambic, sin que eso quiera decir que se quede corta para los más avezados.

NOTA:

sábado, 9 de mayo de 2015

Boon Kriek

MARCA: Boon
MODELO: Boon Kriek
ESTILO: Lambic de cerezas (4% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Bélgica

CARACTERÍSTICAS: A orillas del Senne, en la localidad de Lembeek, de cuyo nombre muchos piensan que deriva el del estilo de cervezas de fermentación espontánea, está la cervecera Boon. La actividad de esta fábrica comenzó en el año 1680 bajo la dirección de J. B. Claes, aunque las cervezas de tipo Lambic a las que debe su popularidad ahora mismo no se produjeron hasta finales del siglo XIX, estando Louis Paul al cargo de la producción una vez que la familia Claes hubo vendido la empresa. En el momento actual forma parte del grupo Palm Breweries, y elaboran exclusivamente cervezas de fermentación espontánea, entre las cuales su Gueuze es quizá la más popular.

Sin embargo, y a pesar de que tengo alguna botella de esta última en casa, me apetecía más reseñar aquí su Lambic macerada con cereza porque hacía tiempo que no comentábamos una Kriek en Hipos. Es de color rojo rubí, escarlata al trasluz, y de turbidez considerable. Genera una espuma rosada no demasiado abundante, pero que se mantiene como un anillo bordeando el cristal de la copa. Su aroma es muy intenso, y como es lógico lo que más destaca es la fruta; no obstante esta no es ácida como suelen ser las cerezas silvestres, sino que recuerda más a una picota, oscura, dulce y jugosa. Les acompañan caramelo de fresa, suave cacao y de fondo, inconfundible, recuerdos de barrica y levadura salvaje. Además, al agitarla con suavidad salen a superficie notas vegetales y cítricas que estaban hasta el momento ocultas en la levadura. 

Soy consciente de que esta marca, a diferencia de otras como Mort Subite o Belle Vue, utiliza para la elaboración fruta natural entera y no extractos artificiales edulcorados, pero su perfume me sugirió que quizá me iba a resultar algo empalagosa. Nada más lejos de la verdad, sin duda es una cerveza muy dulce, entra con cereza madura y caramelo de fresa, pero lo compensa parcialmente con la acidez de la levadura salvaje y la astringencia de la madera, además de un toque de limón, y queda un trago bastante equilibrado y que no se hace pesado en absoluto. De cuerpo consistente y con una carbonatación clavada, termina en un final amable, menos seco de lo habitual, cargado de fruta y con algún deje mineral y herbáceo leves. Es una Kriek sencilla y fácil de beber, pero de una calidad más que aceptable. Le falta acidez y complejidad para mi gusto pero creo que es una buena opción para iniciarse en el mundo de las Lambic

NOTA: