Encontrándonos casi a finales de las fiestas de San Lorenzo, en Huesca, me parece oportuno hacer un comentario sobre la cantidad (ingente) de bebida que ha tenido presencia a lo largo de estos días. Habiendo sido muy comunes los whiskys, rones y demás parafernalia alcohólica, pero encontrándonos en un blog de cerveza, pues eso, vamos a echarle un vistazo a estas señoras.
He de decir que tan sólo puedo considerar el primer día de fiestas (el 9) como un día asombrosamente cervecil, esto es, donde ha habido más cerveza que cualquier otra cosa. Y esto se debe, como no, a que fue el día en que Embracing Darkness vino a hacernos una visita a Huesca, con todas sus consecuencias.
Había preparado junto a unos amigos la ocasión con una reserva de alcoholes distintos, como he dicho antes, pero preferimos atiborrarnos de cerveza este día, así que en cuanto entramos por la puerta del local donde ha transcurrido el 70% de nuestro tiempo en fiestas, las caras de alegría fueron mayúsculas.
Echando mano de lo barato, disponíamos de dos packs de 24 latas de Steinburg clásica, la característica del mercadona. Una cerveza muy del montón, pero también bastante barata.
Para la ocasión también cayeron dos packs de 6 botellas de Voll Damm, bebida algo más selecta e interesante, que ayudó a tomar con un poco más de gusto las Steinburg, ya que esas entraron después de las Voll Damm, cuando ya nos encontrábamos con algo más de ligereza mental...
Fue entonces cuando Embracing se dió cuenta de cómo iba a desembocar la cosa y sacó una sorpresa. Me dijo: "antes de que estés tan borracho que no sepas diferenciar sabores, prueba esta, que con casi total seguridad no la volverás a probar nunca, ya que es de la tienda de cervezas biológicas y me dijeron que era la última, que no van a volver a traer".
Me presentó una Müller Lagerbier, de la cual haré el comentario en su entrada (tomé unas misteriosas notas en el movil sobre su sabor, para no olvidarlo con lo que nos venía encima).
Y por supuesto se había traído una cerveza curiosa más, una cerveza de cannabis que probamos en el momento en el que empezaba a moverse todo peligrosamente.
Más adelante, tras comer y dormir en un cesped, volvimos a la carga, esta vez agenciándonos también alguna Budweiser (American Bud) de los compañeros, anteriormente criticada por nosotros... pero teníamos sed. Las Steimburg seguían corriendo y nos permitimos probar el whisky de 10 años que había comprado otro amigo para la ocasión.
Más tarde me encontré con una lata en la mano, de la que estaba bebiendo. Le hice una foto, pues en el nombre yo leía Embracing y me hacía mucha gracia. Por cierto, era la Emdbräu, que personalmente no había probado hasta entonces. No recuerdo el sabor, por supuesto.
Es una pena el no haber sacado más fotos del día, pero verdaderamente no estábamos en condiciones de enfocar nada.
La fiesta se remontó hasta altas horas de la madrugada, y como llevábamos en marcha desde las 10 de la mañana, pues decidimos terminar haciendo todos una pelea de cesped y tierra. Al día siguiente me desperté con una de las resacas más notables de los últimos tiempos, y con tierra en mis oídos.
Absolutamente genial. Que por cierto, asombroso también el no haber bebido ni una gota de Ambar el primer día, estando donde estábamos.