MODELO: Lancelot XI.I Samhain
ESTILO: Barley Wine (11'1% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Francia
CARACTERÍSTICAS: En estos 5 años recopilando información sobre diferentes cerveceras he visto todo tipo de lugares donde se han establecido negocios de este tipo, pero hasta ahora nunca me había encontrado con una emplazada en una mina de oro, como es el caso de la bretona Brasserie Lancelot. Ojo, antes de que nadie coja pico y pala y emprenda la ruta en coche hasta Roc Saint André, en la Bretaña francesa, donde se junta oro y cerveza, aviso que la mina lleva inactiva desde 1908 por no ser rentable su explotación. No obstante, sin instrumentos de excavación puede ser interesante el pasar por allí, puesto que la visita de la fábrica es gratuita e incluye (cómo no) degustación.
Esta botella me la trajeron Fernando y Cristina de su viaje a esa zona, dentro de un pack de 6 botellas distintas de la fábrica. Es una cerveza que se elabora exclusivamente la noche del 31 de Octubre, la última noche del año celta, que separa el mundo de los vivos del de los muertos y en la que se celebra la festividad de Samhain, y cuya fermentación dura 6 semanas, hasta el solsticio de invierno. De la botella, vestida con una etiqueta sensacional, se libera un líquido marrón oscuro, caoba, con reflejos pardo-rubí al trasluz. Apenas forma espuma, de color grisáceo, y ésta desaparece casi por completo con rapidez, quedando aspecto más propio de un coñac. Me sorprendió lo intenso y rotundo del aroma, no esperaba en absoluto semejante presencia de malta tostada, como un torrente que inunda el olfato, acompañado de caramelo, ciruelas, pasas, cacao, más secundario café irlandés, té negro, azúcar moreno, y mínimos recuerdos de ron, regaliz negro y hierba. Todo este desfile de matices se podía apreciar en su perfume, aunque con un dulzor algo menor de lo esperado gracias a una sequedad que se encarga de darle a la cerveza un carácter algo británico.
En boca resulta muy parecida, ataca desde el inicio con toneladas de malta, caramelo y frutas oscuras, a los que se suman en seguida cacao y chocolate con leche dispersos, y una aspereza impregnada de frutos secos, ron negro y medidos recuerdos de madera. El paso por boca es rápido, fluido, aunque también es cálido y sin duda deja huella. Forma al final del trago un amargor marcado, enfrentado a un generoso pero controlado soplo de alcohol que calienta el estómago, para dejar la boca seca, cargada de notas de cacao, frutas oscuras, madera, suave hierba y mínimo regaliz. Una cerveza estupenda, perfecta para disfrutar en una fría noche de invierno, además con menos esfuerzo del que cabría esperar para una graduación alcohólica tan elevada. Solo me queda agradecer a Fernando y Cristina el regalo.
NOTA: