MODELO: Alvinne / Naparbier Gentleman Sour Ale
ESTILO: Flanders Oud Bruin (11'5% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Bélgica
CARACTERÍSTICAS: Hace escasos meses empezaron a rondar por la Península las botellas de otra de las muchas colaboraciones que Naparbier ha realizado en los últimos años: Gentleman Sour Ale. En esta ocasión, y a diferencia de los lanzamientos anteriores, la producción no había sido en la fábrica de Noáin, sino que fueron los navarros quienes desplazaron a las instalaciones de Alvinne en Moen, Flandes, para participar en la elaboración de esta cerveza con cepas de levadura Morpheus. No obstante este cambio de estrategia tenía truco, puesto que más o menos al mismo tiempo se preparó una cerveza hermana llamada Gentlelady Belgian Tripel Ale, también en colaboración con Alvinne, que vio la luz en la fábrica de Naparbier.
Huelga decir que me hice con las dos botellas y, tras haber comprobado la altísima calidad de Gentlelady, decidí presentar aquí al caballero. Se trata de una cerveza de un color negro muy opaco, con brillo marrón rojizo en su base, cubierta por una espuma color ceniza, escasa y que en minutos sólo deja un aro adherido a la pared de la copa. Sorprende la cantidad de sedimento que flota en la superficie, pero uno se olvida por completo en cuanto la atención se desvía hacia su intenso aroma, donde la sequedad de malta muy tostada, torrefacto y cacao se enzarzan en una riña con un marcado punto de dulce sirope de caramelo y frutas del bosque que intentan llevarse al conjunto a su terreno. Una sutil acidez parece escondida entre las maltas aunque sin ser capaz de romper, disimulada además por la evidente presencia de la levadura Morpheus, el frescor herbal del lúpulo y un toque de ahumado.
La entrada en boca es dulce y potente, abre con intensa malta tostada, azúcar moreno, caramelo quemado, fruta madura, y algo de torrefacto y café espresso, con un deje astringente que avisa de lo que se viene encima. Así, en cuanto el líquido pasa al final de la boca la acidez inicia un ascenso rápido, cargada de pomelo y algo de limón, mientras mantiene la base de tostados en el fondo. Final áspero y seco con recuerdos de café solo, levaduras lácticas y un medido punto dulce en el que acaba emergiendo el alcohol, aunque con un control sublime. Es una elaboración muy curiosa, pero el resultado final me ha gustado mucho. Dentro del tipo de cerveza que pretende ser, han conseguido un equilibrio nada fácil de alcanzar, permitiendo que no sea la potente acidez producida por las levaduras el único actor, sino que los distintos ingredientes conformen un aroma y un sabor variados y complejos.
NOTA: