MODELO: Fässla Bambergator
ESTILO: Doppelbock (8'5% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Alemania
MARCA: Uerige
MODELO: Uerige Doppel Sticke
ESTILO: Altbier (8'5% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Alemania
CARACTERÍSTICAS: "Uerige" significa "gruñón", y era el apodo que recibía Wilhelm Cürten, quien fundó en el año 1862 en un edificio de Berger Straße de Düsseldorf la fábrica a la que dio nombre: Zum Uerige. Esta fábrica y restaurante se ha mantenido en la misma localización (aunque fue destruida por completo durante la 2º Guerra Mundial), pasando por diferentes dueños hasta sus actuales responsables, la familia Schnitzler. Además de su cerveza corriente, sin duda mi Altbier favorita, llevo mucho tiempo queriendo probar su Sticke, que sólo se vende el tercer Martes de Enero y el de Octubre (equivalente por lo tanto a la Latzenbier de Schumacher). Por ahora no ha podido ser, así que me he tenido que conformar con esta Doppel Sticke, una versión más potente elaborada desde el 2005 para el mercado norteamericano.
Es una cerveza muy oscura, de color marrón brillante con reflejos caoba al trasluz. No tiene demasiada espuma pero esta es imperturbable, 2-3 mm de color gris que se fijan a la superficie. En nariz presenta una auténtica declaración de intenciones, y ataca con toda la fuerza del cereal en forma de malta muy tostada, pan integral, abundantes frutos secos e incluso se nota torrefacto. Tiene también una parte más dulce con suave sirope de caramelo, higos y ciruelas, que simplemente sirven de contrapeso, aunque su papel es discreto. Como toca en Alemania, cierra el lúpulo noble, sobretodo mineral pero también algo herbal y cítrico. Es un aroma muy elegante, equilibrado y sobrio.
En boca es impecable. De cuerpo completo, las notas de café solo y cacao del torrefacto aquí son muy claras y potentes, y se combinan con malta tostada, algo de caramelo, nueces y pan negro. También el punto dulce lo aportan las mismas frutas del aroma, quizá algo más maduras y con el refuerzo de uvas pasas. El paso por boca es ligero, con una textura aterciopelada, incluso oleosa, pero el sabor es exuberante. Final perfecto, aparece la calidez del alcohol, notas de licor oscuro, y el dulce aprovecha para surgir en forma de higos, pasas, caramelo quemado y un punto de naranja confitada. Vuelve a la carga el lúpulo mineral, y recuerdos de miel de brezo, quedando los dos en un regusto prolongado y verdaderamente satisfactorio. Decía un amigo que me iba a decepcionar porque le tenía demasiadas ganas... se equivocaba. Larga vida al "gruñón".
Esta es de color bronce anaranjado, totalmente cristalina, con una abundante espuma beige esponjosa que desaparece casi del todo en pocos minutos. En nariz es sencilla, directa, de intensidad media, con predominio de malta de tueste moderado, caramelos de toffee, masa de pan, suave nuez moscada y delicada fruta de hueso. El lúpulo es discreto, sobretodo floral. Está claro que el aroma no es su aspecto más llamativo aunque es sin duda correcto.
En boca mantiene la potencia de la malta, como cabía esperar, aunque hace más énfasis en los tostados. Llama la atención también la potente carbonatación, que da bastante efervescencia en la lengua. Es una cerveza con cuerpo, con un claro dominio del cereal, destacan frutos secos, pan negro, e incluso tiene una acidez de cáscara de cítricos que sugiere centeno (ingrediente que no tiene, lo sé). Queda en un segundo plano algo de fruta, sobretodo albaricoque y naranja. El final es de amargor marcado, más todavía teniendo en cuenta la zona de origen, cítrico y mineral, aunque equilibrado con un agradable punto meloso. Cerveza potente, capaz de llamar la atención, aunque con todos los elementos en su sitio. No esperaba menos, Franconia es garantía.