MODELO: Trappistes Rochefort 8
ESTILO: Brune Trapense (9'2% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Bélgica
CARACTERÍSTICAS:
La Abadía de Notre-Dame de Saint-Remy, en Rochefort, fue fundada en 1230. Pertenece a la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia, denominada trapense con motivo de sus vínculos históricos con la Abadía de la Trappe. Al igual que hemos visto en la historia de muchas otras Abadías, fue devastada en diversas ocasiones, consiguiendo la fuerza suficiente para volver a enderezarse con el paso de los años.
Su cervecería representa una fuente de ingresos muy importante, ya que se fabrica cerveza desde el siglo XVI. La cerveza fabricada es la Trappistes Rochefort, elaborada con productos exclusivamente naturales.
La Trappistes Rochefort 8, de chapa verde, es el modelo más fácil de encontrar de la marca, y el de mayor venta, existiendo además los números 6 y 10 (diferenciadas por el color del tapón, además). Ciertamente es una marca que aún no había probado y a la que le tenía ganas.
En un primer momento tiene una pinta estupenda, su etiqueta le da un toque artesanal que augura una delicia cervecil, y estéticamente consigue una perfección exquisita. Tras abrirla, la espuma sube a la boca de la botella, y se sitúa cremosa y duradera al echarla en el vaso de cáliz. Su color es blanco, y el del caldo es de un caramelo oscuro.
El aroma es muy afrutado y dulce, haciendo honor a su estilo belga inconfundible, destacando matices como a ciruelas, melocotón o incluso algo de miel. Tiene un principio que llena la boca con consistencia, y transmite un sabor afrutado que sin la espuma podría asimilarse al de un licor fuerte.
El final del trago golpea el paladar con un sabor algo alcohólico y levemente amargo, con recuerdos frutales e incluso a chocolate. Sin duda, su 9,2% de alcohol toma presencia, y en algún trago peca por estar de más, opino.
Es una cerveza bastante rica y de un sabor muy completo, sin duda quiero probar los otros modelos.
Su cervecería representa una fuente de ingresos muy importante, ya que se fabrica cerveza desde el siglo XVI. La cerveza fabricada es la Trappistes Rochefort, elaborada con productos exclusivamente naturales.
La Trappistes Rochefort 8, de chapa verde, es el modelo más fácil de encontrar de la marca, y el de mayor venta, existiendo además los números 6 y 10 (diferenciadas por el color del tapón, además). Ciertamente es una marca que aún no había probado y a la que le tenía ganas.
En un primer momento tiene una pinta estupenda, su etiqueta le da un toque artesanal que augura una delicia cervecil, y estéticamente consigue una perfección exquisita. Tras abrirla, la espuma sube a la boca de la botella, y se sitúa cremosa y duradera al echarla en el vaso de cáliz. Su color es blanco, y el del caldo es de un caramelo oscuro.
El aroma es muy afrutado y dulce, haciendo honor a su estilo belga inconfundible, destacando matices como a ciruelas, melocotón o incluso algo de miel. Tiene un principio que llena la boca con consistencia, y transmite un sabor afrutado que sin la espuma podría asimilarse al de un licor fuerte.
El final del trago golpea el paladar con un sabor algo alcohólico y levemente amargo, con recuerdos frutales e incluso a chocolate. Sin duda, su 9,2% de alcohol toma presencia, y en algún trago peca por estar de más, opino.
Es una cerveza bastante rica y de un sabor muy completo, sin duda quiero probar los otros modelos.
NOTA:
CARACTERÍSTICAS: Antes de probarla ya sabía que esta cerveza me iba a gustar aunque no pensaba que tanto, pero la fuerza con que se presentan cada uno de sus innumerables matices junto con su exquisita complejidad me han conquistado por completo. En el olfato destacan las especias, clavo y canela sobretodo, bastante picantes, elevándose sobre una base de dulce malta tostada y claras notas frutales, con naranja como la más evidente y pera secundaria. De fondo se encuentran sutiles aromas de chocolate con puntos de alcohol moderados, para nada excesivos, que al juntarse con las notas de naranja recuerdan a Cointreau. Remarcaría nuevamente las especias como aspecto principal del aroma, que consiguen que este alcance un nivel impresionante.
El sabor me gustó tanto o más que el aroma, es de trago muy cremoso, sedoso al paladar, de cuerpo completo con un comienzo también frutal donde la naranja es nuevamente la protagonista aunque dejando más hueco para albaricoque o mandarina, y empleando como fondo malta tostada y el suave chocolate con leche. En seguida se presentan magistralmente sus 9'2º de alcohol y la especia picante tan relevante en el aroma, completando un sabor que se disfruta en cada sorbo, y ambos se quedan hasta el final del largo regusto, donde se une de nuevo el albaricoque. Sabrosísima, una cerveza espectacular.
CARACTERÍSTICAS: Antes de probarla ya sabía que esta cerveza me iba a gustar aunque no pensaba que tanto, pero la fuerza con que se presentan cada uno de sus innumerables matices junto con su exquisita complejidad me han conquistado por completo. En el olfato destacan las especias, clavo y canela sobretodo, bastante picantes, elevándose sobre una base de dulce malta tostada y claras notas frutales, con naranja como la más evidente y pera secundaria. De fondo se encuentran sutiles aromas de chocolate con puntos de alcohol moderados, para nada excesivos, que al juntarse con las notas de naranja recuerdan a Cointreau. Remarcaría nuevamente las especias como aspecto principal del aroma, que consiguen que este alcance un nivel impresionante.
El sabor me gustó tanto o más que el aroma, es de trago muy cremoso, sedoso al paladar, de cuerpo completo con un comienzo también frutal donde la naranja es nuevamente la protagonista aunque dejando más hueco para albaricoque o mandarina, y empleando como fondo malta tostada y el suave chocolate con leche. En seguida se presentan magistralmente sus 9'2º de alcohol y la especia picante tan relevante en el aroma, completando un sabor que se disfruta en cada sorbo, y ambos se quedan hasta el final del largo regusto, donde se une de nuevo el albaricoque. Sabrosísima, una cerveza espectacular.