¿Alguna vez habéis probado alguna cerveza por primera vez, que en el momento os pareciese una casi completa perfección, a la que más adelante hayáis dado una segunda cata y vuestros pareceres ante esta cerveza hayan disminuído sustancialmente? No me refiero a que la segunda vez os parezca una mala cerveza, sino que no haya llegado a los niveles épicos que alcanzó en vuestro primer paladeo, cuando incluso os atrevisteis a ponerla en vuestro top 5 personal.
Sin embargo, hace no mucho me ocurrió algo parecido a lo que se enuncia (que me llevó, en parte, a proponer este tema) con Leffe Radieuse. Es probable que fuera cosa del momento; un grupo de amigos, preparados para disfrutar de una cena de Navidad, buen ambiente, y la sugerencia de uno de ellos: "he probado una variedad de Leffe que me ha parecido del todo genial", que lleva a pedir todos la misma cerveza.
Ya había probado la Radieuse en una ocasión anterior, como digo en el post, sin haber podido apreciar correctamente sus cualidades. Pero la vez siguiente me resultó una experiencia realmente reconfortable, pareciéndome una de las mejores cervezas que había probado en mi vida. Lástima que aquella noche acabamos las existencias de Leffe Radieuse entre todos y no pude volver a probarla hasta pasado un buen tiempo. Esta vez, emocionado como estaba, no me pareció la cerveza tan perfecta que había probado, que sin llegar a decepcionarme, me dejó con ganas de mucho más.
Y esa es la experiencia más cercana que tengo y la que mejor recuerdo. Animaros a participar.
Actualizado por Embracing Darkness
Muchas ideas me han dado para este tema desde otros blogs e incluso me las han robado, como ha sido el caso de la respuesta de los Pitxiflús y su mención a Judas, que fue la primera cerveza que me pasó por la cabeza al leer la propuesta de Sir Asf, al haber sido objeto de mi adoración durante un tiempo bastante largo, antes de empezar a conocer más marcas. También recordé lo bien que hablaba de Heineken cuando me tomaba mis primeras cervezas, sobre lo buenísima que estaba y lo bien que entraba, y lo aburrida que me parece ahora, hasta el punto de preferir a menudo tomar un refresco si esta es la única opción cervecil que hay.
Sin embargo, pensándolo bien, una de las caídas más dolorosas fue la de Grimbergen, cuyo pack de cuatro botellas más copa dejó de ser un capricho del que poder disfrutar muy de vez en cuando, en ocasiones especiales como lo fue la Nochevieja del 2007, para convertirse en una de mis últimas opciones para una noche de poker y colegueo en las que no se presta demasiada atención a lo que se bebe. Supongo que el haber conocido otras Ale Belgas que están a años luz de esta han hecho que le pierda la admiración a mi anteriormente idolatrada marca.
En fin, interesante Ronda y un tanto nostálgica, espero con ganas el resumen y a ver qué nos depara la siguiente.