MODELO: Delirium Christmas
ESTILO: Brune (10% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Bélgica
Al servirla en copa tulipa forma una capa de espuma abundante, pero que no tarda en volatilizarse formando un fino anillo beix burbujeante que casi desaparece. Me empiezo a preguntar si esto es habitual en las cervezas navideñas, después de lo acontecido con Winterkoninkske. Su color es de un rosáceo oscuro diáfano, como el de un vino rosado más apagado de lo habitual.
Emite un aroma floral y afrutado, a frutas maduras, cereza, caramelo y un toque de licor. Se percibe olor a especias y lúpulo. En boca es ligera y espumosa. De nuevo destaca la cereza, el caramelo y las especias, apoyados por el alcohol que intensifica el sabor. Tras la marea dulce, deja la boca hormigueante y seca, con matices ligeramente picantes y amargos.
En conjunto una cerveza muy agradable, superior a la Delirium Tremens y bastante al nivel de Nocturnum.
CARACTERÍSTICAS: Despedida definitiva para las cervezas de Navidad, no puedo decir que no haya disfrutado pero la verdad es que ya me apetecía cambiar de aires y recuperar el contacto con otros tipos de cerveza, que en breves volverán a aparecer por acá. Para este momento tenía reservada la de Huyghe, cuyas cervezas parecen tener tantos fanáticos como detractores, probablemente debido a que tienden un poco a forzar con el alcohol y a algunos les pueden resultar algo excesivas. Precisamente esto me ha pasado en esta ocasión, y además lo veía venir ya desde el primer momento.
El aspecto es impecable, de color granate anaranjado cubierta con una bella capa de espuma beige, pero al olfato ya intimida un poco. El núcleo es muy apetitoso, compuesto por una mezcla de malta, caramelo y frutas en abundancia, sobretodo naranja, albaricoque y manzana, y que deja en un segundo plano notas de frutas del bosque, aunque si algo llama la atención es la cantidad de clavo que inunda el aroma, y que ayuda a tapar un punto de alcohol bastante potente.
En boca tiene cuerpo más que suficiente, rebosante de notas de caramelo, toffee, albaricoque, cerezas y ciruelas que cargan cada trago de sabor, pero por desgracia un exceso de especias, en forma de jengibre, pimienta y clavo desafían a un equilibrio que la fuerte presencia del alcohol acaba por romper. A partir de este momento el picante y los recuerdos de licor toman el control y delegan a un segundo plano a la mayoría de matices de malta y frutas oscuras, dejando un final enólico que recuerda al ron negro. Mira que por lo general me gustan las Delirium pero esta en concreto me ha resultado algo cargante, y sobretodo poco nivelada e integrada.