MODELO: Flensburger Pilsener
ESTILO: Pilsener (4'8% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Alemania
CARACTERÍSTICAS: Más de 100 años lleva la cervecera alemana Flensburger elaborando sus productos, utilizando para ello agua de los subterráneos de glaciares del norte de la península escandinava, dando como resultado una amplia gama de cervezas de calidad que abarcan una gran variedad de estilos.
La primera vez que probé esta cerveza fue hace casi ya un par de años, en los inicios del blog, cuando la gigantesca Ana me la trajo de su viaje a Berlín, y ahora he tenido la oportunidad de repetir gracias al compañero de aventuras por Palestina, Micha, que me la ha enviado junto con otras de sus favoritas desde esa misma ciudad. Sigue agradándome mucho la fuerte presencia de lúpulo herbal entre los densos aromas a malta y cereales, de dulzor moderado, con un punto de acidez natural y una base con recuerdos a miel y flores que no identifiqué la vez que cuando hice por primera vez la reseña, a lo que se suma un mínimo matiz metálico que no hace ningún daño, casi al contrario.
El amargor tiene una fuerte presencia desde el principio en su sabor, e incluso se acentúa al final del trago, otorgandole así un carácter directo, en lo que contribuye la malta que se presenta sin demasiados adornos, y un final bastante seco y muy lupulado. Repleto de notas herbales en todo momento, al igual que el aroma, también aparecen un gusto a miel en el fondo, haciendo de esta una cerveza refrescante en la que cada trago te incita a dar otro más casi al instante. Me ha gustado incluso algo más que la primera vez, aunque tampoco con una diferencia muy grande. De todas maneras, ha sido divertido revisar una cata tan antigua y poder comprobar qué se me pasó por alto en aquel entonces.
La primera vez que probé esta cerveza fue hace casi ya un par de años, en los inicios del blog, cuando la gigantesca Ana me la trajo de su viaje a Berlín, y ahora he tenido la oportunidad de repetir gracias al compañero de aventuras por Palestina, Micha, que me la ha enviado junto con otras de sus favoritas desde esa misma ciudad. Sigue agradándome mucho la fuerte presencia de lúpulo herbal entre los densos aromas a malta y cereales, de dulzor moderado, con un punto de acidez natural y una base con recuerdos a miel y flores que no identifiqué la vez que cuando hice por primera vez la reseña, a lo que se suma un mínimo matiz metálico que no hace ningún daño, casi al contrario.
El amargor tiene una fuerte presencia desde el principio en su sabor, e incluso se acentúa al final del trago, otorgandole así un carácter directo, en lo que contribuye la malta que se presenta sin demasiados adornos, y un final bastante seco y muy lupulado. Repleto de notas herbales en todo momento, al igual que el aroma, también aparecen un gusto a miel en el fondo, haciendo de esta una cerveza refrescante en la que cada trago te incita a dar otro más casi al instante. Me ha gustado incluso algo más que la primera vez, aunque tampoco con una diferencia muy grande. De todas maneras, ha sido divertido revisar una cata tan antigua y poder comprobar qué se me pasó por alto en aquel entonces.