MODELO: Chimay Bleu/Grande Resèrve (envejecida 2 años)
ESTILO: Brune Trapense (9% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Bélgica
CARACTERÍSTICAS: 6 de Julio, Pamplona, casa de chica cuyas musculosas piernas hacen retumbar el suelo a cada paso. Faltan un par de horas para que salgamos a estrenar la primera noche de los San Fermines, y tengo 2 Chimay Grande Resèrve en el frigorífico, una del 2008 y otra del 2010. Es la primera vez que tomo esta cerveza envejecida y quiero comprobar si se nota de verdad la diferencia tras dos años de guarda, qué mejor momento que este y que mejor compañía que un viejo amigo y una mujer preocupantemente fuerte, que precisamente fue quien me regaló la más antigua de las dos botellas.
Las servimos en dos copas, acerco la más reciente a la nariz, a continuación la otra, y la diferencia es evidente: los años han potenciado el caramelo, ciruelas pasas y las especias, y se le suman aromas vinosos intensísimos, que se acoplan a la perfección con un consistente toque de alcohol. Mucho más potente y, sin embargo, está incluso mejor controlada que la joven (lo cual ya es difícil). Sigo el mismo esquema para el sabor, pruebo la primera, que es una cerveza que siempre me ha gustado, y cuando le doy un sorbo a la segunda... no hay color. Me explota la cabeza por culpa de un sabor intensísimo, repleto de caramelo, pasas y otras frutas maduras, aderezado con picante, que por la fuerza del alcohol recuerda a los mejores licores, y sin embargo no abandona el equilibrio por un instante. Decididamente, va a tocar tener siempre unas cuantas de estas en la bodega porque no creo que haya muchas Ales belgas mejores, es una auténtica delicia.
Las servimos en dos copas, acerco la más reciente a la nariz, a continuación la otra, y la diferencia es evidente: los años han potenciado el caramelo, ciruelas pasas y las especias, y se le suman aromas vinosos intensísimos, que se acoplan a la perfección con un consistente toque de alcohol. Mucho más potente y, sin embargo, está incluso mejor controlada que la joven (lo cual ya es difícil). Sigo el mismo esquema para el sabor, pruebo la primera, que es una cerveza que siempre me ha gustado, y cuando le doy un sorbo a la segunda... no hay color. Me explota la cabeza por culpa de un sabor intensísimo, repleto de caramelo, pasas y otras frutas maduras, aderezado con picante, que por la fuerza del alcohol recuerda a los mejores licores, y sin embargo no abandona el equilibrio por un instante. Decididamente, va a tocar tener siempre unas cuantas de estas en la bodega porque no creo que haya muchas Ales belgas mejores, es una auténtica delicia.
NOTA: