viernes, 6 de agosto de 2010

Keisari EloWehnä IV

MARCA: Keisari
MODELO: Keisari EloWehnä IV
ESTILO: Hefe-Weiβbier (5'3% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Finlandia

CARACTERÍSTICAS: Muy buen sabor de boca me dejó la Sahti de Nokian Panimo cuando la probé en Kuopio el año pasado, y cuando este año vi que una de las botellas que mi amiga Berta tuvo el detallazo de traerme de Finlandia era de esta cervecera mi satisfacción fue absoluta. Me sorprendió bastante, eso sí, que fuese una Weizen, pues no parece un estilo típico de ese país, y esto acrecentó más todavía mi curiosidad, así que le di preferencia respecto a otras cervezas que tenía en la bodega y la abrí un caluroso mediodía veraniego.

Comenzaron las sorpresas al servirla, y además no de mi gusto, pues tan apenas era turbia y la abundante espuma típica del estilo no estaba presente, a pesar de que la gasificación era evidente a simple vista. Sin embargo al acercar la copa a la nariz me olvidé de estos fallos gracias a un dulce e intenso aroma repleto de notas de plátano maduro, algo de naranja, malta y un medido toque picante, y apoyando un delicado perfume de canela, dando un resultado muy interesante.

El sabor no comienza con un dulzor excesivo, cosa que agradezco, e irrumpe desde el primer instante el torrente frutal que se apreciaba al olfato junto con malta, a lo que a continuación se suman notas de limón, que le dan un punto de acidez, junto con leves recuerdos de canela y clavo para dar el toque picante. Hacia el final se potencia el dulzor junto con el plátano, que llega a su punto de mayor relevancia, para dejar un regusto de amargor levísimo, y suave gusto a picante, plátano y naranja. Una cerveza dulce pero muy bien nivelada, cuya frutalidad recuerda a Paulaner, refrescante y mucho más apetecible de lo que cabía esperar por su procedencia, no tendría ningún problema en repetir. Pulgares arriba por segunda vez para Nokian Panimo.


NOTA:

lunes, 2 de agosto de 2010

Frankenheim Alt

MARCA: Frankenheim
MODELO: Frankenheim Alt
ESTILO: Altbier (4'8% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Alemania

CARACTERÍSTICAS: Fundada en 1873 por Heinrich Frankenheim con su propio apellido, es una de las muchas cerveceras emplazadas en el Altstadt de Düsseldorf que se dedican a la elaboración del estilo propio de la ciudad, las Altbier. No era esta la botella que pretendía traer de esta ciudad puesto que le había echado ya un ojo a Uerige Alt y Schumacher Alt que muy acertadamente nos recomendó Gerhard vía e-mail, pero al final las cosas se complicaron y esta fue la que encontramos en el único supermercado que vimos cerca de la estación.

El líquido es de color marrón cobrizo, con reflejos pardo anaranjados, y queda protegido largo rato por medio dedo de espuma blanca. Percibe el olfato un aroma de malta levemente tostada y caramelo, de intensidad y dulzor moderados, con un importante toque herbal que le da un punto de riqueza, aunque no obstante resulta un poco lineal.

El sabor tampoco es demasiado intenso y su dulzor es nulo, comienza con malta suave, nueces y mínimos recuerdos de chocolate, para acabar derivando en un marcado amargor herbal aportado por el lúpulo y fuerte gusto metálico que destroza directamente la cerveza, que ya de por sí demostraba ciertas deficiencias, al menos en cuanto a cuerpo, que la hacían parecer aguada. El final es bastante más amargo de lo deseable, repleto de metal, que da un regusto seco, astringente, donde el lúpulo es más que evidente. Hueca, rebosante de hierro y con un amargor totalmente desequilibrado, sin duda la peor de todas las Alt de Düsseldorf que he podido probar.

NOTA:

sábado, 31 de julio de 2010

La Ronda #26: Una Receta Audaz

Llega la Ronda número 26, propuesta por el colombiano Manzapivo, y nos pilla a ambos en época vacacional, con la cabeza en asuntos más turbios, lo que nos ha llevado a contestar in extremis el último día del mes. Son muchas y muy variadas las Rondas propuestas hasta el momento, y sin embargo casi me atrevería a afirmar que esta es una de las más complicadas de responder y que probablemente será la que obtenga contestaciones más diferentes. Este es el asunto es cuestión:

"Pues bien, en esta ronda, vamos a poner a trabajar nuestra imaginación para crear una receta totalmente audaz, que sea totalmente inédita (si están en capacidad de trasladarlo de sus mentes a un vaso, sería magnífico), algo que se salga de todo lo convencional y que los más grandes puristas queden escandalizados."

Siempre me ha gustado mucho todo lo relacionado con la cultura árabe, en particular la música, pero después del viaje del año pasado a Palestina e Israel me enamoré completamente de ese mundo, y sobretodo de la gastronomía. Fueron varias las cervezas que probé en esas tierras, algunas mejores y otras peores, pero ninguna de ellas distinta por motivos geográficos, no tenían nada que las relacionase con las tierras donde se elaboraban. Esta Ronda me hizo acordarme de esto, y se me ocurrió una idea.

En el siglo XVIII se exportaban Stout más fuertes de lo habitual y de mayor graduación alcohólica a la corte de Catalina la Grande, emperatriz de Rusia, lo que dio nombre al estilo de Russian Imperial Stout. ¿Por qué no exportar una cerveza a las tierras árabes, algo así como Middle East Export Stout? Para que tuviese un carácter propio de la cultura de estas regiones se podría emplear en la elaboración, además de bastante lúpulo para que se conservase bien y de paso le diese un rico toque herbal, granos de café árabe y cardamomo molidos, aprovechando que estos dos materiales habitualmente se consumen juntos en esa zona, y malta levemente ahumada (no tanto como las Rauchbier ni de lejos, se comería los demás sabores), en recuerdo de las shisha o narguileh que tanto se emplean allí. Por no sobrecargarla no la añadiría, aunque si se hace con cuidado podría darle un toque estupendo otra especia común por allá, el azafrán, aunque no creo que sea fácil de manejar.

Para que esto hubiese sido posible probablemente habría sido necesario que no existiese la prohibición de beber alcohol dentro del Islam, aparte de otros inconvenientes históricos, pero esto ya es otro tema.

miércoles, 28 de julio de 2010

Oesterstout

MARCA: Oesterstout
MODELO: Oesterstout
ESTILO: Export Stout (8'5% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Países Bajos

CARACTERÍSTICAS: Hay cervezas que aún sin conocer ningún otro producto de la fábrica uno se siente casi obligado a probarla, ya sea por el tipo de cerveza, por los ingredientes empleados, por la procedencia, etc, y este es el caso de Oesterstout, de la holandesa De Scheldebrouwerij, fundada en 1994. ¿Por qué es así? Porque para la elaboración de esta cerveza en particular se emplean ostras, o más bien se filtra con conchas de ostras.

Es una cerveza totalmente opaca, de color más caoba que negro, coronada por una capa de espuma beige muy cremosa y persistente. El aroma es muy intenso y bastante más dulzón de lo que esperaba, con un comienzo de fuerte malta tostada y caramelo, a lo que se acopla de forma magistral café recién hecho con adornos herbales. Más secundario, fundiendose con la malta dulce y el caramelo, se aprecia regaliz negro, más leves aceitunas y un deje de fondo bastante curioso, algo salado, que contesta a mi principal duda de si se apreciarían las ostras.

El sabor sigue lo marcado por el aroma, no es en absoluto amargo, quizá su dulzor es incluso algo excesivo para mi gusto, y se inicia también con una base de malta tostada aunque sin llegar al grado de torrefacción, azúcar quemado y chocolate con leche, a lo que se suma un importante toque herbal. De gran cuerpo y con una carbonatación consistente, hacia el final sobresale levemente un suave gusto de café y caramelo, hacen presencia los 8'5º de alcohol aunque sin molestar, y por fin aparecen las ostras con ese curioso toque salado nada habitual. Todo esto se mantiene en el regusto largo y dulce, nada agresivo, que termina de completar una cerveza que si bien le echo en falta algo de carácter y amargor, considero que hay que probar porque además de ser muy disfrutable es realmente interesante.

NOTA:

miércoles, 21 de julio de 2010

Düsseldorf y Colonia

La semana pasada nos embarcamos en un suculento viaje que veníamos planeando desde hacía bastante tiempo: un recorrido cultural-cervecil que haría que cuatro compañeros de jarana (entre ellos Embracing y yo) conociéramos un poco más el país germano. Las ciudades elegidas: Düsseldorf y Colonia.

DÜSSELDORF:


Tras un primer episodio con el coche nos montamos en el avión, dejando atrás Zaragoza en un mar de calor. Una vez en Düsseldorf (después de dejar el aeropuerto de Weeze, a una considerable distancia de esta ciudad), aparcamos nuestros bártulos en el lujoso hostal en el que nos hospedaríamos, y nos lanzamos a las urbanas calles de la espléndida Düsseldorf. Era bastante tarde, por lo que fue motivo de júbilo encontrar un veinticuatro horas repleto de cervezas. Lo que no resultó tan magnífico fue hacernos a la idea del concepto de frigorífico que allí se trabajaba: estaba menos caliente una cerveza del tiempo que una bebida "refrigerada". Con bastante mala gana, nos armamos hasta los dientes con variados y calientes sextetos cerveciles al uso (cerveza alemana corriente y moliente) y nos dispusimos a degustarlos a los pies de una despampanante catedral, prometiéndonos partir al día siguiente en busca de la famosa Alt.


Tras una noche en la que no nos perdimos en absoluto, el segundo día consistió un poco en lo mismo: beber diversas variedades de espumosas germanas, hasta el punto de perfeccionar un sistema de refrigerio consistente en esconder cervezas en los congeladores del supermercado, junto a los guisantes. Sobresaliente encuentro con el estilo alt: Diebels, Schlösser, Schumacher, entre otras marcas que salieron de los estantes de nuestro querido veinticuatro horas, que a priori hicieron las delicias de nuestros paladares (nos trajimos algunas a casa).


“Alt” (vieja) se refiere al antiguo método de elaborar la cerveza (cervezas de fermentación en superficie) que era el habitual antes de que la elaboración “lager” se hiciera popular. Es anterior al aislamiento de las cepas de levadura de fermentación en fondo, aunque muchas de sus características se aproximan a las cervezas lager. (Para más información, este documento).

Tras un último paseo nocturno por el Rin de Düsseldorf, el tercer día nos topamos con un incómodo y elevado precio en el billete que debíamos comprar hacia Amsterdam, nuestra opción a continuación (teníamos un hostal reservado allí). Nos encontramos con la disyuntiva de gastarnos un pastizal o visitar un lugar inesperado, más cercano y asequible a Düsseldorf. De un efusivo combate amañado de 'piedra, papel o tijera' surgió esta segunda opción como la más viable, por lo que llenamos la maleta con un par de alts cada uno y nos dirigimos hacia Colonia (aconsejados por una simpática a la par que latosa señora de Valencia que encontramos por allí).


COLONIA:


Gran elección decantarnos por la región de la cerveza Kölsch, sin duda. El mayor inconveniente de esta ciudad fue arrastrar de las maletas durante todo el día, ya que la idea principal era pasar la noche al raso, y nadie quiso poner dinero en una consigna.


Recorrimos una parte de la ciudad, admiramos la colosal (y sucia) catedral, descansamos a orillas del Rin y por consejo de una señorita que hablaba español, acudimos a un concierto al aire libre que resultó ser un espectáculo surrealista e incómodo. Durante el camino pudimos comprobar con gozo que Colonia disponía de frigoríficos en condiciones, por lo que el viaje a pie fue verdaderamente llevadero, y la kölsch nos sorprendió favorablemente. El día terminó con una agradable conversación con tres españolas que encontramos devorando un kebab enormísimo. Nos recomendaron su hostal, y de una u otra manera, todos pasamos la noche en él.


El día siguiente amanecía con las incomodidades de la caminata y la buena vida, por lo que dedicamos lo que nos quedaba de tiempo a beber y descansar a la sombra de unos árboles, en el Rin. Cuando llegó la hora, nos dirigimos hacia Weeze (el pueblo del aeropuerto) y nos tomamos la última alt del viaje, acompañando una partida de poker de dados (uno de los entretenimientos más frecuentes de nuestra estancia). Pasamos la noche en el aeropuerto a base de Diebels, lectura y alguna que otra cabezada, y finalmente salimos con nuestro avión, dejando atrás esas tierras tudescas.


Un viaje interesante tanto desde el punto de vista cervecil como cultural. Prost!

sábado, 17 de julio de 2010

Great Divide Hercules Double IPA

MARCA: Great Divide
MODELO: Great Divide Hercules Double IPA
ESTILO: Double IPA (10% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Estados Unidos

CARACTERÍSTICAS: Esta cerveza de color pardo anaranjado es la otra de la compañía Great Divide que solicité a las chicas de 2d2Despuma, elección de la que me alegré enormemente mientras disfrutaba su maravillosa Imperial Stout, que ha sido sin duda de lo mejorcito que he bebido este año. De todas formas, nunca antes había probado una IPA doble, y tampoco una cerveza que pudiese presumir de tener la barbaridad 85 IBU, por lo que estaba un poco preocupado de estar a punto de tomar una bravuconada del estilo de Bière du Demon... pero por suerte, como voy a relatar ahora, no fue en absoluto así.

La espuma compacta, junto con los reflejos rojizos y dorados del líquido, le da un aspecto estupendo, y esta buena impresión se ve mejorada aun más por el intensísimo y dulce aroma que comienza con malta, leves recuerdos de galletas y moderado caramelo para dar paso a una explosión de frutas tropicales, sobretodo mango y maracuyá, sobre una base de naranja que le da un punto cítrico, que compite con las potentes notas florales aportadas por el batallón de lúpulo que se emplea en la elaboración de esta cerveza. Por último, la clara presencia de picante entrelazada con muy leves notas de alcohol da la punto perfecto para conseguir una mezcla exquisita.

El sabor es también de inicio dulce y frutal, a naranja y melocotón, meloso, almibarado, de acidez remarcable, con suaves notas de caramelo, quizá algo especiado... y súbitamente estalla, los lúpulos irrumpen en la boca con agresividad, presentando un intenso amargor floral, muy prominente, fuertemente especiado, que conduce a un final igualmente áspero, donde lucha con los 9'1º de alcohol que aparecen, mientras flores y miel, sobrepasadas, se entrelazan con sutilidad. Forman el regusto el amargor, que hasta anestesia la garganta, alcohol y suaves notas frutales y picantes, y persiste durante varios minutos. No son fáciles de controlar 85 IBU, ni es tampoco una cerveza fácil de beber, pero en mi opinión es de un nivel altísimo... aunque difícilmente me tomaría dos seguidas.

NOTA:

viernes, 9 de julio de 2010

Chimay Bleu/Grande Resèrve (envejecida 2 años)

MARCA: Chimay
MODELO: Chimay Bleu/Grande Resèrve (envejecida 2 años)
ESTILO: Brune Trapense (9% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Bélgica

CARACTERÍSTICAS: 6 de Julio, Pamplona, casa de chica cuyas musculosas piernas hacen retumbar el suelo a cada paso. Faltan un par de horas para que salgamos a estrenar la primera noche de los San Fermines, y tengo 2 Chimay Grande Resèrve en el frigorífico, una del 2008 y otra del 2010. Es la primera vez que tomo esta cerveza envejecida y quiero comprobar si se nota de verdad la diferencia tras dos años de guarda, qué mejor momento que este y que mejor compañía que un viejo amigo y una mujer preocupantemente fuerte, que precisamente fue quien me regaló la más antigua de las dos botellas.

Las servimos en dos copas, acerco la más reciente a la nariz, a continuación la otra, y la diferencia es evidente: los años han potenciado el caramelo, ciruelas pasas y las especias, y se le suman aromas vinosos intensísimos, que se acoplan a la perfección con un consistente toque de alcohol. Mucho más potente y, sin embargo, está incluso mejor controlada que la joven (lo cual ya es difícil). Sigo el mismo esquema para el sabor, pruebo la primera, que es una cerveza que siempre me ha gustado, y cuando le doy un sorbo a la segunda... no hay color. Me explota la cabeza por culpa de un sabor intensísimo, repleto de caramelo, pasas y otras frutas maduras, aderezado con picante, que por la fuerza del alcohol recuerda a los mejores licores, y sin embargo no abandona el equilibrio por un instante. Decididamente, va a tocar tener siempre unas cuantas de estas en la bodega porque no creo que haya muchas Ales belgas mejores, es una auténtica delicia.

NOTA: