MODELO: La Trappe Isid'or
ESTILO: Brune Trapense(7'5% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Países Bajos
CARACTERÍSTICAS: En el año 2009, 125 aniversario de la primera elaboración de La Trappe, la abadía de Koningshoeven despertó el interés de todos al sacar al mercado una cerveza para homenajear al primer maestro cervecero de la fábrica, Isidorus Laaber. Normalmente una parte de las ganancias derivadas de la venta de esta marca son enviados a monasterios de Tailandia y Uganda, sin embargo en esta ocasión se programó que el 100% de dichos beneficios iría a las órdenes ugandesas.
Debieron hacer "un cojón" (con perdón) de esta cerveza puesto que pese a ser una tirada limitada, 3 años después de su lanzamiento, en 2012, la pude comprar en la carísima Beer Mania bruselense y la engullí apenas 5 horas después. Es de color pardo rojizo, protegida por una recia espuma beige muy persistente. El aroma es dulce, lo dominan caramelo y toffee aunque también están muy presentes intensas notas de ciruela, cereza y melocotón, con la compañía de suave miel y agradables matices tropicales aportados por el lúpulo, con su punto de especia de rigor.
El sabor es calcado al aroma, con la fruta al mismo nivel de intensidad que el caramelo y el toffee, y un mínimo recuerdo de azúcar quemado. Esta fruta está perfectamente integrada con la malta, conformando un conjunto almibarado del que poco a poco empieza a brotar un leve amargor, impregnado de canela, naranja madura y flores, que un medido toque de alcohol acaba de redondear. Cálida y muy reconfortante, probablemente me gustaría más si el dulzor fuese más limitado, pero aun y todo una cerveza estupenda.
Debieron hacer "un cojón" (con perdón) de esta cerveza puesto que pese a ser una tirada limitada, 3 años después de su lanzamiento, en 2012, la pude comprar en la carísima Beer Mania bruselense y la engullí apenas 5 horas después. Es de color pardo rojizo, protegida por una recia espuma beige muy persistente. El aroma es dulce, lo dominan caramelo y toffee aunque también están muy presentes intensas notas de ciruela, cereza y melocotón, con la compañía de suave miel y agradables matices tropicales aportados por el lúpulo, con su punto de especia de rigor.
El sabor es calcado al aroma, con la fruta al mismo nivel de intensidad que el caramelo y el toffee, y un mínimo recuerdo de azúcar quemado. Esta fruta está perfectamente integrada con la malta, conformando un conjunto almibarado del que poco a poco empieza a brotar un leve amargor, impregnado de canela, naranja madura y flores, que un medido toque de alcohol acaba de redondear. Cálida y muy reconfortante, probablemente me gustaría más si el dulzor fuese más limitado, pero aun y todo una cerveza estupenda.
NOTA: