MODELO: Achel Bruin 8º
ESTILO: Dubbel Trapense (8% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Bélgica
CARACTERÍSTICAS: Llevaba un tiempo planteándome el revisar alguna de las reseñas de cervezas Trapenses que hice en los primeros tiempos de este blog, más que nada porque considero que ahora las podría realizar bastante mejor, sin embargo por pura casualidad se me puso a tiro una botella de la cervecera más pequeña de las siete Trapenses que hay en el mundo y me pareció mucho más interesante comentar esta primero y dejar las correcciones para más adelante. La abadía que elabora esta cerveza se fundó en el S. XVII en Flandes, fue destruida durante la revolución francesa y vuelta a construir por monjes de la abadía de Westmalle en 1844, lo que propició que al poco tiempo empezase su actividad cervecil. Por desgracia, el instrumental que utilizaban para este fin fue confiscado y fundido por los alemanes en la Primera Guerra Mundial (si, suena absurdo sacrificar cervezas para construir armas pero así sucedió) así que la fábrica produjo sus últimas cervezas en 1914... o casi, porque gracias a la colaboración de monjes de las abadías de Westmalle y Rochefort las cervezas de Achel volvieron a ver la luz en el 2001, para deleite de los amantes de esta bebida.
Es de un sorprendente color pardo casi rojo, mucho más alejado del marrón de lo que viene siendo habitual en las Dubbel, y de turbidez más limitada. De su fina capa de espuma beige emana un intenso aroma con una base de malta dulce, caramelo y azúcar quemado, que se entrelaza con una mezcla de melocotón, naranja y más leve manzana, que destacan ligeramente por encima de dicha base. Todo esto queda adornado por un moderado picante levaduroso y suavísimo alcohol, que le dan una discreta agresividad que le sienta muy bien.
Es sabor es igualmente potente, de cuerpo medio, repleto desde el primer momento de malta tostada y caramelo con un comienzo dulce y no tan frutal como esperaba, se suma un fondo de chocolate con leche y moderadas notas de manzana y pera, melocotón más secundario, y para completar el trago un medido toque de alcohol y especias picantes. También resulta peculiar en el final, más amarga que la mayoría de las Dubbel e incluso algo refrescante, con recuerdos de chocolate, frutas (resalta pera), picante y alcohol, este último muy evidente y que persiste hasta el último momento. Una buena cerveza, no tan densa y compleja como esperaba pero no me he quedado en absoluto insatisfecho.
Es de un sorprendente color pardo casi rojo, mucho más alejado del marrón de lo que viene siendo habitual en las Dubbel, y de turbidez más limitada. De su fina capa de espuma beige emana un intenso aroma con una base de malta dulce, caramelo y azúcar quemado, que se entrelaza con una mezcla de melocotón, naranja y más leve manzana, que destacan ligeramente por encima de dicha base. Todo esto queda adornado por un moderado picante levaduroso y suavísimo alcohol, que le dan una discreta agresividad que le sienta muy bien.
Es sabor es igualmente potente, de cuerpo medio, repleto desde el primer momento de malta tostada y caramelo con un comienzo dulce y no tan frutal como esperaba, se suma un fondo de chocolate con leche y moderadas notas de manzana y pera, melocotón más secundario, y para completar el trago un medido toque de alcohol y especias picantes. También resulta peculiar en el final, más amarga que la mayoría de las Dubbel e incluso algo refrescante, con recuerdos de chocolate, frutas (resalta pera), picante y alcohol, este último muy evidente y que persiste hasta el último momento. Una buena cerveza, no tan densa y compleja como esperaba pero no me he quedado en absoluto insatisfecho.
NOTA: