MODELO: Britt Rousse
ESTILO: Brune con malta de whisky (5'4% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Francia
CARACTERÍSTICAS: Dos de dos hasta el momento con las cervezas de Brasserie de Bretagne, y eso sin contar con las que nos trajo Jara desde tierras bretonas, que creo que tanto a Alberto como a mí nos dejaron bastante satisfechos... aunque hay que reconocer que fueron algo eclipsadas por la deliciosa botella de hidromiel que las acompañó. De todas formas Britt Rousse daba la impresión de ir a ser una cerveza algo más complicada por contar con malta de whisky entre sus ingredientes, elemento que si no se controla bien puede destrozar por completo una cerveza.
El comienzo no pintaba nada mal, exhibiendo esta turbia Ale un color pardo oscuro con reflejos anaranjados bajo una crema fina y compacta de tono amarillento. El aroma se presenta dulce y además sin complejos, cargado de malta, toffee y caramelo pero también con una buena provisión de pimienta, canela y frutos secos. Este núcleo es atravesado por un afilado perfume frutal, de albaricoque y sobretodo naranja, que gracias al suave fondo alcohólico que impulsa recuerda en cierta medida al Cointreau, dejando suspendidas agradables notas de cítricos y flores.
Hasta este punto la única queja posible es la poca relevancia del whisky, inconveniencia que se resuelve con el primer sorbo, donde se expresa un sabor que corresponde con bastante fidelidad al aroma, rebosante de malta dulce y frutas tropicales, pero en esta ocasión empapado en tostados, llamativas notas de madera, suave vainilla y un firme ahumado. Da el broche final un amargor medio, ligeramente cítrico, donde los matices del whisky parecen expresarse incluso con más comodidad y abarcan todo el paladar. Peculiar pero aún así amena y fácil de tomar, y sin duda deliciosa. Toda una demostración de técnica y habilidad de un maestro cervecero que consigue ensamblar con maestría sabores tan diferentes sin que el resultado sature o resulte estridente.
El comienzo no pintaba nada mal, exhibiendo esta turbia Ale un color pardo oscuro con reflejos anaranjados bajo una crema fina y compacta de tono amarillento. El aroma se presenta dulce y además sin complejos, cargado de malta, toffee y caramelo pero también con una buena provisión de pimienta, canela y frutos secos. Este núcleo es atravesado por un afilado perfume frutal, de albaricoque y sobretodo naranja, que gracias al suave fondo alcohólico que impulsa recuerda en cierta medida al Cointreau, dejando suspendidas agradables notas de cítricos y flores.
Hasta este punto la única queja posible es la poca relevancia del whisky, inconveniencia que se resuelve con el primer sorbo, donde se expresa un sabor que corresponde con bastante fidelidad al aroma, rebosante de malta dulce y frutas tropicales, pero en esta ocasión empapado en tostados, llamativas notas de madera, suave vainilla y un firme ahumado. Da el broche final un amargor medio, ligeramente cítrico, donde los matices del whisky parecen expresarse incluso con más comodidad y abarcan todo el paladar. Peculiar pero aún así amena y fácil de tomar, y sin duda deliciosa. Toda una demostración de técnica y habilidad de un maestro cervecero que consigue ensamblar con maestría sabores tan diferentes sin que el resultado sature o resulte estridente.
NOTA: