MODELO: Brugse Zot Dubbel
ESTILO: Dubbel (7'5% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Bélgica
CARACTERÍSTICAS: Tras un aluvión de cervezas de fábricas modernas tocaba volver a prestar atención a alguna clásica, y tras el reencuentro hace un par de semanas con la colosal Straffe Hendrik Quadrupel en compañía de mi compañero de blog, me pareció adecuado dar salida a otra vieja conocida de la única cervecera en funcionamiento en el centro de Brujas: Brugse Zot. El nombre hace referencia al apelativo de locos que dio Maximiliano I, emperador del Sacro Imperio Germánico, a los habitantes de Brujas cuando éstos organizaron un desfile en su honor con la intención de solicitar fondos para construir un manicomio, al decir que "no había visto nada más que lunaticos, y que la ciudad entera en sí era ya un manicomio". La botella me llegó de parte del gran Ronda, así que mil gracias por el regalo, compañero.
Vestida de marrón oscuro con reflejos rubí al trasluz, forma una abundante espuma de burbuja microscópica, cremosa y resistente como sólo los belgas saben conseguir. En nariz se entrelazan aromas de malta tostada, cereal y caramelo, cuyo dulzor no llega a saturar a pesar de las chispas de azúcar candi. Acompaña la fruta, representada por manzana madura, ciruela, toques de naranja ligeramente ácida y leve limón, mientras el lúpulo noble se encarga de quitar densidad al perfume con un soplo frutal, ligeramente cítrico y herbal, adornado de especia picante. Es una carta de presentación correcta, muy apropiada para el estilo, pero un poco sencilla para mi gusto.
La entrada en boca es sabrosa, con una buena carga inicial de malta, tostados, suaves recuerdos de frutos secos, manzana y ciruela, aunque llama la ligereza del trago, incluso para el estilo. Se introducen poco a poco toques cítricos y especiados que envuelven al conjunto en una aspereza y sequedad moderadas, antes de derivar en un amargor medio potenciado por la acidez, con notas minerales, de limón y clavo en oposición a apagados recuerdos de fruta y alcohol. Queda un regusto largo en el que, además de los matices comentados, se puede detectar un tenue deje metálico y medicinal. En mi opinión el cuerpo es demasiado ligero, tiene que reforzar las
frutas oscuras del sabor y le falta complejidad; por culpa de esto pasa
sin pena ni gloria, y posiblemente caiga pronto en el olvido. Sorprende que una fábrica capaz de elaborar una maravilla como la quadrupel de Straffe Hendrik esté detrás de una cerveza tan poco inspirada como esta, incapaz de destacar entre cualquier otra Dubbel belga.