MODELO: Schwarzer Steiger Schwarzbier
ESTILO: Schwarzbier (4'8% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Alemania
CARACTERÍSTICAS: Siendo sincero, a excepción de una pinta de Köstritzer cayó hace un par de semanas, las últimas Schwarzbier alemanas que he tomado han sido un auténtico desastre: artificiales, empalagosas a más no poder, completamente desequilibradas... lo último que me esperaba de las marcas de este país. (curiosamente, la mejor cerveza de este estilo que he tomado en todo el año es española) No obstante, soy insistente y parece que con la cerveza de esta fábrica de 150 años de historia emplazada en Dresden he encontrado lo que buscaba.
Por el opaco líquido marrón caoba corren microscópicas burbujas, que se reunen formando una compacta capa de espuma grisácea. Emana de esta un aroma que denota con claridad el intenso tostado del grano en forma de torrefacto y caramelo, con un fondo de café que va ganando presencia y un suave deje de regaliz negro, adornado con buena ración de lúpulo herbal. No tiene una intensidad especialmente acentuada, pero teniendo en cuenta el estilo al que pertenece casi lo raro sería lo contrario.
Y basta con dar el primer sorbo para comprobar que esta cerveza merece la pena. (al fin) Comienza con un breve dulzor a malta y nueces, interrumpido con diligencia por el torrefacto, acompañado por regaliz y leves notas de café espresso, que hacen el trago algo seco. Apoyándose en esta sequedad se forma un suave amargor herbal, con un mínimo toque especiado, que deja un largo regusto cargado de trazas de cacao y tostado. Insisto, es de cuerpo ligero y en algún momento se puede echar de menos algo de potencia en el sabor, pero por otra parte está muy bien compensada y no le falta carisma, siendo un buen ejemplo de una Schwarzbier. En fin, me quedo satisfecho, tanto por la cerveza como por poder olvidar así las que le precedieron.
Por el opaco líquido marrón caoba corren microscópicas burbujas, que se reunen formando una compacta capa de espuma grisácea. Emana de esta un aroma que denota con claridad el intenso tostado del grano en forma de torrefacto y caramelo, con un fondo de café que va ganando presencia y un suave deje de regaliz negro, adornado con buena ración de lúpulo herbal. No tiene una intensidad especialmente acentuada, pero teniendo en cuenta el estilo al que pertenece casi lo raro sería lo contrario.
Y basta con dar el primer sorbo para comprobar que esta cerveza merece la pena. (al fin) Comienza con un breve dulzor a malta y nueces, interrumpido con diligencia por el torrefacto, acompañado por regaliz y leves notas de café espresso, que hacen el trago algo seco. Apoyándose en esta sequedad se forma un suave amargor herbal, con un mínimo toque especiado, que deja un largo regusto cargado de trazas de cacao y tostado. Insisto, es de cuerpo ligero y en algún momento se puede echar de menos algo de potencia en el sabor, pero por otra parte está muy bien compensada y no le falta carisma, siendo un buen ejemplo de una Schwarzbier. En fin, me quedo satisfecho, tanto por la cerveza como por poder olvidar así las que le precedieron.