MODELO: Samuel Adams Boston Lager
ESTILO: Märzen (4'9% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Estados Unidos
CARACTERÍSTICAS: Dentro de la imparable explosión de cerveceras estadounidenses, que supone que cada año surjan decenas de fábricas nuevas, existen ya unas cuantas que están tan bien establecidas que resultaría difícil imaginarse el panorama sin ellas. No obstante, son pocas las que llegan al nivel de Samuel Adams, toda una leyenda viviente... evidentemente, dentro del contexto de las compañías norteamericanas, cuya tradición y desarrollo no es comparable con la de las grandes cerveceras europeas. Esta fábrica de la capital de Massachusetts fue fundada en 1984 por Jim Koch, con la intención de ofrecer una alternativa a las cervezas insípidas que monopolizaban el mercado estadounidense en la década de los 80, y su nombre pretende ser un homenaje a Samuel Adams, uno de los padres fundadores de los Estados Unidos y a quien se atribuye una cierta dedicación a la elaboración de cerveza. En un inicio se trataba de una pequeña cervecera que se dedicaba principalmente al mercado local, pero su crecimiento desde entonces ha sido tal que actualmente cuenta con una plantilla de 1.200 personas trabajando en varias fábricas en el Noreste del país, además de algunas cerveceras en distintos estados extranjeros que elaboran sus productos por encargo.
La que comento hoy es su modelo más clásico, la que da nombre a la marca y que, como la mayoría de las que se venden en nuestro país, está elaborada en Shepherd Neame. Se trata de una cerveza de estilo Vienna de un cristalino color marrón-ocre, con una carbonatación escasa y perezosa que forma alrededor de 2 mm de espuma ligeramente teñida. El aroma es sorprendentemente intenso para el estilo, rebosa malta tostada bien empapada en caramelo y toffee, formando un núcleo meloso. Este se apoya en un generoso aporte de frutas maduras, melocotón en almíbar, manzana golden y más suave pera, consiguiendo una armonía estupenda, alrededor de la cual se encuentran recuerdos de lúpulo floral, miel y un atisbo de masa de pan, consiguiendo un perfume sólido, sin fisuras.
De cuerpo medio en boca, la carbonatación lo ensalza nada más servirlo, le da vida, aunque pasado un rato queda algo más plano. Dirigen de nuevo malta dulce, denso caramelo y fruta madura, siguiendo un patrón similar al descrito en nariz, pero aquí llama la atención que la miel, antes aislada y meramente decorativa, consigue un papel principal. El lúpulo impronta su carácter floral ya desde mitad del trago, con algún deje de azúcar moreno, naranja y mandarina, preparándo al sabor para desembocar en un amargor leve, muy frutal y maltoso, en el que se refuerzan los matices florales. La verdad es que es una cerveza bastante buena, quizá al final algo ligera de trago pero en todo momento muy sabrosa. Lo único que me fastidia es haberme enterado tarde de que no se producía en Estados Unidos, pero son cosas que pasan. Por cierto, esta botella fue regalo de Cuca y Conchita, muchísimas gracias a ambas.
NOTA: