domingo, 24 de septiembre de 2023
Oude Geuze Devillé À L'Ancienne
miércoles, 20 de septiembre de 2023
De Dochter Van De Korenaar Crime Passionnel
viernes, 15 de septiembre de 2023
Monográfico Traunstein Hofbräuhaus
Hace unos meses descubrí con gran pesar que la práctica totalidad de tiendas de cerveza franconas habían dejado de hacer envíos a España, para desgracia de mi ya desfranconizada despensa. Intentando encontrar algún alma caritativa que hubiese decidido seguir enviando sus deliciosos productos a nuestro país me encontré con la web de esta cervecera bávara, hasta ese momento desconocida para mí, y tras hacer cálculos me di cuenta de que podía tener una caja en mi casa a algo menos de 2.5 € la botella, así que me lancé a ello.
La historia de esta fábrica se remonta al siglo XVII, cuando Maximiliano I, Duque de Baviera, ordenó la apertura de la "Weißes Bräuhaus" para paliar la demanda de cerveza. Perteneció a la nobleza y al estado de Baviera hasta el año 1806, cuando el muniqués Frant Reiter la compró, así como los derechos de elaboración de cerveza de trigo, antes regulados y muy limitados.
La cervecera fue adquirida en 1896 por Josef Sailer, propietario de una fábrica en Lauingen, quien se convirtió en el maestro cervecero, mientras que su esposa, "Fanny" Sailer se encargó de la taberna. Desde entonces la empresa ha seguido en manos de esta familia, siendo Maximilian y Birgit Sailer los actuales responsables.
Es una fábrica de corte totalmente clásico, y elaboran únicamente estilos tradicionales alemanes, aunque llegan a las 17 referencias distintas porque incluyen versiones ligeras y sin alcohol de varias de las cervezas. Todas están en formato de medio litro salvo las Bock, y tienen también su Helles en barrica de madera, que uno puede solicitar para tomar en domicilio (te mandan la barrica, sí).
Estas son las que he podido probar:
- Traunstein Dunkel: carácter claramente distinto al de las Dunkel franconas, menos delicada y más rotunda, con un tostado potente que alcanza el torrefacto y roza el humo, sobre una base de caramelo y frutas oscuras. El lúpulo también marcado, herbal y mineral.
- Traunstein Hefe-Weißbier Dunkel: cerveza muy exuberante, equilibra el dulzor habitual en este estilo de cervezas con una buena carga de tostados y generosidad con los lúpulos, eso sí, sin perder la textura cremosa.. Fantástica, creo que la mejor Dunkelweizen que he tomado hasta la fecha.
- Traunstein Helles: una referencia muy fresca y sabrosa, con una carbonatación viva y quizá algo más lupulada de la cuenta. Me ha resultado cercana a una Pilsener alemana y, pese a gustarme, ha habido otras de la marca que me han parecido mejores. Reconozco de todas maneras que soy de Helles más relajadas.
- Traunstein Keller Trunk: impecable... sabor, estructura, equilibrio, frescor, delicadeza, persistencia. Esta cerveza lo tiene todo, y a pesar de que viene en formato de medio litro se hace corta. Ha sido con diferencia mi favorita del lote.
- Traunstein Pils: ligeramente turbia, algo inhabitual en este estilo. De trago largo, con más cereal que malta y bien lupulada. Pocas Pils más refrescantes he probado en mi vida, la verdad es que me ha encantado.
- Traunstein Weißbier: cuesta atravesar la espuma para alcanzar el líquido, pero una vez que se consigue el esfuerzo merece la pena. Repleta de sabor, redonda y refrescante, fiel compañera para la primavera y el verano. Rica Weizen.
viernes, 8 de septiembre de 2023
Zundert 10 Quadrupel
sábado, 2 de septiembre de 2023
Novopacké Valdstejn
martes, 29 de agosto de 2023
Empirismo Cervecil nº 2
Hace alrededor de 10 años hicimos una entrada a la que llamamos Empirismo Cervecil, que consistía en la comprobación empírica de ciertos aspectos relacionados con el cuidado de las botellas y cómo estos afectan a las cualidades organolépticas de la cerveza que contienen. Entonces comprobamos como la luz solar y la guarda en posición incorrecta deterioraban el sabor de la cerveza, además con alguna sorpresa inesperada. Pues bien, como más vale tarde que nunca, hoy damos continuidad a esa sección con otro experimento más.
Las dos botellas son del mismo lote, compradas en el mismo establecimiento a la vez, y por supuesto ambas están en fecha. Una de ellas, (a la que llamaremos A) ha estado guardada en el frigorífico a 4º C durante 1 mes, mientras que la otra (B) fue enfriada en el congelador durante alrededor de 1 hora, hasta que alcanzó una temperatura cercana a los 0º C aunque sin llegar a congelarse, y después estuvo también durante 1 mes en el frigorífico.
Servidas son indistinguibles, tienen un color dorado algo anaranjado, bastante transparentes, con la protección de una espuma blanca, cremosa y abundante, cuya retención no parece haberse alterado por el proceso de enfriamiento. En nariz más de lo mismo, aroma intenso dominado por malta dulce, masa de pan, manzana golden y más suave pera, y bastante presencia de lúpulo noble, mineral y herbal.
Y sin embargo basta con dar un sorbo para darse cuenta de que son cervezas distintas. La cerveza A es bastante más redonda, tiene más cuerpo y un sabor más profundo y complejo. En esta el lúpulo se mantiene fresco y punzante, con notas cítricas y herbales. La Grisette B, por su parte, es más acuosa, más plana, con menor persistencia. Tiene sabor pero se limita a malta, cereal y algo de cítricos, le falta estructura y el lúpulo se ha apagado.
Era evidente que las temperaturas excesivamente frías no le iban a hacer ningún favor a la cerveza pero no creía que fuese tan evidente, más todavía cuando la temperatura de servicio fue la misma. Da que pensar cuando tienes fábricas ofreciendo sus cervezas a temperatura glacial.