MODELO: Trappistes Rochefort 6
ESTILO: Dubbel Trapense (7'5% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Bélgica
CARACTERÍSTICAS: Tengo todavía pendiente de publicar el desenlace del Concurso de Homebrewing de Líquidos, con el que ya anticipo que quedé muy contento, pero mientras me llegan algunos datos que me faltan para completar la información aprovecho para subir la reseña que tenía por ahí olvidada de una cerveza de la Abadía de Notre-Dame de Saint Rémy, es decir, de las Rochefort. Dentro de las Trapenses esta es una de mis marcas predilectas, y por lo que he podido comprobar no soy un caso aislado. No obstante, de las cervezas que elabora la fábrica prefiero la número 8, lo cual no significa, ni mucho menos, que esta no me guste.
Por la numeración cabe suponer que sea la más ligera de las tres, pero si a alguien se le escapa esta deducción basta con observar el color rubí del líquido al trasluz para sospecharlo. Por lo demás nada llamativo, turbia como cabía suponer y con una fina capa de espuma beige que se regenera incesantemente. El aroma es contundente, con una cantidad de malta tostada considerable como protagonista y también una buena dosis de fruta consistente en guindas, cerezas maduras y suaves moras, mientras de fondo se asienta una base de caramelo y más oculto chocolate con leche. Acaban de aderezar lúpulo floral y un suave soplo de especias, haciendo así una aroma dulce, quizá un tanto peculiar pero muy apetitoso.
El sabor tiende más al caramelo y es la malta la que queda relegada a un segundo plano, mientras frutas dulces como ciruelas maduras e higos envuelven al conjunto. Al inicio predomina el dulzor aunque rapidamente se vuelve más seco y amargor, dando una sensación áspera en la boca. Emergen discretas notas de cacao y un picante intenso que se combina con un punto alcohólico que evoca al ron, para dejar al final que el lúpulo aporte sus matices florales justo antes de desembocar en un regusto largo, amargo, con frutas oscuras y licor, incluso un leve deje avinado, mientras las especias se asientan definitivamente en la garganta. El único fallo que le veo es quizá un ligero exceso de carbonatación, por lo demás muy correcta, suficientemente densa y sabrosa y sin nada que envidiar a otras del estilo, más bien al contrario.
Por la numeración cabe suponer que sea la más ligera de las tres, pero si a alguien se le escapa esta deducción basta con observar el color rubí del líquido al trasluz para sospecharlo. Por lo demás nada llamativo, turbia como cabía suponer y con una fina capa de espuma beige que se regenera incesantemente. El aroma es contundente, con una cantidad de malta tostada considerable como protagonista y también una buena dosis de fruta consistente en guindas, cerezas maduras y suaves moras, mientras de fondo se asienta una base de caramelo y más oculto chocolate con leche. Acaban de aderezar lúpulo floral y un suave soplo de especias, haciendo así una aroma dulce, quizá un tanto peculiar pero muy apetitoso.
El sabor tiende más al caramelo y es la malta la que queda relegada a un segundo plano, mientras frutas dulces como ciruelas maduras e higos envuelven al conjunto. Al inicio predomina el dulzor aunque rapidamente se vuelve más seco y amargor, dando una sensación áspera en la boca. Emergen discretas notas de cacao y un picante intenso que se combina con un punto alcohólico que evoca al ron, para dejar al final que el lúpulo aporte sus matices florales justo antes de desembocar en un regusto largo, amargo, con frutas oscuras y licor, incluso un leve deje avinado, mientras las especias se asientan definitivamente en la garganta. El único fallo que le veo es quizá un ligero exceso de carbonatación, por lo demás muy correcta, suficientemente densa y sabrosa y sin nada que envidiar a otras del estilo, más bien al contrario.