MODELO: Britt Blanche
ESTILO: Witbier (4'8% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Francia
CARACTERÍSTICAS: Vuelvo a tierras galas para comentar una de las cervezas de la octava fábrica independiente de Francia, la Brasserie de Bretagne, que comenzó en 1998 como una pequeña cervecera bretona y a los 7 años ya habían superado el millón de hectolitros de producción anual. Esta cerveza ya se había cruzado por mi camino antes gracias a la amabilidad de Jara, que nos trajo unas cuantas botellas de su Erasmus por la Bretaña francesa, y la experiencia fue tan positiva que de muy buena gana cogí un pack en mi último viaje con la musculosa Ana para repetir.
Es una cerveza rubia pálida, con una porosa espuma blanca que la discreta carbonatación no alcanza a mantener demasiado rato. Esto quizá no le da el aspecto idóneo, pero el aroma es tan delicioso y penetrante que al instante se olvida uno de ello, tras ver sus fosas invadidas por un torrente de cítricos y frutas tropicales, acompañados de malta. Gana mucho en complejidad gracias al lúpulo, que combina la fruta y el picante, y la importante participación del cilantro y cáscara de naranja, haciendo así una Wit de libro, eso sí, bien cargada de cítricos y especias.
En el sabor más de lo mismo, acidez intensa desde el principio dejando el dulzor de la malta algo más apartado, y mientras el trago alcanza cierta astringencia se suman frutas tropicales, naranja y cilantro en abundancia, antes de terminar con suave amargor donde el lúpulo cítrico y floral imprime su huella con firmeza. Incluso mejor de lo que la recordaba, refrescante y ligera pero suficientemente agresiva para evitar volverse aburrida. Además la alta gasificación la hace algo más contundente, lo que en este estilo es de agradecer.
Es una cerveza rubia pálida, con una porosa espuma blanca que la discreta carbonatación no alcanza a mantener demasiado rato. Esto quizá no le da el aspecto idóneo, pero el aroma es tan delicioso y penetrante que al instante se olvida uno de ello, tras ver sus fosas invadidas por un torrente de cítricos y frutas tropicales, acompañados de malta. Gana mucho en complejidad gracias al lúpulo, que combina la fruta y el picante, y la importante participación del cilantro y cáscara de naranja, haciendo así una Wit de libro, eso sí, bien cargada de cítricos y especias.
En el sabor más de lo mismo, acidez intensa desde el principio dejando el dulzor de la malta algo más apartado, y mientras el trago alcanza cierta astringencia se suman frutas tropicales, naranja y cilantro en abundancia, antes de terminar con suave amargor donde el lúpulo cítrico y floral imprime su huella con firmeza. Incluso mejor de lo que la recordaba, refrescante y ligera pero suficientemente agresiva para evitar volverse aburrida. Además la alta gasificación la hace algo más contundente, lo que en este estilo es de agradecer.