domingo, 30 de julio de 2017

Trzech Kumpli Pan IPAni


MARCA: Trzech Kumpli
MODELO: Trzech Kumpli Pan IPAni
ESTILO: Doble IPA de trigo (6% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Polonia

CARACTERÍSTICAS: Trzech Kumpli parece ser el fruto de la pasión de un elaborador de cerveza en casa de Tarnów, la segunda ciudad más grande de la provincia de Małopolska después de Cracovia, al que su afición se le fue de las manos. A pesar de que el nombre significa "Tres Amigos", al final son 4 los que han acabado dirigiendo esta microcervecera polaca: Irmina, Tymek, Maciek y Adam; y han conseguido extender sus productos a varios países europeos, entre ellos el nuestro. La primera cerveza que probé de esta marca fue Native American, una IPA de corte norteamericano que me gustó mucho, así que pocas semanas después me llevé a casa Pan IPAni, una IPA doble de trigo cuyo nombre es un juego de palabras en polaco que quiere decir "Señor y Señora".

Es una cerveza de color amarillo limón algo pajizo, similar al de una Wit, ligeramente velada. Algunas burbujas perezosas suben por la columna de líquido para alimentar una espuma blanca bastante escasa. El aroma es lúpulo norteamericano al 100%, con fruta a raudales destacando mango, naranja dulce, uva blanca, y más suaves maracuyá y banana, acompañado por intensas notas de pino, resina y algo de hierba. La acidez cítrica del trigo, muy penetrante, combina muy bien con los distintos perfumes aportados por el lúpulo, mientras que de fondo queda malta acaramelada, aunque con escaso protagonismo.

La presentación en boca, sin embargo, conlleva un cambio importante y la frutalidad del lúpulo se vuelve sequedad. Comienza algo más tranquila, con una base de malta dulce y levadura, y progresivamente limón y pomelo van penetrando en el sabor y liberando una acidez muy importante. Esta se ve además estimulada por un importante golpe de pino y resina, que se hace incluso más pesado por la textura oleosa de la cerveza y su cuerpo contundente. Termina con un final áspero y seco, cargado de cítricos, pino y potente especia picante unida a una calidez alcohólica, dejando un regusto tropical. El sabor es agradable, pero por la alta carga de lúpulo a mí se me ha hecho monótona y me ha costado terminar el medio litro, cosa que no me sucedió con su Native American. Quizá a los incondicionales de las elaboraciones americanas le gustará, pero a mí me ha parecido que no aporta gran cosa.

NOTA:

miércoles, 26 de julio de 2017

Dolina Dubbel

MARCA: Dolina
MODELO: Dolina Dubbel
ESTILO: Dubbel (6'5% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: España

CARACTERÍSTICAS: Las andanzas de la cervecera Dolina comenzaron en el año 2013, cuando dos burgaleses decidieron iniciar este proyecto. Su nombre hace alusión a la Gran Dolina, uno de los yacimientos más importantes de la Sierra de Atapuerca, que como todo el mundo sabe se encuentra en la provincia de Burgos. También el diseño de sus dos referencias hace un pequeño homenaje a la Arqueología, puesto que al rascar la pintura dorada de la etiqueta se descubre el cráneo de un animal prehistórico. En el caso de su Dubbel, la cerveza que voy a comentar hoy, el cráneo es el de un oso de Deninger, un antecesor del oso de las cavernas.

Es de un bonito color rubí marronáceo, con algún reflejo amarillento. Su espuma beige no es demasiado abundante si muy resistente, y queda siempre alrededor de medio dedo protegiendo la superficie del líquido. En nariz es discreta pero agradable, con bastante grano tostado, nueces y algo de café sobre una medida base de malta dulce y suave toffee. Se suma al conjunto frutas, sobretodo naranja y albaricoque, también con moderación, y un toque de lúpulo floral con un deje cítrico. Quizá sea algo menos dulce de lo habitual para el estilo, pero tampoco se aleja demasiado de este.

En boca la entrada es maltosa y acaramelada, como corresponde, pero en seguida deja paso a grano tostado, frutos secos, leve cacao y un toque de café y azúcar candy. El paso por boca es bastante seco, con notas de nueces, recuerdos de té inglés y un deje terroso. Termina en un final de amargor bastante pronunciado, con un marcado carácter cítrico del lúpulo, y leves recuerdos herbales y medicinales. En el largo regusto quedan tostados y suave café, cerrando el trago de la misma forma que había empezado, con el cereal. En mi opinión es una cerveza bien hecha y bastante fiel al estilo, aunque quizá los ejemplos más conocidos son algo más redondos. Además de precio está bastante bien, pague 1'90 euros en una tienda de queso, así que no tendría inconveniente en repetir. De su Kölsch todavía no puedo decir nada, pero creo que la probaré en las próximas semanas.

NOTA:

sábado, 22 de julio de 2017

Kikusui Karakuchi

MARCA: Kikusui
MODELO: Kikusui Karakuchi
ESTILO: Saké Honjozo-shu (15% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Japón

CARACTERÍSTICAS: Hoy me animo con mi primera cata de sake, aunque lo único que pretendo es transmitir las sensaciones que me ha producido esta bebida, no soy capaz de valorar su calidad. Se trata de un sake de tipo Honjozo-shu (con alcohol añadido y pulido del 70%) elaborado en Kikusui, una fábrica muy popular de la zona de Niigata, que es a su vez la región de Japón donde hay mayor número de este tipo de negocios. Fue fundada en 1881 por la familia Takasawa, y sigue bajo su control en el momento actual. Su nombre viene de la combinación de dos palabras, "Kiku (菊)", que significa crisantemo, y "Sui (水)", que significa agua.

Por recomendación de Roger Ortuño (@comerJapones), la primera vez que lo probé lo hice muy frío, aunque después he ido experimentando con diferentes temperaturas, consiguiendo cambios muy llamativos. Es de color transparente, cristalino, con quizá algún reflejo amarillento. Es especialmente aromático, con un leve dulzor que recuerda a las nubes de golosina, sirviendo de apoyo para una gran cantidad de fruta, entre las que destacan ciruela blanca y melón maduro. Se suman suaves recuerdos de arroz cocido, y un agradable perfil floral.

En boca se presenta con cuerpo medio y una textura muy agradable, casi oleosa. El sabor me pareció de intensidad moderada y no demasiado complejo, aunque no por ello aburrido. Se combinan arroz fresco, ciruelas maduras, suave melón y algún punto de lichi. La sequedad del trago es bastante marcada, y el alcohol es evidente, pero sólo se nota en la tripa. Al calentar el tokkuri, mi impresión fue que los aromas se hacían más marcados y se reforzaba el sabor del arroz, aunque tendría que repetir unas cuantas veces para confirmar esto. Como ya he dicho no me veo capaz de valorarlo pero la experiencia ha sido divertida e interesante... eso sí, debo reconocer que la primera vez se me hizo un poco cuesta arriba, no es fácil acostumbrar al paladar a sabores tan distintos a los occidentales.

domingo, 9 de julio de 2017

Birrificio Italiano Bibock

MARCA: Birrificio Italiano
MODELO: Birrificio Italiano Bibock
ESTILO: Bock (6'2% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Italia

CARACTERÍSTICAS: Si hay algo que me gusta de Birrificio Italiano es su amor y respeto por los estilos tradicionales de cerveza, aunque siempre aportando su toque personal. Bibock sigue este patrón y, junto con la mezcla de maltas, combina lúpulo noble alemán y grandes cantidades de Styrian Golding, más propio de Ales británicas o belgas, para el aroma. La primera vez que probé esta cerveza fue de barril en Ruzanuvol, además con la buena compañía de un grande como el Lupuloadicto, y me pareció fantástica. El tomarla en botella me habría podido dar algo de inquietud, pero habiendo comprobado hace unos meses el nivel de Nigredo en este formato estaba convencido de que iba a quedar satisfecho también en esta ocasión

Es una cerveza de un color rojo anaranjado, algo amarillo en periferia. Estalla al servirla una densa espuma teñida de un beige tenue, apoyada evidentemente por una carbonatación potente. El aspecto es de 10, inmejorable, y también lo es en nariz, donde presume de un equilibrio perfecto. Abundante malta de tueste ligero, melosa y acaramelada, salpicada de puntos de frutos secos, se apoya en un fondo de fruta madura, sobretodo melocotón, manzana golden y algún toque de canela. El lúpulo, tan aromático como prometía, es muy floral y frutal y se integra a la perfección con el resto del conjunto.

Al probarla no cabe la menor duda de que el maestro cervecero sabe lo que hace, tiene esa entrada limpia que sólo se encuentra en las cervezas de los buenos elaboradores alemanes y checos. Rebosa malta, caramelo y algo de frutos secos, mientras la fruta se desplaza a registros más oscuros como higos, manzana asada, orejón de melocotón, acompañada por notas de azúcar moreno e incluso un toque de té negro. Final largo y elegante, lúpulo floral con un punto cítrico crea un amargor moderado que termina en un regusto que desaparece poco a poco. Muy sabrosa, equilibrada y fácil de beber, me dio pena que la botella no fuese de medio litro. Tan recomendable como todo lo de esta fábrica.

NOTA:

domingo, 2 de julio de 2017

Moriau Oude Geuze

MARCA: Moriau
MODELO: Moriau Oude Geuze
ESTILO: Gueuze (7% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Bélgica

CARACTERÍSTICAS: Moriau fue una bodega especializada en la mezcla de Lambic, fundada por Johannes Moriau en 1880 en Sint-Pieters-Leeuw, un municipio belga pegado a Anderlecht. Cerró sus puertas de forma oficial tras más de 100 años en funcionamiento, en 1983, aunque mantuvo cierta actividad hasta 10 años después. A pesar de este cierre, en el momento actual Moriau Geuze se sigue comercializando, pero los responsables de su producción son los dueños de la cervecera Boon, de la que ya he hablado con anterioridad cuando comenté su Kriek. Esta botella la encontré por casualidad en Be Hoppy de Madrid, y puesto que hasta ese momento no la conocía y que el dependiente me la recomendó fuertemente decidí llevármela.

Es una Gueuze de color dorado algo pálido, ligeramente velada, con mucha burbuja moviéndose con velocidad en la columna de líquido. En su superficie surge una capa de espuma blanca, en cantidad considerable teniendo en cuenta el estilo. En nariz la esperable acidez esta parcialmente compensada por un leve dulzor. Hay mucho cereal crudo, trigo, y es evidente como soporte la madera de la barrica, en un segundo plano. Se suma levadura salvaje, intensas notas de limón, algo más suaves de pomelo, recuerdos de heno, y un deje herbal y medicinal. 

Sin sorpresas en el sabor. Nada más tocar la lengua desata una agradable efervescencia, al instante se inunda la boca de grano crudo, piel de limón, algo de heno, para después liberarse la acidez en todo su esplendor con grandes cantidades de limón, pomelo e incluso un toque que puede recordar a la ginebra, dejando una importante sequedad. Sin embargo, hacia el final esta acidez se compensa y concluye con una suavidad impresionante, saliendo un punto terroso, levemente herbal y con un mínimo deje especiado. En el larguísimo regusto queda madera y notas minerales. Una Gueuze especialmente equilibrada, la mezcla de Lambic ha conseguido una cerveza compleja pero muy fácil de beber. Puede ser una buena opción para aquellos que desean introducirse en el mundo de las Lambic, sin que eso quiera decir que se quede corta para los más avezados.

NOTA:

martes, 27 de junio de 2017

The Orkney Skull Splitter

MARCA: The Orkney
MODELO: The Orkney Skull Splitter
ESTILO: Scotch Ale (8'5% ABV)
PAÍS DE ORIGEN: Escocia

CARACTERÍSTICAS: Orkney Brewery, situada en las islas a las que hace referencia su nombre, es una de las cerveceras escocesas más asentadas y de mayor renombre. Fue fundada en 1988 en Sandwick por Roger White, en el 2002 se fusionó con Atlas Brewery para formar Highlands and Islands Breweries, y por fin en el 2006 fue comprada por Sinclair Breweries Ltd. Esta botella llegó a mis manos por cortesía del nuevo fichaje para el blog e ilustre miembro de La Cofradía del Lúpulo, Iñaki, quien tuvo a bien guardarme una de las botellas que consiguió (gracias).

He necesitado que refrescase el tiempo para abrir esta botella, puesto que recordaba perfectamente de mis vacaciones en Escocia el tipo de cerveza al que me estaba enfrentando. Es una Scotch Ale marrón rojiza, relativamente transparente y con reflejos granates, protegida por una espuma abundante y compacta de color beige, muy duradera. Su presentación en nariz es deliciosa, un penetrante torrente de malta, toffee y caramelo, de una densidad impresionante, fusionado con intensas notas de dátiles e higos. Como soporte quedan cereal y frutos secos, principalmente nuez, mientras que un marcado perfume cítrico del lúpulo, con dejes herbales y terrosos, alivia un poco el conjunto.

El sabor todavía se hace más pesado, y gana en complejidad. Irrumpe malta muy quemada, densa y cálida, con toneladas de caramelo oscuro y pasas, y más suave dátiles, ciruelas y guindas. El cuerpo no puede ser más contundente, la carga de malta es impresionante. A medida que avanza el trago sale la sequedad de los frutos secos, pan de centeno, bollo, mantequilla e incluso un punto de cacao. En el final aparece el alcohol, cálido y muy especiado, y también un generoso soplo de lúpulo británico, herbal, ligeramente cítrico y con algún recuerdo medicinal. Es una cerveza de las que no se pueden dejar pasar, pero por otro lado más vale atacarla con calma y paciencia, contando con que no es para tomársela en 20 minutos. En mi opinión de lo mejorcito de las Islas Británicas, aunque sin dejar muy atrás otras referencias de esta fábrica.

NOTA:

domingo, 25 de junio de 2017

Cervecería en Burgos: La Vache Folle

A pesar de que los 5 años que he vivido en Pamplona me han servido para echar raíces y decidir que antes o después me gustaría residir en Navarra, la verdad es que mi reciente traslado a Burgos tampoco me supuso una tragedia. Lo que sí que me intrigaba (el verbo "preocupar" me parece excesivo en este contexto) era el aspecto cervecil, puesto que en Pamplona tenía como tienda habitual "La Vinoteca", como cervecería de cabecera "La Modelo", y como fábrica predilecta "Naparbier"... y en Burgos no sabía qué me iba a encontrar. Por suerte contaba con la ayuda de la página que tantas veces me ha resuelto circunstancias similares, Localbier, que me indicaba que a pocos metros de mi nueva casa se encontraba una cervecería con un número de referencias considerable: La Vache Folle.

Cuando me metí en su página web vi que se trataba de una cervecería especializada en queso, otro de mis vicios, así que tan pronto como pude me pasé para comprobar si era tan buen sitio como parecía. El local es bastante amplio, con una barra con 6 grifos a la izquierda y detrás una pizarra indicando las cervezas pinchadas, varias mesas a la derecha con algunas pizarras colgadas en la pared indicando los quesos disponibles, y un espacio abierto al fondo con dos neveras repletas de botellas diferentes, tanto locales como de importación, y una diana de dardos. Esta primera vez que estuve la afluencia era bastante importante, sin embargo el ruido no era excesivo en absoluto y se podía hablar con total tranquilidad, lo que me pareció un punto muy favorable.

Los dueños, además de muy majetes, parecen saber bastante de cerveza, a tenor de las recomendaciones que me han hecho hasta el momento y de una conversación con un cliente homebrewer que no pude evitar escuchar parcialmente. También conocen bien los 10-12 quesos diferentes que suelen tener disponibles, que van desde curados nacionales hasta europeos más blandos. Por último, en cuanto a precios, las cervezas de botella están francamente bien; las fijas de barril, Löwenbräu y Leffe están regaladas (2'5 euros y 3'5 euros la pinta respectivamente); mientras que las que rotan varían en función de la marca, aunque sí que hay alguna que llega a un precio algo elevado para mi gusto... imagino que esto depende más de la fábrica que del propio local.

En mi opinión una de las mejores cervecerías del país, y sin duda la mejor de Burgos. Recomendadísima para todo el mundo, y más aún para los amantes del queso.